Epílogo.

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(The truth untold)

— No, no, no y no. — Un suspiro. — Dios, soy un asco... —Se reprochó en voz baja un alto castaño levantándose de la cómoda silla de su escritorio. Dejó el lapicero color azul a un lado, revolvió sus sedosos cabellos y se dirigió a la sala de su casa bajando por las escaleras.

¿Como podría acomodar su final? Realmente no le gustaba y deseaba con ansias cambiarlo.

El castaño suspiró y se dirigió a la habitación mas grande de la casa, esperando ver a alguno de sus dos padres allí. Porque a pesar de que uno de ellos no compartía su sangre, él lo amaba con todas sus fuerzas por cuidarlo con tanta devoción, cariño y sobre todo amor.

Bufó y salió de allí al no encontrar a nadie.

— ¿Papá? ¡Papá! — Llamó, caminando por cada una de las salas de su casa. Buscando ahora al que más le ayudaría con aquello que necesitaba. Estaba nervioso pero lo haría.

— ¡WooSeok! ¡Hijo estoy afuera!—

El ojinegro sonrió y a paso presuroso salió al jardín trasero. El lugar donde su papá Hoseok había plantado unas hermosas flores y que con mucho empeño las cuidaba.

— Hola, papá. — El castaño sonrió y se colocó al lado de su padre quien se encontraba regando unas preciosas rosas.

— ¿Ya acabaste de escribir? — Preguntó el mayor, dejando a un lado la regadera para prestar atención a su único hijo.

— Si, sobre eso quiero hablarte, papá... — El menor suspiró y acarició con suma delicadeza una rosa blanca. — Necesito tu ayuda. —

— ¿En qué es bueno tu padre, Wooseok? —

— Yo, b-bueno... — Balbuceó nervioso.

— ¿Pasa algo malo? —

— No, no, no, papá. Solo que... — 

— ¿Uhum? —

— Tu eres maestro de Literatura y me gustaría que me ayudes con un final de... de una historia que tengo escrita... Quiero que la leas y me ayudes a corregirla. — Confesó por fin.

Pues realmente sus padres no sabían que él escribía una historia. Mas bien, nadie lo sabia. 

— ¿Una historia, WooSeokie? ¿Sobre que? — El ojinegro sonrió, emocionado por aquello.

— Bueno... pues... — El menor comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos, con la vista fija en ellos. — Veraz papá...  Cuando andaba limpiando mi cuarto... encontré una caja. Y como anteriormente me habías dicho que allí era tu habitación, supuse que era tuya... Así que cuando iba a entregártela, me tropecé y todo su contenido cayo al suelo. — El castaño alzo su mirada y miró antentamente a su padre. — Habian varias hojas... Las tome y las comence a leer por curiosidad.. — 

— ¿Te refieres a mi historia? —

— Si.. esa. Una donde papá Tae y tú, bueno... ¿Eso en serio paso? — Cuestionó, recordando cada redacción hecha a mano por su padre.

El mayor apretó sus labios, mirando ahora fijamente un Hibiscus syriacus que crecía hermosamente, en todo su bello esplendor.

¿Sabes? — El ojinegro mayor suspiró y se sentó sobre la tierra, mirando toda la belleza de su jardín. — Tu papá estuvo en coma por dos meses... —

¿Se Apagó La Llama? 「 H O P E V 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora