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— ¿Hoseok? ¡Hoseok! — el castaño corrió hasta el pelinegro, el cual estaba a unos metros comprando algunos juguetes. 

Después de casi un mes lo había encontrado.

— No sé quien eres. — Tomó un avión y un carro de juguete, disponiéndose a caminar lejos del menor.

— ¡Sabes perfectamente quien soy! —El menor comenzó a correr para alcanzarlo.

Lo ignoró.

— ¡Jung Hoseok, te estoy hablando! — Lo tomó del brazo haciéndolo girar rápidamente.

— ¡¿Que quieres!? — Rugió el mayor viéndolo con odio.

— ¡Que me escuches y me digas donde demonios tienes a mi hijo! —

— ¡Pues no fue tu hijo cuando-! — Y calló, al ver a la gente a su alrededor mirándolos. — Ya no interesa. Wooseok ahora es solo mi hijo. —

— ¡Wooseok también es mi hijo, Hoseok! ¡Por favor escúchame! — Sus ojos comenzaron a lagrimar al acercarse al pelinegro. — Sólo escúchame... Es la ultima vez, por favor. —

— Esas lágrimas de cocodrilo ya me las sé, Taehyung. — Pagó ambos juguetes y comenzó a caminar a la salida.

— ¡Hoseok dejarme ver a Wooseok, por favor! —

— ¿Por que no te vas a joder junto a JungKook? ¿Ó es que ya te dejo? —

— ¿¡Por que lo metes a él en esto!? —

— ¡Pues perdón por meterlo a él en la conversación! — Se detuvo y lo encaró. — ¿Por que simplemente no nos dejas en paz? — Murmuró dolido al tener cerca a TaeHyung. — Ya nos has hecho mucho daño, me has hecho demasiado daño... Confíe en ti y... Dios. — Volvió a caminar.

— ¡Pero, Hoseok! — Lo tomó de su brazo deteniéndolo. Él ni se giró. — Te lo diré todo, sólo escúchame, la última vez y si no me crees yo... Me borraré de tu vida. —

Hubieron algunos minutos de silencio hasta que se escuchó la suave risa del mayor. — Tienes hasta mi casa para inventar bien esa mentira. — Se soltó y siguió caminando.

— ¿M-Me escucharas? — Balbuceó en sus mismo lugar pero al estar quedándose atrás corrió. — ¡Hoseok! —

— Solo callate, Taehyung. — Manifestó molesto haciéndolo callar.

Caminaron menos de quince minutos, llegando a una casa de dos pisos y un jardín resplandeciente en la entrada, en donde jugaba el pequeño niño.

— ¡Bebé! — Llamó Hoseok. Pero aún sabiendo que no era para él, su corazon dio un pequeño brinco, quizás esperando que vuelva a llamarlo así.

— ¿Papá? ¡Papa! — El castañito corrió hasta lanzarse a los brazos de Hoseok quien gustoso lo recibió con una enorme sonrisa.

— ¿Te portaste bien? — El pequeño asintió. — ¿Seguro que no hiciste enfadar a YoonGi hyung? —

— Poquito... — Susurró el menor avergonzado.

TaeHyung observaba todo desde atrás.

— W-Wooseok... — Balbuceó.

— ¿Uh? — El rostro del pequeño se iluminó y rápidamente se bajo de los brazos de su padre para irse a los de TaeHyung. — ¡Papi! ¡Papi! ¡Te extrañe muchooooooo! —

TaeHyung lo abrazó, con una enorme sonrisa y algunas lágrimas de pura felicidad sobre sus ojos. — Bebé.. Te extrañe demasiado... — Susurró escondiendo su rostro en el pequeño cuello de su hijo.

— No llores Papi o yo t-también lloraré. — El pequeño acarició los cabellos de Tae con los ojos llorosos.

— ¡Hoseok! ¡Que bueno que llegaste! — Se alivió el mayor.

TaeHyung alzó su mirada y se encontró con un chico de ojos negros, piel pálida, cabellos rubios y de baja estatura.

— ¿Que trastadas hizo esta vez este pequeñin? — El rió y se acercó al mayor de todos ante la atenta mirada de Tae.

— Nada que no pudiera solucionar. Ya sabes, me odia. — Manifestó chasqueando la lengua.

— Yah, calmate. Sabes que te amará. — Le extendió la bolsa con los juguetes. — Ten, ganate su amor. —

— Me dejará pobre si intento ganarme su corazón. — Rodó los ojos y se entró a la casa con la bolsa en sus manos

Hobie sólo rió y se volvió para ver a su hijo.

— ¿Vamos a comer? De seguro Yoonnie hyung a comprado una deliciosa comida. — Extendió sus brazos y el pequeño se aferró a TaeHyung. Se limito a suspirar. — ¿Pensaste bien en tu mentira? — 

— No será mentira lo que te diré, Hoseok. —habló secamente.

— ¿Entonces todo lo anterior sí? — Contraatacó.

— Hoseok, es la ultima vez, por favor. — Bajó cuidadosamente al niño que salió corriendo hacia la casa.

— Ven, hablaremos en mi cuarto. — El menor asintió mirando a todos lados, alerta.

Caminaron hasta adentrarse a la acogedora casa, donde se encontraron con una imagen tierna y digna de admirar. El pequeño de seis años sostenía el carro de juguete entre sus manitas mientras hablaba le hablaba emocionado al rubio, quien se limitada a servir la comida en los platos con una pequeña sonrisa en sus labios. Hoseok se les unió riendo, a lo que el mayor le susurró algo a el menor para luego, sin previo aviso, robarle un casto beso en los labios, logrando avergonzarlo.

Un dolor en su pecho comenzó a crecer por lo que desvió su mirada de aquella imagen tan... linda.

— Vamos. — Le escuchó decir, él solo asintió y lo siguió.

Subieron por las escaleras y se adentraron a un cuarto, todo en silencio. Hoseok se sentó encima de la cama y lo miró, esperando que comience.

Tae copió su acción, sentándose a su lado, con la mirada baja.

— Esta bien, comenzaré...— Susurró, alzando la mirada. — Cuando íbamos a la universidad... —


Esperó una ultima oportunidad... Hobie.

¿Se Apagó La Llama? 「 H O P E V 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora