Capítulo 4

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"The feeling is strange, it's coming right back. Right back in my range, not worried about anything else, I'm waking up to the beat of my, to the beat of my, to the ..."

Cantaba Valentina en la regadera hasta que la música se interrumpió por una llamada entrante a su celular. Salió deprisa y tomó una toalla aunque obviamente estaba sola. Se secó rápido las manos y vio el nombre de Lucho en la pantalla. Pensó en no contestar, y contestó.

-Hola – dijo con su suave voz, pero un poquito apagada. No lo suficiente para que lo notara Lucho, y aunque lo hiciera ...

-Qué onda, ¿qué estabas haciendo? – preguntó Lucho con su habitual buen humor.

-Me estaba bañando – respondió Valentina.

-¿Me invitas? – preguntó con una voz distinta.

Valentina rió pero se sintió incómoda y un poco triste. -¿Tú qué haces? – cambió de tema.

-Estoy a punto de salir y se me ocurrió invitarte a comer – propuso.

Recordó cuando comió en el Café de Tacuba.

-Sí claro, hace mucho que no nos vemos – dijo.

-Sí, ya te extraño – volvió a cambiar su voz – paso por ti en una hora, ¿va? –

-Sí está bien, aquí te espero – dijo Valentina sin ánimos de salir.

-Chao princesa- se despidió Lucho.

-Bye – dijo Valentina como un susurro.

"Quizá solo sigo algo triste", pensó. Se terminó de bañar sin música y se arregló para salir. Vio en su clóset una blusa negra que Lucho le regaló en un cumpleaños y le pareció un buen gesto usarla. Secó su cabello y se maquilló, sin ganas. "Hace mucho que no lo ves" se dijo a sí misma y luego se preguntó "¿no lo extrañas?" y no supo qué responderse. "Cuando estés con él verás que si"

Bajó al jardín un momento antes de que llegara Lucho, se sentó en los escalones de la entrada y empezó a recordar cuando lo conoció. Eran unos niños y Lucho era tan gracioso que casi instantáneamente se enamoró de él. Porque era apenas una niña de quince años y porque nadie le había hecho reír tanto, y quizá también porque nadie la miraba como él. La hacía sentir tan especial y poderosa. Se quedó mirando al pie de las escaleras y recordó su primer beso, cuando llegó tarde a su casa por primera vez y moría de miedo y emoción por estar "portándose mal" y de pronto Lucho la tomó de la cintura y la besó. Dejó de importarle que su papá la fuese a regañar y probablemente a castigar. Entró flotando a casa y la verdad es que no escuchó el regaño de León porque en su mente solo estaba el sonido de la respiración de Lucho y los latidos de sus corazones.

Sonrió con nostalgia y una lágrima rodó un centímetro antes de ser atropellada por sus dedos. "¿Por qué estoy llorando?" Se preguntó confusa.

-Valentina – le llamó un hombre alto y castaño, con una voz exasperada, vestía un smoking como el que usaban todos los trabajadores de la casa y la miraba como si la conociera.

Valentina guardó silencio e interrogó con la mirada a aquél sujeto que la veía como ... como cuando alguien piensa que te ha pasado algo malo y cuando te ve bien se tranquiliza, así. La veía aliviado y en paz.

El hombre entendió la pregunta implícita de Val y enseguida cambió su semblante – Soy Jacobo Reyes – se presentó – el nuevo chófer.

Val asintió con la cabeza y le reagló una pequeña sonrisa – mucho gusto – dijo y extendió su mano.

Jacobo la tomó por poco tiempo y sintió unas ganas indescriptibles de abrazarla fuerte y decirle lo feliz que se sentía de verla. Pensó, impulsivamente, en contarle toda la locura que había pasado en los últimos días desde que despertó en ese cuerpo, "soy yo, tu papá" estuvo a nada de decirle, incluso su boca ya estaba en posición de abrirse y sus cuerdas vocales tenían el sonido listo para dejarlo ir. Pero se interrumpió al escuchar la voz de Lucho.

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