Capítulo 5

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Un bostezo gigante se apoderó de Juliana. Estiró sus brazos y piernas tanto como pudo y se reincorporó, se sentó en su cama y giró su cabeza de un lado a otro. Se talló los ojos y se quedó un momento viendo el rayo de sol que entraba por la ventana. Hacía tanto tiempo que no descansaba tan bien, sentía el cuerpo como nuevo y el alma en recuperación.

Se paró de la cama y escuchó ruidos en la cocina, una voz de un hombre y risas de su mamá. Se extrañó, ¿Quién será? "El Chino" pensó fugazmente y rechazó la idea aún más pronto, no, si fuese El Chino su mamá estaría llorando, no riendo.

Salió de la habitación vistiendo su pijama y una blusa blanca que alguna vez fue de Brenda.

-Ven mija, siéntate – dijo Lupe muy sonriente desde su silla.

-Hola buenos días – saludó, un poco apenado, un señor de barba que le resultaba un poco familiar.

-Buenas – saludó Juliana desconfiada y se sentó.

-Él es Panchito, ¿te acuerdas? Mi amigo de la prepa, el de la foto – lo presentó Lupe mucho más contenta de lo normal.

-¿Cuál foto? – preguntó Juliana.

-La foto de la que siempre te burlas – respondió Lupe.

Juliana se quedó pensando en aquella foto, seguramente era esa de la que tanto se burlaba porque salía Lupe haciendo muecas al lado de un chico que aparte de hacer muecas tenía una cara horrible. ¿Ese hombre que estaba en su cocina era ahora el chico que fue en esa foto? Si mal no recordaba, alguna vez su mamá le contó que ese tal Panchito había estado enamorado de ella toda la prepa.

-¿Panchito? ¿Usted es Panchito? – preguntó Juliana completamente incrédula, si bien ese hombre no era una belleza andando, tampoco se veía tan feo como en aquella foto.

Panchito rio y hasta se sintió avergonzado – sí, soy yo – dijo y miró a Lupe sonriendo.

¿Por qué se sonreían tanto? ¿Será que ahora al fin podría tener una oportunidad con Lupe? Se preguntaba Juliana mientras los veía alternadamente en silencio.

-¿Qué pasa mija? – preguntó Lupe después de notar la mirada penetrante de Juliana sobre ella.

-No ... nada – respondió Juliana no muy convencida.

Lupe le lanzó una mirada amenazadora y luego le sonrió a Panchito de nuevo, para disimular que nada estaba pasando y que su hija no los estaba juzgando por cualquier cosa que pudiese pensar de ellos.

-Panchito nos está invitando a ir de paseo a Chapultepec – le explicó Lupe a Juliana.

-¿Ah sí?, ¿a las dos? – preguntó burlona.

-Sí a las dos – respondió Lupe con una mirada ya no de amenaza sino de regaño.

-¿Y usted no es casado? – preguntó Juliana directamente a Panchito.

-¡Juliana! – reclamó Lupe.

-¿Qué? – preguntó Juliana antes de llevarse a la boca el último bocado de su plato.

-No te preocupes – le dijo Panchito a Lupe muy tranquilo – no soy casado, soy divorciado – respondió.

-Ah ¿y no prefiere ir solo con mi mamá? – preguntó nuevamente, como si nada.

-Juliana ya – regañó Lupe y se puso de pie.

-¿Qué? – preguntó Juliana riéndose de avergonzar así a su madre y de verla sonrojar – Es que yo no puedo ir, Valentina me invitó a su casa – explicó y se tomó el jugo de naranja que Lupe le había servido.

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