Capítulo 11

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La puerta de la habitación se abrió abruptamente, Valentina entró con un sobre en sus manos y se sentó en el escritorio. Muy ansiosa, abrió el sobre y sacó un montón de fotografías que apenas cabían en su mano. Comenzó a pasar una detrás de otra mientras las analizaba con detalle, y recordaba cada instante en el que las había capturado.

Entre los rostros capturados se encontraba el de Jacobo, se veía apenas una parte de su cara pero podías distinguir perfectamente que estaba sonriendo con algo más que la boca, esa era la magia de la fotografía para Valentina; retratar las emociones sin la necesidad de un rostro.

Pasó más fotografías y se detuvo al ver el rostro borroso de Juliana con una sonrisa, tenía el peor enfoque pero era el momento más lindo que capturó aquél día. Era una Juliana reacia a ser fotografiada, llena de agradecimiento y amor, un amor que aún no era capaz de confesar. Valentina soltó todas las fotografías y sostuvo ésa en sus manos, le sonrió y la abrazó fuerte contra su pecho.

-¿Valentina? – pronunció una voz mientras tocaba la puerta.

Valentina se paró de un salto y dejó la foto de Juliana en el escritorio para abrir la puerta.

-Eva – saludó un poco extrañada - ¿qué haces aquí? Pensé que seguías de viaje.

-Regresé anoche, pensé que te daría gusto ver a tu hermana después de casi un año – respondió ofendida - ¿al menos puedo pasar? – preguntó.

-Claro – respondió Valentina y le dio un abrazo y un beso - ¿cómo te fue? – preguntó y la invitó a sentarse bajo la ventana.

-Bien – respondió después de un suspiro – pero me interesa más saber cómo estás tú – la miró de una manera extraña, como si esperase una respuesta en específico, una que seguramente ya sabía.

-Pues ... - comenzó Valentina, pero se quedó callada un momento, sentía que Eva se había enterado de todo lo que sucedía con Juliana y sintió un miedo terrible, pero eso era imposible ¿cómo lo sabría si llevaba casi un año fuera del país? - ... bien, supongo – respondió sin más.

-¿Así nada más? – preguntó Eva – ¡cuéntame todo lo que has hecho! – ahora quiso cambiar su actitud a la típica hermana amable y amorosa que jamás fue.

-¿Y ahora qué te dio por saber sobre mi vida? – preguntó Valentina con una risa de ironía.

-¿No puedo preocuparme por mi hermana menor? – respondió Eva – solo quiero saber cómo has estado este tiempo sin... - se quedó callada.

-Sin papá – terminó Valentina – ya puedes decirlo Eva, no me iré a ahogar en alcohol – dijo seriamente y se puso de pie.

-No quise decir eso Vale – extendió su mano hacia Valentina y la invitó a sentarse de nuevo – Me da mucho gusto ver que te sientes mejor – dijo sinceramente.

-Bueno... he tenido mucho apoyo – dijo pensando en Juliana y se le escapó una pequeña sonrisa.

Eva apretó la mandíbula y trató de contenerse – de Lucho supongo – dijo esperando que la respuesta de Valentina fuese un sí, porque solo de esa manera entendería la sonrisa que escapó de la boca de su hermana y no tendría que borrársela.

Valentina desvió la mirada y se volvió a poner de pie, se sentó frente a Eva en su cama – No. Bueno sí pero... Lucho y yo ya no somos novios – dijo con mucho miedo porque muy dentro de ella ya sabía hacia dónde iba esa conversación.

-¿Desde cuándo? – preguntó Eva sin mucha sorpresa, pero sí con bastante disgusto.

-No sé, ya tiene tiempo – dijo Valentina – Pero seguimos siendo amigos, todo bien – repuso queriendo cambiar el tema.

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