*Narra Jesús*
Entré en la habitación de Noelia, ella al parecer se estaba dando una ducha.
Noelia- Perdón por hacerte esperar, necesitaba despejarme.
Noelia iba en ropa interior, un conjunto muy sexy.
Jesús- No pasa nada -dije visualizando cada centímetro de su cuerpo. Poco a poco se acercó a mí y empezó a besarme, la agarré por la cintura pegándola más a mi. Me quité la camiseta, ella acariciaba mi torso desnudo, eso provocaba que me excitara más aún. La levanté del suelo haciendo que enrollara sus piernas en mi cintura, caimos en la cama, quedando yo encima. Nuestros labios no se separaban, hasta que dejé su boca para bajar al cuello, cada vez que acercaba mi boca a su cuello se le ponía la piel de gallina, subí de nuevo a sus labios y los mordí delicadamente a lo cual ella respondió con un leve gemido.
Jesús- Quiero sentirte más.
Noelia me miró a los ojos y asintió. Comenzó a bajar su mano hasta el elástico de mis calzoncillos, de los que se deshizo rápidamente. Estiré mi mano hasta la mesilla en la que había dejado el condón, lo abrí y me lo puse. Le quité su ropa interior, sin dejar de besarnos. Lentamente le abrí las piernas, no quería ser muy bruto, pero ya no aguantaba más. La empecé a penetrar lentamente, Noelia solo respondía con suaves gemidos que iban aumentando conforme se lo hacía más deprisa.
Jesús- No grites tanto, que se van a despertar -dije algo fatigado. Noelia no se molestó en contestarme, solo me mordió el labio. De un rápido movimiento Noelia se colocó sobre mí, ahora ella tenía el control.
Me hacía disfrutar como nadie, hasta que llegamos al límite, al clímax.
Noelia- ¡JESÚS! -gimió Noelia, lo que hizo que yo también llegara al orgasmo, ninguna chica había conseguido hacerme llegar, pero Noelia sí, era increíble en todos los sentidos.
Le abracé por la cintura y caímos rendidos en cuestión de minutos.
