6- Pastelillos rellenos

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Jeonghan realmente odia que la gente lo trate como mandadero, si no son sus profesores dejándole trabajo extra (que en su mayoría ni siquiera vienen con puntos adicionales), es algún estudiante, mayor o menor, pidiendo ayuda con trabajos, subastas, fiestas etc. Él desearía responderlas que no con el dedo del medio levantado, porque él no es una persona con buen aguante físico, y necesita mucho sueño para reponer sus energías, ya tiene suficiente trabajo como para desperdiciar sus pocas fuerzas, y más en ayudar a gente la cual luego ni recuerda su nombre. Pero no, lastimosamente heredo de su madre el mal del "sí", que consta básicamente en no poder negarse a ayudar a alguien que luzca desesperado. 

Nada malo de no ser porque luego todos se aprovechan de eso.

-Jeonghan, ayúdame a repartir estas invitaciones para mi fiesta-

-Yoon, lleve estas copias a la oficina del rector-

-Han, ven al partido de mañana-

-Te inscribimos en el sistema de tutorias-

-Mañana te toca a ti guiar a un grupo de primer año por el campus, ¿no te importa verdad?-

Por supuesto que le importa. Él no es ni flash, ni super man, no tiene el tiempo ni la energía suficientes para cumplir satisfactoriamente con todo lo que se espera de él. Por mas que se esfuerce no puede, pero su propia boca siempre le traiciona."No puedo" quiere responder -Por supuesto, cuenten conmigo- Termina respondiendo, y realmente se odia cuando ocurre.

... 

La mejor de sus ideas, la solución perfecta, el tesoro escondido en la mazmorra de los ogros: Crear un club, resultó funcionar incluso mejor de lo que planeo en un principio.

-Uhh. Soy el presidente del club de lectura, y no se si tenga tiempo- Con esa simple frase su trabajo se había reducido exponencialmente. Ahora no solo tenia el tiempo para recargar energías, incluso podía pasar un poco de tiempo con sus amigos sin temor y estrés por estar olvidando algo. 

Por supuesto, su reputación de chico bueno seguía ahí, después de todo, él seguía ayudando cuando sentía que era necesario. Pero en general, la sobre explotación a su persona había mejorado mucho. Y por ello, en agradecimiento al club y los chicos que lo conformaban, él daba todo de sí mismo para mantenerlo vivo y libre de problemas. Incluso si a veces debía hacer un par de sacrificios, él mantendría a sus chicos y la tranquilidad de todos a salvo.

 -/-

Mingyu no era exactamente popular por su amabilidad. Básicamente porque su atractivo opaca todo lo demás, pero a él no le importa. Él no necesita del reconocimiento por sus buenas acciones, él ayuda porque le gusta hacerlo y nada más. 

Entre sus actividades favoritas están: Ayudar en la cocina de la iglesia, ser voluntario en una asociación de rescate de mascotas y, por supuesto, el preparar pastelillos para la caridad. Por lo general, lo hacia en la casa de su mejor amigo Seokmin junto a la abuelita de éste. Los últimos miércoles de cada mes se reunían y horneaban hasta un máximo de 90.

Este mes había un problema grave, no es que él fuera muy chismoso o que siquiera creyera en los rumores sobre su amigo... Pero su mala suerte y habilidad para decir cosas necesarias en el peor momento le hacían temer el mencionar algo que pudiese ofenderle. Así que decidió simplemente hacerlo en casa.

Pero su padre estaba en casa bebiendo con sus amigos, y eso significa por supuesto que su madre tomara la cocina como su refugio y fingiera no ver a su padre y amigos destrozar la sala.

3x3=64y ~|[Jihancheol]|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora