C a p i t u l o 5

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1993

R U mine?

El coche de Catarina avanzaba por las calles de Nueya York camino al bar. Era viernes por la noche, las clases habían sido duras toda la semana cuando los exámenes estaban en puerta por lo que Malcolm, cansado de ver a sus amigos con los nervios de punta, había decidido que terminarían la semana ebrios.

Ragnor miraba por la ventanilla como las luces pasaban, los autos iban y venían, la luna los seguía, y su mano tocaba disimuladamente la de Raphael, acariciando el dorso de ésta; la comisura izquiera de su labio estaba ligeramente arriba en una sonrisa pequeña.

Las semanas con él habían sido maravillosas pero anhelaba el día en que Raphael aceptara ser oficialmente su pareja. No más salidas ocultos ni besos debajo de la escalera de su apartamento donde la oscuridad los ocultaba. No más escaparse de sus amigos para, por fin, tener intimidad a solas en pareja. Quería un título para lo que ambos tenían pero cada vez que intentaba hablarlo con Raphael, él huía y dejaba un rastro de temor en su mirada. No quería presionarlo, no quería arriesgarse de que él se cansara de sus irremediables intentos por llamarlo su novio.

Catarina aparcó el auto en el estacionamiento del bar. El letrero de neón volvía el auto oscuro de azul y rojo, la música retumbaba en el cristal de las ventanas. Había una fila corta de apenas cinco personas detrás de un cordón rojo vigilado por un guardia alto y robusto; de la puerta de entrada personas ingresaban y abandonaban el edificio.

Los cinco amigos descendieron del coche para caminar hasta el ingreso. Catarina iba de la mano de su novio, Magnus a un lado de ella y Ragnor y Raphael a unos pasos detrás de ellos, a unos pocos centímetros alejados el uno del otro. Raphael llevaba las manos dentro de su campera, con la vista seria al frente y manteniendo el paso lento para no separarse de él. Ragnor dejaba sus manos a un lado de su cuerpo, de vez en cuando acomodando su cabello en un reflejo nervioso, tratando de no acortar demasiado la distancia entre ellos, deseando poder ir como la pareja de amigos más adelante, de la mano.

-Magnus Bane- se anunció al guardia su amigo de cabello a un lado-. Estoy en la lista.

El guardia miró de arriba a abajo a Magnus, juzgando su atuendo. Ojeó el tablero donde estaba la lista, pareciendo buscar su nombre. Apretó los labios en una linea recta, y miró de nuevo al grupo. Se hizo a un lado quitando el cordón para que el grupo pasara.

Magnus se dio media vuelta con una sonrisa ganadora y divertida, señalando con su brazo la entrada para sus amigos.

-Hey- desde la fila, una voz masculina llamó.- ¡Magnus Bane!- El nombrado miró y también sus amigos.

-¡Wolsey!- alargó las vocales, extendiendo sus brazos como si pudiera abrazarlo a la distancia. Ragnor rodó los ojos recordando a uno de los viejos amantes de su amigo.- Llevo tiempo sin verte.

-Sí. No me llamaste.- Magnus rió nervioso.- ¿Me dejarías pasar?- Él  comenzó a empujar a sus amigos del otro lado del cordón para que ingresaran al bar.

-Lo siento, creo que está lleno ¡Fue bueno verte, diviértete!- Magnus pasó a su lado y susurró cerca de él.- Por poco y me atrapa.

Ragnor ahogó una risa, divertido por la situación de su amigo. Miró por sobre su hombro a Raphael que parecía estar ajeno a cualquiera en el lugar, incluso de él. Suspiró por su actitud, mirándose decepcionado; cuando se comportaba de ese modo, como si nadie le importara, lograba lastimarlo porque él no quería ser alguien más en la vida del de rulos, deseaba ser importante y diferente.

Se sentaron los cinco a lo largo de la barra, Malcolm insistía que allí es donde debían estar, cerca de los tragos a su disposición. Iniciaron con cerveza y Ragnor decidió que tomaría solo eso esa noche, aunque sus amigos seguían por cambiar y mezclar en sus estómagos tantos licores.

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