C a p i t u l o 9

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Ragnor besaba el cuello de Raphael, quien estaba presionado contra la mesada de la cocina. Los brazos del más pálido se encontraban debajo de su camiseta, a punto de querer arrancarsela y sintiendo cada centímetro de músculo y cálida piel. Ragnor devoraba su cuello como si fuera su alimento. Lo sostuvo por los muslo e hizo fuerza para subirlo encima de la mesada, las piernas de él enrollandose al instante en su cintura y presionando ambas erecciones juntas. Ragnor calló su gemido besandolo obsenamente mientras su novio iba a por su cinturón.

Oficialmente llevaban ya un año y medio de noviazgo, aunque para Ragnor se sumaba con los cuatro años anteriores a este en donde sus salidas en secreto habían tenido lugar. No había sido gran cosa para Raphael cuando le había mirado a los ojos luego del sexo, agotado y despeinado, y le había susurrado "Somos novios, ¿verdad?" Ragnor había asentido y luego ambos se habían despertado envueltos en las sábanas de su cama. Realmente no era mucho el tiempo que tenían disponible para hacerlo en el departamento, no siempre estaban solos o solo con Malcolm; aunque de vez en cuando, se escapaban de clases cuando sus amigos estaban lejos de las aulas y el departamento completamente solo. Aquello último se había acabado gracias a Alexander Lightwood, quien vivía temporalmente con ellos.

El gato de Magnus y Alec ronroneó bajo sus pies, enredando su cola a su tobillo y mirándole fijamente. Incómodo, Ragnor lo empujó suavemente con la punta de su piel mientras Raphael intentaba meter su mano dentro de su pantalón.

-Presidente, largo- masculló, mientras el gato continuaba maullando-. Mataré a Magnus.

Raphael se separó de él y le miró  con el ceño fruncido.

-No menciones a Magnus mientras lo hacemos.

La risa de Catarina y la voz de Malcolm se oyeron en las escaleras al otro lado de la puerta. Raphael y Ragnor se miraron con ojos grandes, separándose rápido y acomodando sus aspectos por algo más decente. Ragnor rodeó la cocina y se sentó en el living, Presidente Miau siguiéndole a la sala. Raphael fingió preparar café.

La puerta se abrió dando paso a la pareja de amigos con Alexander a sus espaldas. Los tres sonreían y la rubia parloteaba sin cesar. Ragnor fingió desconcierto y estar ocupado acariciando al gato para no darle una mirada delatora a Raphael. Catarina caminó hasta él y se sentó a su lado, Malcolm fue hasta la cocina y Alec se inclinó para alzar al gato que ya estaba ronroneando por su atención.

-¿Qué estaban haciendo?- Sonrió divertida ella.

-Estaba con el gato.- Alexander observó algo desconfiado.- Es un gran animal.

-Lo llamaste bola de pelos infernal el día que lo tragimos. Y luego le dijiste pequeña mierda.

-Creo que eso último iba más para Magnus.- Acotó Cat. Alec negó rodando los ojos.

-¿Haces café?- Oyó a Malcolm preguntar.

-No hay para ti.- Respondió Raphael seriamente.- Te haré un té, pero nada de café.

-¡Rapha!

-Él tiene razón, cariño. Nada de café.- Dijo Catarina en tono amoroso.

-Pero es delicioso y...

-Nada de café.- Le interrumpieron los tres a coro. Malcolm se cruzó de brazos molesto y fue hasta el sofá individual, dejándose caer con todo el peso. Solo sonrió cuando Catarina le lanzó un beso.

-¿Y Magnus?- Preguntó casualmente Raphael, ingresando con dos tazas humeantes. Le tendió una a Malcolm y la otra la dejó en la mesita.

-Encerrado en la biblioteca.- Alec dijo, con algo de tristeza.- Es la última materia que debe presentar y podría recibirse este mismo año.

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