C a p i t u l o 8

106 10 8
                                    

1996


Raphael tenía la pierna derecha cruzada sobre la izquierda y las manos unidas sobre su rodilla. Su espalda estaba erguida y su rostro serio en perfecto autocontrol. Su hermana Rosa estaba frente a él masticando goma de mascar de forma obsena solo para molestarle, impaciente por saber lo que él quería decirle. Ambos se encontraban detras la arboleda de un parque, en una mesa de cemento que Raphael hubiera deseado evitar, pero era el lugar más aislado y solitario para el tema de conversación que tenia para hablarle.

Rosa hizo un globo gigante de goma de mascar que explotó en su boca, pasó su lengua por los labios y sonrió para volver a mascar insoportablemente. Raphael apretó sus labios y tensó su mandíbula, sintiéndose ligeramente presionado.

-¿Me tendrás aquí todo el día?- Ella dijo.- Tengo un examen importante en...- miró su reloj- catorce horas.

-Eso es poco tiempo para prepararse.

-Jamás lo es.- Sonrió egocentricamente.- Ya, en serio dime, Rapha. Me estoy muriendo por los nervios de saber qué es lo que tienes.

-¿Qué tengo?- Preguntó con curiosidad.

-Has estado extraño...no en mal sentido, creo. Mantienes toda tu escencia del Raphael solitario y excéntrico.

-Yo no soy excéntrico.- Ella continuó.

-...Pero hay algo más allí. Es como si estuvieras relajado en cierto punto... como bien, ¿sabes? Como si fueras otra versión de ti mismo, una más tranquila.

-No hay nada de malo con mi versión anterior.- Ella alzó una ceja. Raphael cambió su tono defensivo.- Sigo siendo el mismo, no sé a qué te refieres.

-Dime qué sucede ahora mismo o me marcho.

-Estoy enamorado.- No hubo una respuesta inmediata de parte de su hermana como él hubiera esperado.

Probablemente no era lo que ella creía que él iba a decirle, intuyó, por la manera en la que su boca se abría un poco y sus ojos oscuros le miraban sorprendidos. Lo había soltado claro y sin dubitar, cortante en su voz. Era la primera vez que lo decía en voz alta a alguien que no fuera Ragnor, aceptando que no podría huir por siempre de lo que en él había.

Esperó con paciencia a que su hermana dijera algo. Rosa acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja, su mirada bajó pensativamente y luego volvió a subir para conectar sus ojos con los de su hermano. Se inclinó hacia adelante, confidencialmente.

-¿Es un hombre?- Ella no estaba siendo discreta porque creyera que había algo malo en ello, pero a pesar de todo, Raphael se negaba aún a decirle al mundo que podía sentir un tirón de atracción sentimental por un muchacho. No confiaba en que pudieran entenderlo. Raphael asintió.- No sabía que veías a alguien... Siempre me cuentas de ellos o de ellas, y esta vez ni siquiera lo he sabido. Solo me avisas cuando sales con tu grupo de amigos y...- Ella paró, abrió sus ojos grandes. -¿Es Magnus?

-¡Rosa, no!- Su hermana soltó una carcajada que resonó contra los troncos de los árboles viejos que les rodeaban al ver la expresión de horror en su rostro. La sola idea de ello le hacia revolver el estómago. Apreciaba a Magnus Bane, aun si sentía que le debía algo tan grande como la vida, sabía que era más que ello. Él era su amigo. Pero no podía permitir que se le relacionara de esa manera con él.- Ni se te ocurra volver a repetir algo de eso.- Le apuntó.- Tampoco es Malcolm- aclaró antes de que ella hablara.

-Por supuesto que no. Para infortunia del resto, está demasiado prendado de esa muchacha... Él es encantador.- Raphael rodó los ojos.- Eso nos deja a...

The Sun Is Going Down Donde viven las historias. Descúbrelo ahora