Capítulo 6

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Mientras Dorothy hacía sus labores de limpieza en la oficina de Albert, los recuerdos del pasado la asaltaron, recuerdos de su infancia en una mansión no muy diferente de la de los Andrew, como hija única de una familia adinerada de rancio abolengo, originaria de Denver del estado de Colorado, en ese momento invocó el recuerdo de su madre que solía acurrucarse con ella frente a la chimenea en el salón de descanso, un largo suspiro se escapó de la joven.

-Madre como te extraño, con tu partida dejaste un vacío que jamás he podido llenar, ¿porque tuviste que irte?- la mirada de la chica se mantuvo en el amplio ventanal de la habitación como esperando una respuesta de la nada y unas lágrimas empezaron a asomar por sus bellos ojos negros.

Siendo ella una adolescente, su madre enfermó gravemente y después de una penosa agonía murió, tanto ella como su padre sintieron su mundo derrumbarse, hasta que tres años después, su padre conoció a una mujer viuda, soberbia e interesada que logró conquistarlo y se casaron poco tiempo después.

Ellas nunca congeniaron, Dorothy sabía que el único interés de esa mujer era la fortuna de su padre, muy pronto lo comprendió, pues por su actitud se daba cuenta de que no lo amaba como pretendía aparentar, pero él estaba cegado por su amor por ella.

Al paso de algunos años y sabiendo que Dorothy era la principal heredera urdió un plan para que la fortuna completa pasara a manos de su familia, convenciendo al padre de la chica que ya estaba en edad casadera, le presentó a su primo, un hombre mucho mayor que ella y con el mismo interés en su fortuna, insistiendo en que él era el marido que más le convenía.

A su padre le preocupaba mucho el futuro de su única hija y estuvo de acuerdo en que se comprometieran, lo cual no fue del agrado de Dorothy.

-¡Padre, no voy a casarme con ese hombre!...es un tipo aburrido y no me gusta ni estoy enamorada de él, ¡me repugna!.- dijo enfrentándose al Sr. Paxson.

-Es el hombre que te conviene hija, yo ya soy una persona mayor, lo único que deseo es tu bienestar y con Jack estarás protegida, Margaret tiene razón, es tu mejor opción, es educado y atento, aparte se nota que te quiere, con el tiempo llegará el amor, así que es un hecho, te casarás con él, ya me ha pedido tu mano, quedé en darle una respuesta el día de mañana, la cual será afirmativa,- le dijo tajante el Sr. Paxson.

-¿Pero no te das cuenta que esa mujer te está manipulando?...es el puro interés lo que la mueve, yo me niego a seguirle el juego, ¡primero muerta que aceptar ser esposa de ese tipo!.-

-¡Te prohíbo que hables así de ella y es mi última palabra!, así que prepárate para la fiesta de compromiso que se celebrará la semana que entra.- diciendo esto se retiró furioso azotando la puerta.

El carácter rebelde de Dorothy la hizo tomar una fuerte determinación, al ver la actitud intransigente de su padre influenciado por su madrastra...huyó de su casa, tomando solo unas cuantas pertenencias y algo de dinero, se enfrascó en una aventura que la hizo dirigirse lo más lejos posible de su hogar y no teniendo experiencia laboral, tuvo que emplearse de sirvienta, institutriz o lo que fuera saliendo.

-Esos días felices nunca volverán...cuando mi madre vivía, -la voz de la chica se empezaba a quebrar cuando el sonido de la puerta al abrirse la saco de su ensoñación.

-¡Dorothy!....te has tardado demasiado en el aseo de la oficina y la señora Elroy viene para acá...- le dijo una de sus compañeras del servicio, por nada del mundo quería encontrarse cara a cara con aquella mujer, ya que no tenía idea el porqué, pero no era santo de su devoción así que tomo sus implementos de limpieza y salió apresuradamente del lugar en donde conoció al atractivo Sr. Albert Andrew que le había robado el corazón.

Fuego en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora