Capítulo 15

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Dorothy sonreía y caminaba de un lado a otro de su habitación, emocionada estrujaba en sus manos un telegrama de Albert, en él le anunciaba que llegaría al día siguiente para hablar con su padre, era la mujer más feliz, pues finalmente lo volvería a ver, una vez que la chica regresó a su casa, todo marchó de maravilla, pues la molesta presencia de la interesada de Margaret y del tipo odioso de Jack no la preocupaban más y veía a su padre bastante repuesto de su divorcio.

A las 2 de la tarde del siguiente día, ella ya esperaba frente al ventanal del gran salón principal, al ver el carro estacionarse frente a su mansión, bajó corriendo las escaleras y abrió el gran portón para encontrarse cara a cara con Albert que enfundado en un elegante traje gris destilaba prestancia y elegancia, la miraba con una gran sonrisa en los labios.

-¡Albert!...que bueno que has llegado.- dijo y corrió a abrazar al rubio que la recibió en sus brazos y con un efusivo beso que duró varios segundos.

Al terminar el beso se separó de ella para mirarla a los ojos sin soltarla de su abrazo, -Si Dorothy, ya no podía soportar más tiempo lejos de ti...de ahora en adelante no nos separaremos nunca más mi amor.-

-¡Pasa!...debes de estar cansado del viaje, mandaré a que avisen a mi padre que estás aquí.- cerró la puerta detrás de ellos y se dirigieron al salón principal.-

-Gracias amor, pero primero quiero hablar contigo a solas...digo...si es posible.- dijo mientras depositaba un dulce beso en el dorso de su mano.

-¡Oh!...claro Albert, entonces ven, sígueme.-

Se dirigieron a una de las salas de la mansión y ahí le ofreció asiento, pero el rubio en vez de sentarse, sacó una cajita de la bolsa de su saco y se hincó en una rodilla, tomando la mano de la chica.

-Dorothy...te amo con toda mi alma...¿me harías el honor de casarte conmigo?.-

La chica se llevó las manos a la boca ahogando así un grito de asombro...-¡Amor...claro que acepto ser tú esposa!...-

Albert solo esperaba su respuesta para colocar en su delicada mano un hermoso anillo que lucía un enorme diamante tallado en corte princesa en estilo pavé, adornado con diamantes engastados en el brazo del anillo, una pieza de joyería antigua, única en su estilo.

Dorothy se asombró al ver tan exquisita joya.- ¡Oh amor es bellísimo!...-él le explicó que ese anillo fue de su abuela y era la tradición familiar que pasara de generación en generación, entonces se levantó y en seguida sellaron su compromiso de la manera más efusiva; con un abrazo de esos que nos abren abanicos de emociones dulcemente cegadoras.

En seguida ella mandó que avisaran a su padre, que ya estaba enterado de la presencia de Albert Andrew,.- Buenas tardes Sr. Paxson.- saludó cortésmente el rubio.-

-Sr. Paxson me atreví a venir a su casa pues es mi deseo casarme con su hija, así que oficialmente le pido su mano, espero que usted esté de acuerdo.-

-Efectivamente sr. Andrew, mi hija ya me había anunciado su visita y estoy de acuerdo en su enlace matrimonial, ustedes dirán donde consideran pertinente celebrar la ceremonia y por supuesto donde piensan vivir.-

Se ultimaron todos los detalles tales como que se casarían en la catedral St. James en la ciudad de Chicago y su lugar de residencia en la mansión Andrew en Lakewood, Albert quería dejar todo listo pues debía regresar a casa de inmediato.

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La hermana María atendió el llamado de la puerta del hogar de Ponny.- ¡Tom!. pasa , me alegra verte,- la srita Ponny también acudió a ver quién había llegado y ambas mujeres se apresuraron a abrazar al chico.

Fuego en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora