Capítulo 13

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Ya ha pasado más de un mes desde el secuestro de Candy, físicamente se ha recuperado completamente y poco a poco los recuerdos de esos momentos terribles van desapareciendo, como si se tratara de un mal sueño, seguía trabajando en la Clínica Feliz, todos los días Neal iba a recogerla, paseaban por el vecindario y se conocían más cada día, el fin de semana, la llevó al Hogar de Ponny, pues ella quería comunicarles a la Srita Ponny y a la hermana María su deseo de casarse, después, claro está, que el patriarca de la familia diera su consentimiento.

-Candy estamos complacidas de que ustedes hayan venido a visitarnos...no sabíamos que estuvieran tan enamorados y quisieran dar el siguiente paso, pero nos alegra mucho, se ven muy felices juntos...¿no es así hermana Maria?.- dijo mientras mentalmente aprobaba la elección de Candy, pues el novio es muy guapo y distinguido, -se comporta como todo un caballero, -pensó.

-¡Si señorita!...por supuesto ambos se merecen la felicidad y aprovecho la ocación para felicitarlo joven Neal, se lleva a una gran chica, por favor cuídela, ella se merece lo mejor de la vida.- dijo dirigiéndose al moreno que sonreía orgulloso mientras la abrazaba posesivamente.

-Tengan por seguro que la haré feliz...lo juro por mi vida.- dijo solemnemente alzando una mano frente a ellas.

-¡Y por supuesto que están invitadas!, quiero que me acompañen en el día que será el más feliz de mi vida.- dijo la rubia abrazando a las mujeres que amaba como a sus únicas y verdaderas madres.

-¿Y a mí no me vas a invitar jefe?.- escuchó una voz conocida detrás de ella, era Jimmy que corrió a su encuentro, feliz de verla sana y salva después de su secuestro.

-¡Claro que si Jimmy!...- dijo riendo de buena gana y abrazándolo,- tú y todos los niños están invitados.-

Al día siguiente, Candy tuvo que ir a la corte a testificar pues se celebró el juicio en contra de los secuestradores, obviamente en compañía de su amado que no la dejaría enfrentarlo sola, en el curso de la investigación, resultó que Mario Giuseppe era un delincuente elusivo, líder de la mafia de Chicago y originario de Sicilia. Estuvo involucrado en el contrabando de drogas y era el rey del juego, después de ser interrogado delató a sus demás cómplices, fueron localizados y capturados y los cinco millones de dólares, monto del rescate, les fue devuelto a la familia, por sus crímenes, fueron condenados a treinta años en prisión, así recibieron su merecido castigo.

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Ese día en la mañana, en el rancho del señor Stevens, Tom y su padre se prepararon para recibir a sus distinguidas huéspedes, finalmente la madre de Susana aceptó ir al Rancho de Tom junto con su hija, de más está decir que la sra. Marlow al principio estaba renuente, pues ella no se podía visualizar conviviendo en medio de caballos y vacas, un ambiente que no iba de acuerdo con su clase...por un lado, no le acaba de convencer la idea de que un huérfano fuera el nuevo pretendiente de su hija, pero por otro lado, hacía tiempo que no veía tan feliz a Susana, así que por ella y solo por ella estaba dispuesta a transigir.

Tom fue a buscarlas a la estación del tren procedente de Nueva York, -¡Susi, sra. Marlow...bienvenidas!- gritó al verlas aparecer por el andén, corrió a bajar su silla de ruedas para acomodarla en la carreta, en seguida el chico se apresuró a cargar delicadamente a la rubia, la instaló lo más cómodamente para dirigirse al rancho.

Su padre adoptivo, el sr. Stevens que es un hombre ya mayor, muy amable y tranquilo, estaba muy complacido de ver a su hijo tan feliz, ya que desde mucho tiempo atrás no mostraba interés por ninguna chica.

-Señoras...mucho gusto, gracias por venir.- dijo con mucha propiedad al verlas aparecer en la entrada del rancho.

-Gracias sr. Stevens, Tom ha sido muy amable en invitarnos.- dijo Susana mientras era conducida en su silla de ruedas por el chico.

Fuego en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora