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¡Quedan (sin contar este capítulo) 3 capítulos antes del Epílogo!

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Sentado en el suelo al lado de la puerta de embarque, tengo a Blanca tumbara a mi lado usando mi muslo como almohada. Acaricio su pelo con suavidad esperando que anuncien que nuestro vuelo directo a New York. Mi hermano está sentado, acariciando la barriga de Kim que está sentada a su lado en las sillas.

-¿Sabe tu madre que vamos hoy? -pregunta Blanca mirándome desde abajo. Yo la miro sonriendo.

-Si, lo sabe. Y dice que te deja librarte del café del viernes, pero que mañana no te escapas.

Ella suelta una pequeña risa y asiente con la cabeza. Cuando anuncian nuestro vuelo, me levanto y ayudo a Blanca a levantarse. Cogemos nuestro equipaje, en su caso es solo una mochila dado que ha embarcado sus dos maletas de ropa.

******

-¿Quieres ir a dar una vuelta? -pregunto a Blanca, mientras guardamos su ropa en mi armario. Le hice un hueco para que tuviera su ropa en el mi armario, aunque tendrá que poner la que no quepa en la otra habitación.

-Tiene que ser una broma. -dice mirándome. Yo me río negando con la cabeza.

-No tenemos nada para hacer la cena, amor. -digo abrazándola por la espalda, besando su cabeza. -Tendremos que salir a comprar, o bien a cenar.

-Está bien. -dice alargando la 'e'. -Cenamos fuera y yo me encargo de la compra mañana cuando te vayas al trabajo.

-Perfecto. Vamos.

-Pero no he terminado. -se queja cuando la arrastro fuera de la habitación.

-Me da igual, estoy muerto de hambre. Los pistachos del avión eran un asco.

Ella suelta una risa mientras coge su bolso, yo cojo mis cosas también, entrelazo mi mano con la suya y salimos juntos de casa. Tomados de la mano, caminamos a un paso ligero por el puente de Brooklyn mientras vemos como el sol empieza a ponerse bajo los edificios. Cuando llegamos al restaurante de hamburguesas al que solemos pedir la comida, nos sentamos en una mesa de la terraza que tienen en el segundo piso y allí, sentados con vistas a la calle, pedimos.

-Me muero de hambre. -murmuro bebiendo el refresco que ya nos han traído. Blanca me sonríe de lado.

-Tus tripas te delatan. Comes como un cerdo cuando quieres. -dice sonriendo con diversión. Yo carcajeo haciendo que ella se ríe tanto.

-Si no te quisiera tanto, ya te hubiera tirado por ese balcón. -señalo la barandilla con la cabeza.

Bajo sus ojos aparecen unas leves manchas coloradas y sus orejas se ponen un poco rojas también. Yo sonrío al verla avergonzada y se pone las manos encima de sus mejillas riendo por lo bajo.

-Este es el momento en que me dices que tú también me quieres. -digo alzando mis cejas.

Ella está por hablar, pero el camarero bien con nuestra comida. Dos hamburguesas y patatas para compartir. Le agradecemos y él se va. Blanca se levanta un poco de la silla, me coge de las mejillas haciéndome sonreír y me besa en los labios.

-Yo también te quiero, bobo. -susurra encima de mis labios. Los besa de nuevo y se vuelve a sentar.

Ella sonríe tímida haciéndome sonreír aún más a mí y empezamos a comer. Hablamos de todo y nada a la vez, sin dejar de reír por cositas simples que por lo normal no nos haría tanta gracia. Hablamos de que la semana que viene se pondrá a ello con la búsqueda de trabajo tanto para ella como para Soraya, pues todas han decidido empezar a tomar caminos por separado. Harán la última competición y luego empezarán a ir por su cuenta.

Cuestión de memoria {FBTNY #2} ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora