Capítulo 4

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Presente

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Jude Heartfilia se pasó el viaje de vuelta a casa en silencio, cada pocos minutos miraba por su retrovisor y comprobaba que la imagen detrás de él era real. Lucy estaba ahí, con un hijo...la idea de solo pensarlo le parecía descabellada, pero eso explicaba muchas cosas...

El que se fuese tan apresurada y sin despedirse años atrás lo dejó descolocado, él tenía a su hija como una chica responsable, y que de un día para otro se fuese llevándose con ella todo el dinero que había ahorrado para la universidad no entraba en su modo de actuar habitual.

Jude lo pasó muy mal los primeros meses, la llamaba a diario a su teléfono móvil sin resultados hasta que un día, una grabación le informó de que ese número ya no estaba operativo. Pasaron dos semanas en las que no sabía qué hacer, como policía había hecho todo lo que estaba en su mano para encontrarla, pero Lucy al ser mayor de edad y tratarse de una huida voluntaria no había mucho que hacer.

Su mejor día fue cuando sonó el teléfono de su casa y oyó la voz de Lucy al otro lado del aparato, toda su angustia, todo su mal humor, todo su pesar desapareció. Lucy no le explicó nada, solo le dijo que estaba bien y que se pondría en contacto con él de vez en cuando. Que las cosas le iban bien, estaba trabajando durante el día y estudiando por las noches, se había matriculado en la universidad y estaba sacando adelante una carrera.

Una parte de él se sentía orgulloso porque su hija estaba saliendo adelante ella sola, pero la otra se maldecía por no haberse esforzado más en tener un trabajo mejor remunerado y poder darle todas las facilidades de las que ahora carecía.

Y ahora, años después, Lucy regresaba y no lo hacía sola. Tenía un hijo, sangre de su sangre...su nieto. Nunca se imaginó nada semejante, pero eso estaba pasando realmente.

En lugar de reprocharle por lo que había hecho, por ocultarle una noticia tan importante en su vida, Jude sentía la necesidad de abrazar a su hija y felicitarla, se sentía tan orgulloso de ella...no solo estaba saliendo adelante por ella misma con un trabajo y estudiando una carrera a la vez, también estaba criando a un niño... se sentía tremendamente orgulloso de ella.

Cuando llegaron a Forks, Lucy suspiró y admiró en silencio las calles que tan bien conocía y que tanto había echado de menos. Volver no estaba en sus planes, no de momento, pero se sentía bien por haberlo hecho. Bajó la ventanilla del coche y dejó que el aire frío y húmedo de Forks golpease en su rostro. Sonrió y sintió como Dais se removía en su regazo.

Bajó lo mirada y él todavía dormía plácidamente, acarició sus cabellos con ternura, rogando en silencio para que nada empañase su felicidad, él era solo un niño y no quería que ese viaje de improvisto le afectase de ningún modo.

Al llegar a su antigua casa Lucy no pudo ocultar su emoción, casi todo continuaba como lo recordaba, mientras Jude bajaba sus maletas del coche ella se adentró en la casa con Dais todavía dormido entre sus brazos. Subió los escalones que la llevaban al segundo piso y entró en su antigua habitación, todo seguía exactamente igual que cuando se fue, excepto las paredes, que habían sido repintadas. Lucy sonrió y dejó a Dais en su antigua cama, que no se había enterado del viaje en coche de más de una hora.

Bajó al segundo piso donde Jude la esperaba sentado en su sillón de la sala bebiendo una cerveza a pequeños sorbos. Tenía la mirada fija en la repisa de la chimenea, donde estaban las fotos de Lucy desde que entró en preescolar hasta su último año de instituto.

- Papá... - susurró Lucy entrando en la habitación.

Jude clavó la mirada en su hija y sonrió con tristeza.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬 - 𝐆𝐫𝐚𝐲𝐋𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora