XVII. Vuelta al pasado

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Puedo mirar, ver más allá, todo lo que pasó
Tanto cambió, tanto dolió, tan solo sucedió
Tu amor es único.

Pese a que intentó pasar desapercibida para los fotógrafos y móviles de programas de chimentos, el rumor de que Lali Espósito regresaba a la Argentina despertó a más de uno en plena madrugada para aguardar, detrás de la puerta de arribos, la llegada de la super estrella del momento. Las preguntas de todos aquellos eran las mismas: ¿A qué volvía? ¿Por cuánto tiempo? ¿Quién era el chico que la acompañaba en España? ¿Estaba de novia o soltera? ¿Y Santiago? Y si bien algunas las evadió, no le quedó otra que responder que volvía a grabar una película, que haría algunos shows y que no hablaría de su vida privada.
Esa evasión a su vida y sus relaciones sentimentales no hicieron más que revolver el caldo que ya tenían al fuego los medios amarillistas. Y fue Intrusos y el avejentado Jorge Rial que titularon una nota con la pregunta <<¿A qué vino Lali?>>.

-No se cansan nunca, ¿no? -dijo Candela sentándose en la cama con un bowl con pochoclos.

-No hay que darles bola -dijo revolviendo una caja.

-Si, pero son unos tarados, inventan todo -Lali rió-. ¿Cómo estás vos con todo esto? ¿Hablaron algo con Peter?

-Estos días no mucho porque él estaba a full con la tesis del doctorado... todavía no le dije que llegué.

-¿No? -ella negó-. Bueno, igual, se debe estar enterando por los medios.

-Hablé hace un ratito y estaba entrando a tutorías con su director de tesis... Le pedí a Euge que me consiguiera una copia de la llave de su departamento, así que ahora me voy para allá a sorprenderlo.

-¡Qué lindo gesto, amiga! -sonrió-. ¿Qué haces?

-Estoy buscando una carta hermosa que me escribió desde Amsterdam cuando se fue para allá, para sorprenderlo. Mira lo que encontré -dijo mostrándole un cuaderno-. Acá escribí mis primeras canciones.

-A ver, a ver -dijo emocionada. Lo abrió y leyó algunos títulos hasta que llegó a una hoja que no reconoció-. ¿Y sí? ¿Qué es esto, La?

-Ah, es una carta que escribí a modo descargo hace unos años.

-¿Puedo? -Lali asintió.

Cuatro meses después de que Lali de veintidós y Peter de veinticinco se separaran, hubiesen cumplido cinco años de novios. Ese día Lali, que había sido dejada por Peter, y con el que no había vuelto a hablar, estaba en el avión rumbo a Madrid para reunirse con sus productores y ver las posibilidades que tenían sus letras de convertirse en canciones para un primer disco. Ese día, también, una sensación de angustia, como un nudo en el medio del pecho, la había acompañado desde que despertó. Tomó su infaltable cuaderno y revolvió la mochila buscando una lapicera. Desplegó su mesita personal, buscó una playlist en su celular y se ensimismó para hacer lo que mejor sabía para desahogarse: Escribir.

<<¿Cómo estás?
Aún siento ganas de compartir mis logros con vos... Así como mis derrotas. Te contaría muy orgullosa que volvieron a convocarme para hacerme cargo del área de comunicación del club, que aun no respondí porque no sé que me espera con este viaje... Seguro me dirías que no me quede ahí; sabías cómo impulsar mi techo más arriba, sabías mostrarme que quizá no lo tenía, o que lo estaba tocando y tenía que subir más.

¿Cómo te sentís?
Te contaría sonriendo lo bien que me está yendo con la música, y te contaría muy contenta sobre mis proyectos a futuro. Posiblemente no hubiese necesidad de contarte que, al final, no viajo a Estados Unidos a trabajar, porque no me tendría que escapar de nada. Porque seguiríamos juntos... ¿Lo haríamos?

LO QUE PERDIMOS CUANDO NOS PERDIMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora