16-Demon

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Capítulo dedicado a cobra2903

Maratón 1/3

Felicity me tenía agarrada del brazo.

Yo simplemente miraba a mi alrededor, sorprendida de la belleza que contiene éste lugar y del dinero que habrán empleado en construir cada hermosa columna.

Llegamos a lo que es una especie de iglesia o catedral. Era inmensa, lo que supuse que era el centro de la ciudad del Vaticano. Felicity le mostró una tarjeta al guardia, que asintiendo, nos dejó pasar.

Caminó conmigo hasta llevarme a unas escaleras subterráneas. Fruncí el ceño cuando me detuvo al querer seguir avanzando.

No podía obviar el hecho de que el asesino de mis amigos, era un simple humano, al parecer. Pero yo sé lo que vi, yo sé que sea lo que sea que fuera eso, no tenía nada de humano.

-Betty quiero, que me escuches bien- ahueca mi cara entre sus manos- Estaremos tú y yo durmiendo en unas habitaciones aquí hasta que la investigación con éste monstruo haya acabado, pero hasta entonces quiero que no hagas ninguna tontería- aprieto la mandíbula - Hay cámaras en todas partes y no dudarán en ir contra ti los del congreso si ven cualquier movimiento en falso por tu parte. Éste congreso no es ninguna broma. - acabo asintiendo para hacerla sentir tranquila. Suspira y quita sus manos de mi cara para ahuecar mis frías manos entre las suyas- Intenta no mirarle directamente a los ojos. Es una entidad demoníaca. Y sobre todo, no escuches nada de lo que diga. Así son las entidades demoníacas, usan las palabras para herir.

Trago saliva y empiezo a sentir más nervios de lo normal. Me coge posesivamente de la mano y empieza a descender las escaleras lentamente conmigo detrás.

Con cada escalón que bajábamos, unas voces se hacían más fuertes. Una es de un hombre mayor y la otra de mujer.

Lo que parece ser un sótano, está débilmente iluminado por una vieja bombilla que cuelga del techo, pero se puede ver perfectamente lo alrededor.

Un grupo de hombres y mujeres mayores, se encuentran haciendo un círculo alrededor de algo.

O alguien.

A medida que Felicity avanza conmigo, observo que en una esquina del sucio sótano, hay cubos grandes llenos de lo que parece ser agua.

¿Para qué necesitarán el agua?

Es cuando Felicity logra hacerse un hueco entre el círculo, que una rendija queda libre para que yo pueda observar lo que capta la atención de todos.

Y así fue cómo el aire huyó de mi organismo.

No llevaba la capucha, pero podía identificar la maldad que había en su mirada, mientras miraba con odio y rabia a la mujer que le mandaba que hablara.

Había un cura a su derecha, con una biblia abierta y un crucifijo en la otra mano.

-¡Te ordeno que hables! ¡En nombre de Cristo y el espíritu santo, manifiéstate, demonio! - el cura cogió una taza de un cubo que tenía al lado, igual que los que había en la esquina.

Observé con horror cómo, al arrojarla sobre la piel desnuda del que parecía ser Romeo, ésta parecía quemarle.

Pero no emitió sonido alguno. Sólo apretó la mandíbula y los puños, que estaban fijos con muñequeras de metal, pegadas a la silla de hierro.

Estaba descubierto de cintura para arriba, dejándome ver manchas rojas en su vientre plano. Eso me dejaba saber que no era la primera vez que arrojaban sobre él agua bendita.

-Sharon.

La mujer que había estado hablando se dió la vuelta ante el llamado de Felicity.

Caminó hacia ella y en el momento justo en que se pusieron a hablar, sus ojos chocaron con los míos.

Jadeé en alto, observando cómo sus ojos claros, estaban adornados con unas escalofriantes venas negras alrededor de ellos.

Una sonrisa lobuna de dibujó en su rostro, y observé con horror cómo sus dientes acababan en punta.

Hasta entonces dudé si era él, pero reconocí esa sonrisa. La reconocí porque era lo único que distinguía en él en el tiempo que estuvo atormentándome.

Que bella sorpresa, Julieta.

Mis pupilas se ahogan y mis manos toman vida y tiemblan solas de frío, de rabia que quema por mis brazos hasta el centro de mi corazón.

Las caras de mis amigos se reproducen en mi mente, mientras mi mirada sigue clavada en esos oscuros y a la vez hipnotizantes ojos.

Estoy explotando en palabras que por respeto, no he soltado por mi boca, y ahora quieren salirme por los poros.

Mi piel se resquebraja y el corazón explota. Ahora me palpita todo el cuerpo, desde las puntas del pelo hasta los dedos de los pies.

Me encanta cómo tu cuerpo reacciona a mí, Julieta.

No movía los labios. Estaba hablando en mi cabeza.

En mi maldita mente. Mis ojos se empañaron.

-No ha emitido palabra alguna desde que le metimos aquí. Hemos querido hacer salir al chico, pero no hay manera- la voz de la tal Sharon obtuvo ni atención.

-¿El chico? ¿Osea que el cura a dado parte de que está poseído? - susurró Felicity.

-¿Qué otra cosa puede ser? El agua bendita parece no hacerle daño alguno casi. Ésto va más allá de lo que imaginamos...

El cura sigue gritando que hable.

Le coge del pelo con violencia, pero él no aparta sus ojos de mi. Observo que luce como un simple adolescente.

Bastante desarrollado, pero un adolescente al fin y al cabo. Sus uñas están en mal estado y su pantalón está roto por varios lados.

Aún así, emite una energía que te ahoga. Y no sé si sólo me la transmite a mí, o todos sienten lo mismo.

-Se acabó. Debes de aprender que aquí somos nosotros los que mandamos- y tras decir eso, dejó la biblia en el suelo para coger el cubo lleno de agua bendita.

No sé lo que ocurrió, sólo se que el agua bendita ahora estaba sobre mi cuerpo, empapándome de pies a cabeza.

Yo estaba entre el cura y Romeo y escuché los murmullos y el jaleo que ésta acción ocasionó a mi alrededor.

Di dos pasos adelante y miré a Felicity, quien negó en silencio. Miré mis prendas empapadas y entrando en pánico, decido salir de allí lo antes posible.
Pero antes de dar tres pasos, una mano ahueca mi muñeca y soy zarandeada hacia delante.

Sale humo desde donde me tiene sujeta, y soy consciente del dolor que le debe provocar cuando aprieta la mandíbula.

Su cara quefó a milímetros de la mía, y fijó sus ojos en los míos. Lo que vi, me dejó aterrorizada.

Abrí la boca en un grito silencioso, y cuando parpadeé, soltando así el torrente de lágrimas, él me soltó.

Caí al suelo y gateé hacia atrás con sollozos de puro horror.

-¡Betty, espera!

Pero yo ya estaba corriendo escaleras arriba.

Salí del edificio y corrí sin rumbo alguno, frotándome los ojos en un intento de quitarme las horribles imágenes que sus ojos transmitieron a los míos.

Y cuando no pude más, me dejé caer a un lado del pasto, para después vaciar mi estómago en las plantas.

Había sido un gran error venir aquí.



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