9-Mirror

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Había pasado todo el sábado encerrada en casa, en un rincón de mi habitación, acurrucada.

No había comido.

No había dormido.

Ni siquiera me había movido. Sólo permanecía con el recuerdo de Samuel, con esa sonrisa socarrona, tratando de seducirme siempre.

Y ahora estaba allí por mi culpa. Estaba allí en esa habitación de hospital porque yo me había pasado de lista y había querido abrir una puerta que dejaba salir a uno de los millones de demonios.

Una melodía suena a lo lejos, pero yo permanezco en mi posición. Observo cómo mis lágrimas caen al suelo, para después ser absorbidas al segundo por la alfombra de mi habitación.

Cuando el sonido siguió insistiendo, levanté la cabeza, mareada. Al levantarme, el suelo me dió vueltas y tuve que andar sujeta a la pared.

Ésto me pasa por no haber comido ni haber tomado nada.

-¿Diga?

Mi voz cansada y rota no parece hacer efecto en la persona al otro lado del teléfono.

-Betty, estamos en casa de Brady. Ven rápido.

Observo el teléfono con el ceño fruncido.

La voz de Fred sonaba agitada y juraría que con cierto pánico.

Aprieto la mandíbula y sin ponerme el abrigo, cojo las llaves del coche y salgo corriendo hacia el ascensor.

Cuando salgo de él, tengo que pararme unos segundos, debido a que las nauseas aparecen como un terremoto. Logro detenerlas y corro hacia el coche para meterme en el tráfico de la ajetreada ciudad.

Esquivo y adelanto coches a toda pastilla, mientras intento volver a llamar a Fred, pero no me lo coje.

Cuando llego a casa de Brady, dejo incluso las llaves en el coche cuando veo que la puerta está abierta.

Todo dentro está a oscuras pero las voces de los chicos gritando, me dirigen hacia el sótano.

Conocía bien la casa de Brady, por todas las noches que nos quedamos a dormir todos juntos o a ver una película.

Tenía unas escaleras que iban debajo del suelo, para dirigirte a una puerta de metal, donde estaba el sótano.

-¡Chicos!

Mi grito hace que se asusten y dejen de aporrear la puerta del sótano.

-¡Betty!

Abrazo a Ally, quien me llevó junto a los otros, sollozando.

-Estábamos todos hablando con él en el salón, para que te pidiese perdón por lo que te dijo, y de repente, e-empezó a decirnos que veía algo raro en su reflejo, en la tele-televisión- los tartamudeos de Fred me llegaron al alma- Dijo no al aire, no había nadie hacia donde él estaba hablando, Betty- me zarandeó por los hombros, horrorizado- Y de repente... D-de repente empezó a ser arrastrado por el suelo...

Di un brinco cuando un grito varonil sonó desde dentro, seguido de una carcajada que... Que no pertenecía a Brady.

Era una carcajada varonil, pero no era de Brady. Conocía perfectamente su risa.

Los chicos empezaron de nuevo a llamar a Brady y a aporrear la puerta.

Observo la cara destrozada por las lágrimas de Sasha. La cojo del brazo, intentando tranquilizarla, pero me sorprende cuando se suelta de un tirón de mi agarre, para después mirarme con tanto odio, que di un paso hacia atrás.

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