7- Pencil

554 73 5
                                    

-Comenta. Estaré dedicando cada capítulo al mejor comentario. -

Ese día estuve perdida en mis pensamientos.

Tuve dos accidentes sirviendo café. Acabé con mis manos casi en carne viva y les entregué bandejas incorrectas a algunos pacientes.

Nick me manda la mitad del día a casa ya que según él, dormía poco y eso me estaba empezando a afectar.

No me despedí ni de los chicos. Sólo agarré mi abrigo y salí directamente hacia mi coche.

Suspiré y apagué el movil cuando empecé a recibir llamadas por parte de mis amigos.

Necesitaba estar sola, sí.

Era exactamente lo que necesitaba.

Decidí ir a una cafetería a tomarme algo tranquilamente y cuando el sol comenzase a caer, me dirigiría a casa y me daría un baño relajante.

Con el café caliente entre mis manos, cerré los ojos un momento, aspirando el dulce aroma.

Un golpe me hizo sobresaltarme y abrir los ojos de golpe.

Una pareja a unos cuantos metros de mí estaba abrazada por la mesa que se había caído de golpe al suelo.

Observé una de las patas rotas y algunos empezaron a soltar risas por el susto ocasionado.

Me pasé las manos por la cara y me dirigí al servicio, dejando mis pertenencias en la mesa.

Tras hacer mis necesidades, tiré de la cadena y abrí el grifo para lavarme las manos. Debo de tener un aspecto horri...

-Dios mío.

Mi espalda choca contra la pared a mis espaldas y con los ojos como platos, observé a la misma criatura del infierno reflejada de nuevo en el espejo.

Ladea la cabeza aún con una sonrisa siniestra en el rostro.

-¿Me has echado de menos, Betty?

Inspiro hondo y suelto el aire lentamente.

Me pongo recta e intento no mostrarme temerosa. Al parecer eso le gusta ya que me muestra una mirada de admiración.

-Te toca un reto hoy. ¿Preparada?

Aprieto la mandíbula y recuerdo que por su culpa la pobre Nora y su hermana están en ese estado.

Todo ésto era real. Debe serlo.

-Derrámales en la cabeza a esa pareja sus ardientes y deliciosos cafés.

Frunzo el ceño y le miro con negación.

-¿Y si no quiero?

Hace una mueca y eleva la mirada hacia arriba. Sus cuencas están vacías así que si no hubiese hecho una mueca y elevado la mirada hacia arriba, no hubiese podido saber qué había mirado hacia arriba.

Mis labios, sus labios... Se ensanchan con su sonrisa.

-Atente a las consecuencias.

Aprieto la mandíbula y le reto unos segundos con la mirada, hasta que un dolor de cabeza empieza a entrarme.

Niego y doy un paso hacia atrás.

-Guárdate las amenazas. No voy a hacer daño a inocentes.

Y apagando la luz salí a toda prisa de allí.

Tras dejar un billete en la mesa, cogí mi bolso y les dirigí una mirada de soslayo a la pareja.

Caminé rápidamente hacia mi coche y conduje entre el ajetreado tráfico de la ciudad. Rodé los ojos cuando el teléfono empezó a sonar de nuevo.

Estaba harta de que me estuvieran llamando tanto solamente por haberme ido sin avisar.

-¡¿No entendéis el significado de espacio personal?! - bramo al descolgar.

-Betty, estamos en el hospital- freno de golpe ante la voz rota se Ally- Samuel a tenido un accidente.

Jadeo y mis manos empiezan a temblar.

¿Será posible que...? No. No. Era imposible.

Aparqué delante del hospital y corriendo, le pedí el número de la habitación de Samuel a la chica detrás del mostrador.

Mi preocupación aumentó cuando me dijo que estaba en la de operaciones.

-¡Chicos!

Todos se giran para verme correr a través del pasillo hacia ellos.

Sasha se arroja a mis brazos y yo la envuelvo en un abrazo. Fred y Brady están sentados en las sillas, serios.

Ally se acerca a mi también y la abrazo antes de preguntarles en un susurro lo que había sucedido.

-Estaba en su turno, y le estábamos esperando para comer antes de irnos. No apareció y Brady fue a buscarle- titubea Sasha.

Ally se sienta en el suelo en silencio.

-¿Y qué pasó después? - susurro mirando a Brady.

Este traga saliva y tiemblo cuando me dirige una mirada de inseguridad.

-Tenía un... Un lápiz metido en el ojo, Betty- frunzo el ceño y le miro con los ojos como platos- Él mismo... Él mismo se lo estaba clavando, y sus gritos de horror, dios...

Entierra la cabeza entre sus manos y Fred le pone una mano en el hombro.

Yo empiezo a sentir nauseas y ansiedad y me froto el pecho con fuerza.

El hijo de puta... O la hija de puta... O lo que sea que fuese esa cosa, fue la que hizo ésto.

Me dió un reto, no quise cumplirlo, y ahora me ha hecho pagar por ello.

Aprieto la mandíbula y apoyo la frente contra la pared.

-Le están intentando sacar el lapicero del ojo, ya que está tan hondo que podría tocar un nervio del cerebro- Sasha me mira.

Yo me quedo en silencio y me excuso para ir a por café sólo para que no vean la humedad de mis ojos.

Al llegar a la máquina, la meto un puñetazo de pura rabia, pero me niego a derramar lágrimas, que es lo que aquella cosa quiere.

Me dejo caer al suelo, apoyando mis brazos en mis rodillas.

Por delante de mí pasa una enfermera con un carrito hecho de metal reflectorio y cuando lo miro, todo sucede a cámara lenta.

Me veo a mí misma reflejada pero no soy yo. Es esa cosa.

Me sonríe y me guiña un ojo. Cuando la enferma se va yo me encuentro hiper ventilando y entierro la cabeza entre mis manos.

-Tranquila, estará bien.

Me sobresalto y me alejo de golpe de una Ally confusa.

Maldigo y me pongo de pie para caminar de un lado a otro, intentado no entrar en pánico.

-¿Viste algo, Ally? - pregunto de golpe, haciendo que ella me mire sorprendida- Has estado rara desde que salimos aquella jodida noche de la gasolinera. ¿Has visto algo?

Traga saliva y se sienta en donde yo estaba sentada anteriormente.

-La otra noche, cuando esa figura estaba parada sin moverse...

Asiento, sorprendida de que me hablase de ese día y no de que ella también había visto a esa cosa.

Levanta la mirada y veo el terror en sus ojos.

-Cuando el rayo... Sonó... Todos desviasteis la mirada, pero yo no- acaba susurrando- Esa cosa... Esa cosa no era humana, Betty.

Un escalofrío me entra y observo las lágrimas en sus ojos.

-¿Porqué lo dices, Ally?

Me acuclillo hasta estar a su altura.

Ella aprieta los labios y observo las lágrimas caer de sus ojos. Baja la cabeza y niega. Levanto su cabeza poniendo mi dedo bajo su barbilla.

Me miró y yo la miro a punto de que me de algo.

-Desapareció, Betty... Simplemente, desapareció.

ROMEO✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora