Capítulo 4: Sentimientos e instintos

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En un mundo donde los seres humanos tienen una distinción tan grave como ser alfa, betas y omegas, los cultivadores desarrollaron habilidades mediante el entrenamiento físico y mental para poder controlar sus instintos básicos ¿Pero si estos están en juego con los sentimientos? ¿Qué tan grave podría ser?

Ese día se reunirían con el joven amo Jin en la montaña Bai Qui. Lan Yuan no pudo evitar sonreír levemente con la sola idea. Le gustaba tanto compartir momentos con el joven. Le parecía alguien valeroso, hermoso y de buen corazón; como una flor, hermosa y fuerte.

Ingresó en la habitación de su hermano, ambas estaban la una al lado de la otra. El aroma que le recibió impactó de lleno en su rostro, sintió de repente algo querer rugir dentro de él, como un mecanismo de defensa.

Jingyi estaba sentado en posición de loto con los ojos entrecerrados, intentando concentrarse, pero fracasando. No se había percatado que su hermano estaba cerca de su periodo de calor. Se había olvidado completamente de ese detalle. Y es que Jingyi era bastante irregular, aunado a que le restaba importancia al prepararse más duro que los otros aprendices. Si un alfa regular como Yuan entrenaba duro para controlarlo, uno irregular como Jingyi debería de entrenar el triple para estar preparado y no ser sorprendido.

Lan Yuan se acercó lentamente a su hermano. Se dio cuenta que el otro alfa tenía la frente sudorosa y la respiración agitada.

—¿Jingyi? ¿Acaso estás cerca de tu época de calor?

El otro resopló, abrió los ojos y asintió con un gesto de fastidio.

—Sí, me había olvidado que por estas fechas me venía. ¡Es un real problema no estar seguro!

—Estoy seguro que tuviste síntomas, pero que les restaste importancia. —Cruzó sus brazos con expresión seria.

El otro alfa desvió la mirada, nervioso. Yuan le conocía demasiado bien.

Ellos eran diferentes, Yuan aun siendo regular, siempre se mantenía alerta a cualquier instinto que pudiera afectar su raciocinio. Cuando se le presentaba los primeros síntomas de su época de calor, se avocaba a cumplir con todo el rito que los Lan tenían por costumbre: tomar diariamente baños en la primavera fría, redoblar la meditación, tomar té calmante y otras acciones. Del otro lado, estaba Jingyi; aun siendo irregular nunca le prestaba real atención a su propio cuerpo, siempre se le escapaba y un día antes intentaba hacer todos los pasos para poder controlarlos. Hasta aquel momento, no había sido un real problema que afectase a otros. Las únicas consecuencias nefastas de Jingyi habían sido los regaños y castigos a los cuales estaba bastante acostumbrado.

Así que, Jingyi estaba intentando usar su enorme terquedad para dominar esa época que para otros alfa era la oportunidad perfecta para enfrentarse a otros alfas, pero que para los Lan era incluso un tanto vergonzosa.

—Entonces, supongo que iré yo solo ...—Suspiró Sizhui.

—¡No! No te preocupes, yo estaré listo. Ayer tome un baño en el agua fría y en unas horas podré salir. —Se apresuró a decir, recordando claramente con quien se encontrarían.

—No lo sé. El maestro Zewu-Jun nos está esperando en el pueblo de BaiQui si vas en ese estado...

—Usaré esto. —Señaló orgulloso el ungüento que disminuía el aroma tanto de alfas como omegas. —Y estas hierbas. —Mostró con su otra mano unas hierbas que la secta no usaba, pero que no tenía idea de donde las había conseguido su mejor amigo.

Entonces, recordó que su amigo había comprado ambas cosas en una de las ferias de un pueblo donde habían tenido misión. Se preguntó si siquiera serían verdaderas y no una estafa. Eso, si no cabía posibilidad de que fueran tóxicas.

Jóvenes maestros de cultivo (Hiatus Indefinido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora