Mi alfa

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JinLing había intentado mantener la distancia de Sizhui todo el día. Aun así, esta vez Sizhui no intentó hablarle. Lucía concentrado en practicar con su espada. Por su parte, el omega también se avocó a su entrenamiento. HanGuang-Jun era un gran espadachín, así que fue el encargado de pulir sus habilidades. La secta Lan era sorprendente, dominaban todas las artes siempre tiñéndolas de majestuosidad y elegancia.

Para poder confrontar sus habilidades nuevamente se armó duelos. Esta vez peleo contra Zizhen. Sin embargo, estaba aturdido, constantemente buscaba con la mirada a Sizhui, esperando que le viera, pero el alfa solo estaba limpiando su espada con paciencia. Jingyi era el único que tenía la mirada levantada, el cual animaba con una enorme sonrisa a Zizhen. Inició la pelea, no fue tan fácil vencer a su compañero. Realmente estaba dando todo de sí, así era como debía ser, sino no podrían mejorar. Pero su mente continuaba asimilando que tenía un alfa destino y que era su amigo y primo Lan Sizhui. Qué caprichoso podía ser el destino. Sizhui no era una mala opción, en realidad. Sin embargo, el alfa era una persona madura, centrada; en cambio, él tenía miedo de establecer una relación con un alfa como él.

—¡JinLing!

No pudo evitar la espada de Zizhen, el chico hizo todo lo que estuvo en sus manos para detenerse, aun así, le cortó ligeramente el brazo. Zizhen soltó la espada, la cual cayó con un ruido estrepitoso.

—Lo siento, lo siento. —Repetía totalmente asustado y culpable.

—No te preocupes, no estaba concentrado. —Respondió avergonzado de sí mismo.

Wei Ying llegó hasta él, de inmediato, le revisó la herida

—Parece solo superficial. —Soltó un suspiro de alivio. El omega dirigió una mirada hacia su alfa.

Lan Wanji asintió. Puso una de sus manos sobre la herida pensando en darle su energía para curarlo. Sin embargo, Sizhui se acercó a ellos con pasos apresurados. En su aroma podía notarse la preocupación por el omega.

—Padre, permíteme hacerlo. —Intervino, con la mirada concentrada en la herida de JinLing, como si pudiera sentir esa herida sobre su propia piel.

El alfa mayor asintió, Wei Ying sonrío. Sizhui acudió a él. Cuando tomó su brazo sintió una corriente recorrerle, así que se separó y alejó. Recordar que era su alfa destino le aterraba, sentía un vacío debajo de sus pies, sin saber cómo comportarse adecuadamente.

—Sizhui, no es necesario. —Soltó.

JinLing se alejó. Tomó su espada y la enfundó.

—A-Ling, deja que Sizhui te cure. —Intervino Wei Ying

—No es necesario. —Replicó de inmediato. — No he perdido energía espiritual. Solo necesito meditar y que el sanador me de algún ungüento. Esto no es nada. —Comentó con aspereza.

Se escuchó un suspiro resignado de Wei Ying. Aquella forma de actuar de JinLing era similar a Jiang Cheng de joven.

Por su parte, JinLing ingresó a la mansión. Sentía en su pecho y estomago un revoltijo de emociones sin orden. Pensaba en Sizhui y en los momentos íntimos que tuvieron, se avergonzó de sí mismo por ser tan insensible, pero también tuvo miedo de lo que pudo haber sucedido. Si con saber que le gustaba ya era incómodo, saber que compartían un lazo místico era peor.

—JinLing.

Sizhui lo estaba siguiendo. Camino más rápido y se desvío de lugar. Terminar en su habitación no le pareció una brillante idea, sino que se le hacía peligrosa por alguna razón que pensaba era mejor no ahondar.

Jóvenes maestros de cultivo (Hiatus Indefinido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora