Jóvenes maestros de cultivo (Hiatus Indefinido)

Capítulo 5: Desagradables anuncios

Una vida podía cambiar en tan solo un segundo. Donde pensaste encontrarte, puede no ser tu camino. Los dos jóvenes Lan solo habían actuado por una travesura que no creyeron realmente importante. Yuan solo pensó que apoyaba a su amigo porque no quería perder su confianza; mientras que Jingyi solo deseaba tener una oportunidad en ser correspondido por JinLing. No imaginó que su gusto por el joven amo desataría su época de calor, poniendo en riego a sus dos amigos.

Y ambos no pudieron seguir manteniendo el secreto: Yuan terminó por contarle a sus padres, mientras que Jingyi no pudo retener su época de calor por más tiempo. Todo aquello desembocó en consecuencias que no solo les involucraron a ambos sino a sus preciados familiares y maestros. Nunca imaginaron que a su causa los lazos entre las sectas Lan y Jiang casi fueran destruidas y que la amistad que su maestro Wei intentó recuperar se había perdido, además que para salvarles de que el líder Jiang continuara con el castigo JinLing tuviera que prometer no volver a verlos. Ellos no habían podido aguantar el castigo. Eran conscientes que si su maestro Wei Hanguang-jun y su líder no hubieran intervenido sus cuerpos habrían quedado destrozados por zidian. Ver a sus personas más importantes humillarse, inclinarse ante el líder Jinag destrozó sus corazones y ambos sentían que no tenían cara para volver a mirarlos. Pero Wei Ying solo los miró con aprehensión, cariño y preocupación por su estado. Hanguang-jun, Zewuju, incluso el maestro Qiren les observo preocupados por su estado, ninguno con odio. Aun así, internamente, se grabaron todos los últimos sucesos como una lección interna. Jingyi se prometió no ser imprudente y Sizhui a velar por la seguridad de otros, aunque estas le afectaran emocionalmente.

Cuando llegaron al Receso de las Nubes ya se encontraban mejor. Sin embargo, el castigo solo pudo esperar hasta que el líder de secta arribase. Al parecer fue todo un problema pues el maestro Qiren estuvo con problemas de salud. Aun así, no se retrasó más la primera parte del castigo: Trecientos tablazos. A partir del numero cincuenta ninguno pudo sentir más. Sus cuerpos estaban totalmente entumecidos. Sus visiones fueron borrosas, apenas escuchando el golpe de esta contra sus cuerpos, sintiendo a los discípulos sostenerlo de cada brazo. Si no fuera por estos, ambos estarían en el suelo. A lo lejos escuchaban el quejido contenido de Wei Ying. Cuando el golpe llego al número doscientos ambos perdieron el conocimiento.

Solo lo volvieron a recobrar cuando sintieron energía fluir a través de sus cuerpos. Estaban en una de las habitaciones de sanación. Vieron que era el propio HanGuang-jun quienes les transmitía su energía. Quisieron detenerlo, pero este negó firme.

—Chicos, no podrán descansar mucho más, así que tomen la energía de Lan Zhan.

Esas simples palabras les hicieron recordar que el pago de su falta no terminaba, A pesar de los amorosos cuidados de sus padres y maestros, la ejecución de la segunda parte del castigo no podía demorar. Sin embargo, se permitió que el pedido de Wei Ying fuese aceptado: los chicos serían visitados por un sanador una vez por semana para que revisasen que sus heridas continuaban sanando correctamente.

Una vez fueron encerrados en las simples casas que se tenían para el aislamiento, el silencio les absorbió. Era un lugar tan alejado que se podía escuchar el ruido de la naturaleza perfectamente. Cada uno estaba encerrado en su propia casa. Solo podían salir cuando tuvieran la fuerza necesaria para hacerse cargo del pequeño huerto aledaño, que mientras no era ocupado por alguien, se ordenaba mantenerlo vivo a un grupo de subordinados.

Por las mañanas, algún subordinado aplicado con el hechizo de silencio les dejaba afuera agua tanto para beber como para asearse. Usualmente nadie debería de darles comida o agua, pero ninguno tenía suficiente fuerza para ir al pozo a sacar agua por su cuenta.

Sin embargo, limpiarse sus heridas no fue fácil por sí mismos. Una vez terminaban de asearse lo mejor que podían y de beber agua, caían hacia un lado, recostados. Así dio inicio a la segunda parte del castigo de la secta Lan para ambos juniors.