Aún recuerdo ese día en que me conocí con Joe, también cuando me pidió ser su novia… todo era perfecto.
Siempre llevábamos esa sonrisa que nos alentaba a seguir con nuestra linda relación… en los días de lluvia, nos poníamos de acuerdo para juntarnos en un parque cercano, al llegar, Joe tomaba de mi mano y corríamos por este, dejando que la lluvia dejara ambos cuerpos estilando, si… pronto cogíamos un resfriado, así teníamos excusas para faltar a clases y en el periodo en que mis padres no se encontraban, Joe se escapaba a mi casa y dormíamos durante horas abrazados.
Si… sonaba una relación perfecta… y lo era… hasta que comenzamos a tomar decisiones diferentes, pensamientos diferentes.
- ¿¡Me estás escuchando!? –Escuché la molesta voz de mi novio.
Estaba lo suficientemente distraída en mis pensamientos para darme cuenta y entender lo que Joe me estaba diciendo hace un rato, nuestras conversaciones ya eran una molestia, incluso aburridas.
- Si –Dije estirando una mano para ver mis uñas- Están lindas ¿Verdad? –Sonreí.
- ¿¡Que!? –Exclamó.
- Míralas, pareciera como me las hubieran hecho en una tienda –Reí.
- ¡Eres increíble! Te estaba hablando de algo importante para mí –Sonó enojado.
- ¿A si? ¿Cómo que en las noches no puedes dormir porque escuchas los ronquidos de Kevin? –Arqueé una ceja y lo miré.
- Estem… eh… eh… no –Tartamudeó- Claro que no.
- Claro que si… ¿Entonces de qué?
- De que… estem… de que… ¡Ya se me olvidó! –Dijo molesto y quitó el brazo que rodeaba mi cuello.
- ¿Quieres café? –Sonreí tratando de cambiar el tema antes de que comenzáramos una discusión.
- No me gusta el café ¿Cómo no lo sabes? –Musitó molesto.
- ¡Joe! –Exclamé- Antes de ayer te gustaba el café. –Lo miré seria.
- Pues eso era antes… Hoy ya no –Miró hacia la nada.
Todas las peleas empezaban por algo así, algo ridículo y tonto… pero terminaban siendo graves… y este era un momento de esos.
- ¿Sabes qué? Tu no me entiendes y nunca me entenderás –Dijo enojado.
- ¿¡Que!? –Exclamé- ¡Dios! Siempre, desde que somos novios vengo aguantando tus arrebatos… ¿De qué hablas? –Dije molesta, caminé hacia la puerta y la abrí- Ya vete… no quiero seguir con esta ridícula conversación.
- Oh… eres una cobarde que no quiere terminar el tema –Se cruzó de brazos- Y le llamas ridículo a mis problemas.
- ¿¡COBARDE!? –Detestaba que me digieran ese tipo de cosas.
- Si… y no me pienso ir –Se me acercó y cerró la puerta.
- ¡Vete! O si no… o si no… -Balbuceé con rabia.
- ¿O si no que? –Dijo desafiante y se me acercó.
- O si no rompo contigo –Dije seria y me acerqué a él.
Como me ganaba de estatura tenía que levantar mi cabeza para poder mirarlo a los ojos con la cercanía en que estábamos.
- ¡No me manipules! –Reclamó.
- Entonces vete –Dije seria.
- NO… ENTONCES… ¡Bien! ¡Terminamos! –Dijo con rabia.
- ¡BIEN! –Exclamé, tenía rabia, estaba enojada… pero después de todo nos queríamos… ya llevábamos alrededor de un año y medio siendo novios, no podíamos terminar por café y problemas con los ronquidos de sus hermanos.
Nos quedamos entre miradas enojadas y aun así su aliento dulzón me hacía volar, solo alcancé a sentir cuando llevó ambas manos a mi rostro y pegó sus labios a los míos, fundiéndonos en un beso totalmente apasionado… Subí mis manos a su cuello, logrando que el beso fuera más profundo… De a poco nuestras cavidades bucales comenzaron a abrirse para darle el paso a nuestras lenguas para un encuentro fatal…
Sentí sus manos bajar por mis hombros, brazos, y llegar al borde de mi polera… levantándola de a poco hasta lograr quitarla y tirarla al suelo.