- ¡Dios! –Exclamé en un susurro y tiré a Joe hacia un lado.
- ¿Qué hacemos? –Dijo tomando su ropa.
Solo alcancé a colocarme mi ropa interior inferior, tapé mis pechos con mi polera, tomé mi ropa y salí corriendo en dirección a mi habitación, Joe hizo lo mismo.
Al entrar en la habitación, cerré con seguro y suspiré apoyándome en la puerta.
- Entra al baño –Le ordené seria.
- Si, si… -susurró y entró en este.
Terminé de vestirme cuando escuché que tocaban la puerta de mi habitación.
- ¿Hayley? –Era una voz masculina.
¿Quién rayos era?
Abrí la puerta y ahí estaba Nick, escondiendo sus manos en los bolsillos.
- ¿¡Como mierda entraste en mi casa!? –Exclamé atónita frente su presencia.
Lo miré y observé su mano, la llave de mi apartamento colgaba en uno de sus finos y largos dedos.
- Dame eso –Se las arrebaté.
- Oye, tranquila –Sonrió- Supusimos que estarías con Joe –Dijo observando el interior de la habitación.
- Pues, error, no está –Dije fría- ¿De dónde sacaste mis llaves?
- Las encontré en la lavadora, supongo que se las diste a Joe –Sonrió y entró en la habitación.
Nick era mi mejor amigo, pero siempre nos tratábamos mal, éramos como niños pequeños.
- ¿Y tu novia? –Dije recogiéndome el cabello con las manos.
- Espera en el auto, igual que Kevin y Tara –Sonrió y comenzó a desordenar mi perfecto escritorio.
Tara, Tara era mi odiosa hermana y novia de Kevin.
- ¿Venías a dejarme las llaves? –Lo apresuré para que se fuera.
- No… te vengo a buscar, Joe anda desaparecido, lo hemos llamado alrededor de 5 veces, pero nada… pensamos que estaría contigo y… -Lo interrumpí.
- ¿A buscarme? ¿Para qué? –Arqueé una ceja.
- Haremos una junta en casa de Jeremy, estás invitada –Dijo mirando con desagrado una foto de cuando él y yo éramos pequeños en una ducha- ¿Por qué aún guardas esta basura?
- Porque es tierna, teníamos tan solo 3 años y sirve para darle celos a Joe –Reí.
- Entiendo –Volvió a dejarla en el escritorio.
- Oye… no estoy de ánimos para salir. –Mentí, lo que más necesitaba en estos momentos era relajarme.
- Iras quieras o no, Joe ya ha absorbido mucho de ti, es hora de que salgas a divertirte. –Sonrió con ternura.
- No pienso moverme de aquí… ¿Acaso me obligarás?
- Es un sí o lo otro.
- ¿Lo otro? –Arqueé una ceja.
Caminó hacia mí, tomó de mis piernas y me cargó en su hombro.
- ¡Nicholas Jerry Jonas! Bájame en este instante –Ordené, pero fue en vano.
Salió de la casa conmigo acuestas, cerró la puerta, esperó a que el elevador llegara al piso, me metió en este y marcó el piso 1.
- ¿Y tú eres enfermo acaso? –Dije enojada.
- No, la enferma eres tú que no quiere salir a ninguna parte –Dijo tranquilo con las manos en sus bolsillos.
Solo suspiré enojada y me crucé de brazos, al llegar al primer piso me quedé inmóvil, pero mi amigo me tiró de un brazo.
- Vamos, no seas testaruda –Dijo tirándome.
Volvió a cargarme en su hombro y me llevó hasta el auto. Siendo orgullosa me fui callada en todo el trayecto a casa de Jeremy.
