- Estás… tu… estás… -Musitó entrecortado.
- No tengo idea –Sonreí suave- no alancé ni si quiera mirarme al espejo –Agaché mi cabeza.
Tomó de mi mano, me llevó hacia mi habitación y me puso al frente del gran espejo… ahí estaba mi figura y luego a mi lado, apareció mi mejor amigo.
Nuestros trajes combinaban, el mío era blanco, la parte superior llevaba una fina tela con figuras que me parecían a ser flores, claro, no se notaban, solo eran un detalle y la parte inferior era abultada, una suave tela brillaba sobre debajo, todo blanco, más bien parecía novia.
- Estás hermosa –Susurró, me acercó a él y besó mi frente- Será mejor que bajemos, Cadie espera en el auto.
Tomó de mi mano y entrelazó nuestros dedos hasta llevarme fuera de mi departamento, nos separamos y bajábamos al auto, ahí esperaba Cadie, muy bien arreglada, la verdad, se veía hermosa.
Todo el camino hacia el colegio, fui jugando con mis manos, nerviosa sin esperar nada más de esta noche que decepción, ahora pensaba en lo mal que había hecho en venir.
Finalmente llegamos al colegio, bajamos del auto e hice caminar a Nick delante de mí acompañando a su novia, no quería interrumpir entre los dos, sabía que ella no confiaba mucho en mí.
Escuché de lejos el murmullo de las personas y una suave música de velada sonando, me detuve unos pasos antes de entrar al gimnasio viendo como mi amigo y su novia entraban, pero luego giró la cabeza para verme.
- Hayley… -Susurró con una sonrisa- Vamos.
Me estiró una mano y me acercó a la entrada.
Todo estaba decorado a la perfección, globos en forma de corazones y delicadas cintas bordeaban el gran gimnasio.
- Nick, ni te atrevas a dejarme sola –Dije mirando el mar de gente.
Me volteé para buscar a mi amigo, pero ya no estaba, oh bien ¡Perfecto!
Caminé sola entre todas las parejas, esto realmente era incómodo.
Mejor sería ir por ponche, hablo de ese rico jugo sin alcohol que los profesores solían darnos, tomé un vasito y lo estiré para que el elegante mozo que atendía me sirviera un poco cuando un imprudente brazo casi logra derramar el ponche en la mesa.
- ¡Maldición! –Exclamé y me volteé enojada.
Me quedé callada mirándolo a los ojos, esos ojos los cuales no había mirado con detención por hace ya tiempo.
- Lo siento –Musitó serio y se hizo a un lado.
Me quedé en silencio con el brazo de jugo en mis manos mirando la mesa, ni si quiera era capaz de moverme.
- y… -¡Bien! ¡Me habló!- ¿Quién es tu Valentín? –Dijo girándose hacia mí para mirarme.
- Supongo que… nadie –Dije seria y rodé mi mirada hacia el- Supongo que viniste acompañado de… no sécómo se llama –Di un sorbo a mi ponche. - No… -susurró- ella tiene novio –Imitó mi acto. Me quedé callada, o si… novio ¿Y por eso tan amorositos? Quémás da, ya no estoy con Joe, ahora no importa. Comenzábamos a hablar, pero no sabíamos de qué, era algo realmente incómodo. - Y… tu… estás… te ves… -Balbuceó en un momento. - ¿Si? –Lo ayudé a continuar. Quedamos en silencio, yo esperando alguna respuesta de su parte, pero nada. - Hayley te ves… -Fue interrumpido. - Hayley… -Sonrió Jeremy. - Oh... Estem… Jeremy, Hola –Sonreí. - ¿Bailas? –Sonrió. Lo miré de pocos ánimos y luego suspiré al ver que Joe mantenía su cabeza agachada. - Claro –Susurré sin ánimos, no me agradaba decir que no en estas ocasiones. Tomó de mi mano y me llevó a la pista de baile, como eran canciones de ritmo lento estuve obligada a poner mi mano en su hombro, mientras la otra tomó la de Jeremy otra mano en mi cintura. El solo sonreía y danzamos lentamente al compás de la música. - Te ves maravillosa ¿Sabías? –Sonrió. - Gracias –Sonreí sin ánimos.
- ¿Hablas enserio? –Pregunté riendo ante una anécdota que contaba. - Claro que sí, fue humillante –confesó riendo. Traté de cesar mi risa cuando siento una fría mano sobre mí descubierto hombro derecho. Enseguida dejamos de bailar y me volteé para mirar quien era… ahí estaba Joe, serio y perfectamente parado frete a mí. - ¿Puedo? –Miró a Jeremy en señal de pedirle mi mano. - Claro… -Dijo algo molesto. - Bailaremos más tarde –Dije con una sonrisa. Solo sonrió y se alejó. Nos quedamos parados uno frente al otro, sin saber cómo reaccionar mientras una conocida canción comenzó a sonar…. Me miró y llevó una de sus manos a mi cintura, tomó la mía y la llevo hacia su hombro, entrelazamos nuestros dedos y comenzamos a bailar sin pronunciar ni una sola palabra… Nos mirábamos directo a los ojos, esperando alguna respuesta… pero se nos olvidaban que… no había. - Estás hermosa… -Susurró serio. - Estás muy… apuesto –Respondí con la misma seriedad de él. La letra de la canción que sonaba era hermosa y lograba dejarme llevar, por lo que sonreí y agaché la cabeza. - ¿Qué sucede? –Sonrió buscando mi mirada. - ¿No te recuerda algo? –Lo miré a los ojos con una sonrisa.
- ¿Hablas de esa vez que… nos escapamos y bailamos sin música? Recuerdo que te prometí algún día hacerlo formal –Sonrió. - Si… -Susurré y mi expresión se tornótriste. Dejamos de bailar en medio de la pista agaché mi mirada y miré el piso. - Hayley… -lo escuché susurrar y llevó una de sus manos a mi mentón para levantar mi rostro y lograr mirarnos- Perdóname… nunca quise… yo… te amo –Susurró y noté ese brillo en sus ojos, esta vez de lágrimas- Perdóname… -repitió- no tienes idea de todo lo que te amo… te amo… y te extraño, es difícil si no estás a mi lado, por favor… perdóname. Tomó mi rostro con ambas manos y me condujo hasta sus labios, logrando un perfecto beso… capturó mi labio inferior con tanta ternura que no resistí, llevé mis brazos hasta rodear su cuello con ellos y profundizar el beso. - Vámonos de aquí–Susurré sobre sus labios con los ojos cerrados. Lo necesitaba.
