"Si Dudas De Ti, Los Demás Lo Harán."

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QUINCE.

...


Había dormido poco, no tenía ya ni fuerzas para nada mentalmente y el cansancio me perseguía hasta no poder sin mencionar que la venda en mi hombro era un estorbo y me dolía a más no poder, un par de horas eran las que habían pasado después de haber vuelto a casa, después de recordar cosas que dolían y después de presenciar cosas que seguían doliendo.

—Voy a matarlo—gruñó Kei mientras empezaba a limpiar la herida en mi cuerpo. Así que un algodón con alcohol me estaba haciendo quejar a mares.

Hice una mueca de dolor—Dijo que solo era un rasguño pero que un balazo dolía menos—le comenté.

Y trás de eso lleno el algodón con mas alcohol y presionó duro sobre está haciendo que gritara —El cara de monda piensa que eres como esos delincuentes que frecuenta—dijo con enojo en sus palabras.

—Kei, me duele— me quejé.

Asintió y presionó con fuerza de nuevo—Tiene qué, lo que no te duele no sirve pero lo que te duele te hace indestructible.

Negué una y otra vez—No quiero ser indestructible— y con eso la aparté de mí y tomé el algodón lleno de sangre en su totalidad—Lo peor de todo es que no importa la hora que sea, tengo que volver ahora con él, venda por favor— le pedí a mi último y así no hizo, con fastidio pero lo hizo.

Dijo—Lo puedo matar por ti—y eso no sonó para nada a broma no hasta que mi mirada la aniquiló de inmediato—¿Qué?, yo solo decía—dijo encogiéndose de hombros.

—Parecía un demente en esa situación, como si le encantara eso—le comenté y llevé mi mano a mi cabello para envolverlo.

Ella suspiró—Y no has visto nada aún, prepárate—me dijo y entonces me levanté de la cama.

Asentí caminado hacia la puerta—Deséame suerte—le dije sonriendo de boca cerrada.

Y luego salí hacia el pasillo, pensado en que era lo que Jacob me iba a colocar a hacer, que era lo que ahora me iba a enseñar, a mostrar o talvez a decir, porque si la primera vez había salido con una herida de bala hoy talvez saldría muerta. En fin tenía que prepararme para pensar en lo peor, desde hoy en eso era lo único que podía pensar, ¿Por qué pensar en que las cosas pueden salir mejor cuando pueden empeorar?.

Cero esperanza se llamaba.

Y eso era lo que había tenido toda mi vida, así que ahora me iba a aferrar a ella tanto como a la vida misma.

Cuando llegué a las escaleras ya teniendo mis pensamientos más claros y esparcidos por todo los rincones de mi cabeza, bajé lo más rápido posible hasta que paré en seco al verlo.

Todo lo que pasó me lo dijo en un micro segundo en el que apenas pudimos distinguir nuestras identidades, entonces me dijo—No tengo todo el día—y con ello se empezó a devolverse por dónde había venido y yo bajé lo que me quedaban de escaleras lo más rápido posible para ir tras de él.

Y es que no comprendía que hacíamos adentrándonos a la casa—Pensé que saldríamos como horas atrás—dije y no pronunció ninguna palabra ante eso, no le mostró ningún gesto ante lo que decía y mucho menos me contestó o respondió. Solo empezamos adentrarnos más hacia la casa y entendí que era verdad que no sabía a donde carajos íbamos porque no me había dado el lujo aún de un recorrido para conocer aquella inmensidad de casa—¿A dónde vamos?—le pregunté y no me respondió, me ignoró por completo y siguió caminando y yo siguiendo su paso mientras jugaba con mis dedos por la incomodidad en la que estaba.

NERD [1] ✔️[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora