Capítulo 7

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El día de ayer fue increíblemente fuerte para mí, aparte de que hablé frente a todo el liceo... La bruja apareció en la entrada de mi casa sin dejarme escapatoria y terminamos peleando. Nos gritamos tantas cosas, los sentimientos reprimidos y todo el dolor que ella ha sido capaz de causarme a lo largo de mis casi diecisiete años de vida se los expresé sin problemas. Exploté y le grité que no quería volver a saber nada más de ella en mi vida, que la odiaba y que todo estaría mejor si ella no volviese a hablarme.

No puedo decir que sentí como si me hubiese quitado un peso de encima, pero realmente recuerdo que tras intercambiar el primer insulto me fui en blanco y todo ese autocontrol que tengo se perdió en segundos. Terminé llorando y le exigí que se largara de mi vista si no quería que llamara a la policía.

Fue tan fuerte nuestra discusión que muchos vecinos salieron de sus casas para ver qué estaba pasando, incluso algunos terminaron parados frente a mí y le gritaron hasta que ella retrocedió y por fin abandonó el lugar. Los demás me acompañaron por unos minutos hasta confirmar que estaba segura.

Cuando entré a mi hogar para estar en mi zona segura, no pude con mis propios nervios y lloré en silencio durante horas. Recordar su abandono, su falta de confianza y sobre todo su falta de querer me afectó bastante.

Deseé por tantos años que ella viniera a mí y fuera aquella madre que tanto anhelaba tener, pero el destino es cruel y con esa experiencia se suma otro llanto más al número perdido de las veces que he derramado mis lágrimas por su culpa...

Dice que mis palabras la hieren en su corazón

"¿Acaso ella nunca se ha detenido a pensar que tal vez la cosa puede ser al revés?"

Diciéndome cosas crueles en fechas tan importantes para mí que ahora detesto con mi alma. Son cicatrices que no importa cuantos años pasen y que quizás mi mente las vaya olvidando, mi corazón no podrá perdonarla.

Por su culpa me quedé dormida entre lágrimas y sollozos.

Me encuentro hablando en el liceo junto a Alexa y Victoria. No puedo evitar sentir como se me aprieta el corazón al recordar todo.

—Igual que cuático amiga. —Mientras mis dos amigas me mantienen abrazada llega una alumna de primero medio frente a nosotras.

—Oye, ¿tú eres Neo Rossi? —La miro con cara de pocos amigos, pero con la cabeza indique que sí —. Te adoro. —Prácticamente se abalanza sobre mí, mientras me abraza.

— ¿Disculpa? — Le pregunto mientras me quito de encima a esta chica pulpo.

—Tú fuiste la que habló ayer frente a todo el liceo. —De forma casi como si fuese narco, sacó su celular y lo desbloqueó mostrando un vídeo de Instagram "¡Esa soy yo el día de ayer!" —Weona, mi amiga y yo te adoramos, nadie jamás de los jamases se había atrevido a hacer algo así. —Con su mano derecha llama a una niña que estaba mirándonos desde lejos.

—Mucho gusto, me llamo Paula —Le devuelvo el saludo con la mano mientras que reviso el nombre de quien subió el video a internet...

"Camilo conchasumadre espera a que toquen la campana"

—¿Nosotras no vamos en el mismo curso? —pregunto a Paula y ella asiente con la cabeza —. Te me hacías conocida.

Riiing

Justo a tiempo suena el timbre indicando el segundo bloque, osea, educación física. Con las chiquillas nos despedimos y fuimos raudamente a la sala para evitar que la profesora nos retara.

—Wena, momia —vocifero al ver al practicante—. ¿Cómo estaba el sarcófago? — Esto ya se ha vuelto una rutina. Lo molesto, me molesta y después nos reímos.

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