Capítulo 13

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Posteriormente a nuestro día "juntos" comenzamos a llamarnos aún más seguido. Nos quedamos hablando hasta tarde por las noches y durante el día conversamos cuando tenemos ratos libres. Pero por alguna extraña razón hay veces que le hablo y la respuesta tarda en llegar. Él nunca hace eso, pero sé muy bien que tiene sus razones.

Cada vez estamos más cerca de los exámenes finales, tengo tantas preocupaciones y tantas cosas que hacer que siento que debería repartirme en diez para poder hacerlo todo. Los trabajos de matemáticas, el NEM (el cual yo detesto), el ranking, los talleres extra... Hay veces que me gusta alejarme de todo para respirar, por suerte mi papá se dió cuenta de lo que quería y comenzó a hacer fines de semana divertidos, me ayuda a deshacerme del estrés de los estudios.

— Oye Neo, ¿Cuál te gusta más? — Dirijo mi mirada hacia los trajes de baño que mis amigas me muestran — Queda poco para que termine el año, poco para que comiencen las vacaciones... Y nada para que me vaya con mi papá a ver a mi familia en Italia y Alemania.

— El de la derecha.

Aprovechamos la calma antes de la tormenta para distraernos y olvidar aquello que nos puede arruinar los promedios. Siendo que los exámenes equivalen a un veinte por ciento y que ese porcentaje se promedia al de nuestra nota final haciéndonos cagar el promedio si nos va mal, estaría más relajada pero aún no han nombrado a los alumnos que se eximen de tal tortura.

Estando en la zona de verano, puedo observar como los colores cálidos en las prendas destacan en los mostradores y percheros blancos. Se escucha música Pop en todo el lugar, muchos caminan al son de la música mientras sonríen. Las mujeres y adolescentes que están en la zona revisan la ropa mientras platican sobre cómo se les ve cada tela.

— Oye Neo, mira.

Las chiquillas me señalan a un chico con la mirada y yo lo observo con detenimiento — ¡Disimula aweoná! — El tipo que ellas señalaron voltea y alcanza a vernos, mis amigas miran para otro lado con las caras full rojas y yo solo me limito a reír.

— No puedo con esto — Me agarro el estómago y siento como pierdo el aire, pero no puedo detenerme — Dios mío, manera de reírme.

La voz de alguien detrás de nosotras hace que sienta el peligro, seguro es el guardia de la tienda — Disculpa — Mis intestinos están jugando al corre que te pillo con el resto de mis órganos.

— ¿Sí? — Chucha, es el weón que señalaron mis amigas. Sonrío como niña atrapada haciendo una travesura — ¿Ocurre algo? — Él se acerca y extiende su mano, alzo mi ceja y lo miro con desconfianza. Las drogas de tacto son muy utilizadas hoy en día, como si me fuera a arriesgar.

— Tranquila, soy de fiar — Mostrando su palma veo un papel con unos números escritos — Para ti.

Cuando por fin se va, me siento en el suelo y me quedo mirando la nada mientras sostengo el papel que me dejó en la mano — Amiga — Escuchando los chillidos de las chiquillas  y sintiendo como me revuelven las tripas cuando me agitan por los hombros — ¡Se te acercó el medio mino!

Las miro y luego observo con detenimiento el papel, pensando unos dos segundos se los doy — Tomen — Les entrego el número y me saco mi celular del bolsillo de mi mochila — No me interesa — La imagen de cierto muchacho se me pasa por la cabeza y eso evita que me pele.

— A ver ¿Qué pasa? — La Victoria agarra mis hombros, el resto me mira sin entender — Te conozco — Jalando de mi muñeca ,me lleva hasta los vestidores y nos mete en uno — Quería que tú me lo comentaras, sabes muy bien de qué hablo — Su mirada es severa, pero de todo modos me encojo de hombro — Neo quizás nadie se ha dado cuenta pero yo sí — Su voz se ha vuelto más grave, va en serio con lo que dice — Estás saliendo con alguien y no nos has comentado.

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