𝐔𝐍 𝐃𝐔𝐋𝐂𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎 ✦ ࣪ ִֶָ p𝟐

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Narrador Prov.

Jyunhao jugaba con Sungyeon mientras él se confirmaba que estuvieran yendo bien en el trayecto de su viaje al departamento de Seokhwa, solo él conocía el camino ya que era el único que siempre visitaba a los morenos cuando estaba aburrido. Pero el autobús aquel día parecía haber tomado un camino diferente, ya que no lograba reconocer del todo aquellos lugares por los que pasaban incluso estaba por llegar a pensar que se habían perdido.

No supo que pensar hasta que el móvil se detuvo a cargar más personas, donde se distrajo viendo a las personas que subían, reconociendo de forma casi inmediata a un japones y su grupo de amigos.

-- Gracias, creí que me había perdido -- suspiro aliviado cuando uno de los japoneses se sento a su lado, sonriendo tranquilo ante los nervios del coreano.

-- Lo sé, aun estas temblando -- se burlo pellizcando el brazo del mayor quien en verdad había iniciado a entrar en una crisis de nervios acerca de que si se había perdido.

-- Es que no sé que haría si llego a confundirme de camino y hago que Sungyeon y Jyunhao se pierdan junto a mi, seria un desastre, y seguramente me odiarian -- mordió su labio desviando su mirada hacia los nombrados, quienes a unos asientos más alejados ahora lo miraban como un par de cachorros traviesos.

-- Sin duda seria un desastre -- rió uno de los japoneses mayores, sentándose detrás del asiento de Jihoon y su amigo.

-- Una vez Yoshinori y Kotaro nos hicieron caminar horas por una parte de la ciudad que no conocíamos hasta llegar a la cara de Kota -- se quejo Keita, cruzándose de brazos al recordar que él aquel día tenía mucho sueño y no quería caminar, pero se vio obligado a hacerlo.

-- Una vez en un campamento de mi internado nos hicieron caminar por horas en un bosque, y eso que la mayoría de mi grupo eran niños, que un desastre total -- murmuró otro coreano, solo que no para ellos, si no para su amigo.

Los cuatro voltearon la mirada a ver a el otro grupo que hablaba entretenido sin prestarles atención a ellos, solo compartiendo un momento de amistad y historias mientras esperaban llegar a su destino. Y aun cuando Kotaro, Keita y Haruto volvieron a la charla, solo por que el menor quería saber que había pasado aquella vez dejaron de mirarlos, excepto Jihoon.
Él se había sumido en imagen de uno de los chicos cerca de los japoneses, sabia quien era, lo reconocía aun que no quería.

-- ¿Jihoon cuanto falta para llegar? -- pregunto Sungyeon, llamado finalmente su atención, logrando despegar la mirada de su amigo del joven del otro lado del pasillo de los asientos.

Pero llamando la atención del joven pelo negro, quien antes era observado, iluminando por inercia sus ojos y llenándolos de las esperanzas que había perdido hacia mucho tiempo.