Larga vida a Krensfeel

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Alexis

La sangre corre por mis brazos, mis ojos solo miran lo que lograron mis actos, el pedazo de escoria tirado en el piso lleno de sangre, gime de dolor y agonía. Debo decir que me pase de fuerza, no lo suficiente para matarlo, pero lo necesario para que no vuelva aparecer por estos lados.

El viejo edificio da la impresión de que se va a derrumbar en cualquier momento y ami no me da la gana de presensiarlo.

Soy una persona común o es lo que parece. Pertenezco al escuadrón 206, un soldado más, un guerrero que defiende a su ciudad de las escorias como la que acabo de destruir.

Según los jefes soy uno de los mejores combatientes, "su mejor creación", y para muchos el gran hijo del legendario Iasack Phelthon y la gran Mía Loredex, grandes guerreros de la ciudad y del mundo al cual pertenezco. No es de mi agrado que tanta gente crea conocerme solo por ser su hijo, no los conozco, para mí solo son desconocidos que murieron en el pasado.

Mi vida se basa en batallas, batallas internas y batallas contra aquel que quiera eliminarme, se puede decir que defiendo a la ciudad, después de todo fue la que me mantuvo vivo cuando mis padres no estaban.

Fui entrenado en bases militares a lo largo de mi vida, no hablamos de cualquier entrenamiento militar de humanos terrenales, acá tenes dos opciones o sobrevives o mueres y esto es solamente en los entrenamientos básicos.

Mi ciudad se divide en dos: los ciudadanos y los guerreros. Como ella existen seis ciudades más que conforman un círculo, una cadena que protege el centro de todo esto, el lugar donde se puede encontrar la "realeza", un montón de imbéciles con el poder de mandarnos a todos nosotros, ellos son los"jefes".

El camino a casa es lento, no intento apresurarme, después de todo la misión de hoy está cumplida y la ciudad se va sumergiendo en la oscuridad de la noche.

El viejo Tom me observa desde su asiento en la cafetería Bukers, siempre lo hace, se dice que fue uno de los mejores guerreros en su época, ahora es sólo un loco obsesionado con aquel lugar que frecuenta la mayor parte del día. Le devuelvo la mirada en cuanto paso por la vereda de enfrente y aun así él no la aparta, una lágrima cae por su mejilla y yo decido apartar la mirada.

Un poco más de una cuadra queda para llegar a mi residencia, no se me permite vivir en algún otro lugar que no sea éste, normas del escuadrón, de esta forma nos mantienen en orden.

Una vez dentro encuentro en la mesa un sobre, el mismo de siempre, en él está la misión del día de mañana. Jonh Carter, un agente encubierto que "logró" entrar hace tres semanas, esto quiere decir que los jefes lo han estado vigilando y parece que ya no lo quieren por estos lados. Esto es simple, si no se cumple con las órdenes de mis superiores los ciudadanos sufren las consecuencias, esto sucede con cada guerrero de cada escuadrón.

"Uno pelea y cien viven, uno cae y cien se levantan. Si Krensfeel vive los Thornex mueren"

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