El Juicio

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El salón se sumerge en silencio, la tensión se siente en el ambiente, representantes del pueblo se encuentran a mis espaldas sentados en las butacas, mis mayores están a mi derecha con ese perfecto traje de combate, y en frente de mi están ellos, los "jefes".

Me encuentro parado en medio de todo. Hace dos días recibí una "cita conjurados", en otras palabras se me cito a un juicio, hoy se me ha llamado a declarar y a juzgar por mis acciones, por el cual se desidira cuál será mi castigo.

Los jefes comienzan a leer las leyes que mis dirigentes declaran que he roto. Cada una de mis acciones dentro de este mundo, en el momento que decidí ser oficialmente un guerrero, son monitoreadas sin faltar una sola, lo cual esto hace que mis dirigentes sepan si cumplo o no las misiones que se me han sido otorgadas.

- De acuerdo con nuestros consejales, se declara que Alex Phelthon, soldado de la tropa 206, Debra aceptar cumplir con su misión dictada el día de su delito, con la diferencia de que está vez tendrá que utilizar sus propios medios para encontrar al sujeto y sin piedad alguna matarlo, de lo contrario el pueblo en el que vive pagará las consecuencias. Se le dará un periodo de 30 días para cumplir con la misión. Buena suerte.-

Me mantengo firme frente a ellos, mi espalda siente un ola de frío en cuando terminó de escuchar mi castigó, yo sé que esto no será una matanza como cualquier otra, está vez deberé luchar con un ser superior a mí y si anteriormente logró encontralo en el tiempo establecido.

Observo como se retiran los jefes y en cuanto abandonan la sala, los consejales se paran y se van. Mis mayores me observan con seriedad, si yo no logro cumplir con mi misión lo paga el pueblo y parte de mi tropa, debo comenzar a trabajar cuanto antes.

Me dirijo hacia la salida a paso firme, salgo del salón principal de justicia y me centro únicamente en idear un plan, preciso y astuto. En cuanto giro a hacia la calle de mi residencia Tom se me aparece de golpe frente a mi, sus ojos están abiertos de una forma muy exagerada, sus respiración es agitada y sus manos se colocan en mis hombros, por inercia lo estampo contra la pared de la casa a mi derecha, mi brazo izquierdo presiona sus pecho.

- Debes huir - mis cejas se unen y mis ojos lo estudian.

- usted debe meterse en sus asuntos, no se meta donde no lo llamen- lo suelto y sigo mi camino, pero él vuelve hablar, lo cual hace que pare.

- Debes huir, te obligarán a cometer el peor delito que un Phelthon puede hacer - mi cuerpo se encuentra tenso y mis manos en puño - tus padres jamás lastimarian a un Thornex.-

- yo no soy un cobarde -

Dejó atrás el sentimiento de curiosidad y me encaminó a mi vivienda, debo preparar todo cuanto antes.

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