12-¿Qué quieres tú de mí,Megan Brown?

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Mi cuello dolía de una manera impresionante,no podía moverlo.

Definitivamente no sentía mis piernas,y aún no me había atrevido a abrir mis ojos,la luz no me lo permitía.

Después de refregar mis ojos unas reiteradas veces,accedí a abrirlos lentamente para que la luz no irritara mis ojos.

Debo admitir que no me esperaba el entorno en el que me hallaba. Yo,Megan Brown,me encontraba en la fría pero cómoda falda de Dereck. Sus ojos se posaron en mí,seguramente al percibir mi movimiento.

Este puso una sonrisa con sus labios pegados.

-Despertaste pequeña dormilona.- dijo con una voz extremadamente tierna.

Si hubiese estado bien y no me sintiera tan dolorida y completamente confundida,lo hubiese golpeado,pero la verdad es que en este estado no era algo que estuviera dentro de lo posible.

Después de unos segundos tratando de reaccionar,me di cuenta que lo más raro no era estar sobre la falda de Dereck (De la que aún no me había despegado),si no,que era estar en un hospital,hasta ahora desconocido para mí.

Estábamos en la sala de espera,en la que había varias personas,la mayoría niños,probablemente esperando a ser atendidos.

No entendía que hacía en ese lugar,ni porque Dereck me había traído,pero ya cuando me sentí mejor,me decidí a hablar.

Levanté mi torso de su falda.

-¿Se puede saber que hago aquí?-dije con una voz firme y enojada.

-Alguien se despertó de mal humor-me respondió mientras miraba a las personas que salian de las salas.

-No,solamente estoy exigiendo una explicación de por qué no recuerdo absolutamente nada,y de pronto me despierto en un hospital,el cual no conocía,recostada sobre ti. Creo que es algo que cualquier persona en mi situación necesitaría saber.

Me ignoró por completo y eso me hizo enfadar.

Me levanté y empecé a caminar,la verdad es que no sabía a donde,solo me quería ir.

-¿A dónde crees que vas?

Dereck tomo mi brazo.

Intenté soltarme de su agarre,aunque no quería hacerlo.

-Al colegio,donde tendría que estar.

Negó con la cabeza.

-Debes atenderte Megan,te diste un fuerte golpe en la cabeza,este podría terminar en algo más grave.

Sonaba preocupado.

Toqué mi cabeza,tenía razón,esta dolía demasiado.

Me dirigí nuevamente a la sala,con al menos diez kilos menos de orgullo.

Me senté junto a Dereck,el cual se puso jugar con los cordones de su buzo.

Negué sonriendo. Aunque odie admitirlo,su acción me dio ternura.

Una enfermera salió de una de las salas:

-Número 48-informó.

Dereck se paró y volteo su cabeza hacía mí,lo que me dio a entender que era mi turno,así que lo seguí. La enfermera nos hizo pasar y le agradecí con una sonrisa.

La sala era extraña,estaba la típica camilla,pero en cambio de los colores tranquilos que suelen tener todas,esta estaba pintada de un rojo chillón y tenía madera hasta la mitad de la pared.

Había un enorme espejo,un escritorio y unos cuantos libros.

Dereck tomó asiento en el suelo. De las 5 sillas que había,él elige sentarse en el maldito suelo.

No me correspondes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora