cap.43

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Penúltimo Capítulo. 

Capítulo 43. Una Historia sin contar. 

The Beatles - Yesterday.

A veces cuando sientes que la historia está por terminar, es cuando realmente te das cuenta de que esta... nunca ha terminado, sino que está en el punto máximo, en el momento en el que los personajes tienen cierto tipo de transición, cuando fallan pero en algún momento... tienen que madurar, es entonces cuando tienen su final feliz o al menos... un descanso, incluso hasta los mejores personajes tienen su punto final.

Pensé que este sería el momento en el que yo tendría que descansar, el momento en el que todo quedaría en el pasado e incluso mi cuerpo terminaría por fin relajado. Pero al parecer aún no era el momento. 

Lo último que recuerdo, es que corría por la acera esperando dejar detrás de mí todos mis problemas. Esperaba que todo comenzara a desvanecerse y así fue... pero no por mucho tiempo. 

El cuerpo me dolía, todo se sentía tan doloroso, incluso respirar era difícil. Creo que había caído en alguna parte del planeta en la cual la gravedad era más densa o simplemente Dios me estaba diciendo que yo no era de hule y que el cuerpo de verdad tenía una cuenta enorme qué cobrarme hoy. 

Abrí los ojos, tratando de enfocar la mirada en algo que yo pudiera reconocer. La luz de la habitación estaba forzándome a cerrarlos de nuevo. El flujo de oxígeno que estaba pasando por mi nariz me estaba molestando, intenté quitármelo pero algo en mis brazos me retenía. Volví a abrir los ojos e intenté esta vez mover los pies, pero tampoco podía hacerlo. Jadeé un poco y comencé a sentir que alguien tocaba mi mano. 

Abrí los ojos esta vez un poco más lentamente y lo siguiente que vi fue como si regresara todo mi pasado al presente, y todo comenzara a doler con más intensidad. Ella estaba aquí, ella estaba mirándome fijamente, tenía en sus labios una preciosa sonrisa, esa sonrisa que me había hecho temblar hace mucho y que hacía que mis mejillas se pusieran rojas a penas la vieran. Su cabello era un poco más corto, pero seguía siendo de ese tono rubio brillante que siempre había llevado. Se acercó a mí y antes de que yo pudiera hacer o decir algo, me abrazó. 

Mis lágrimas comenzaron a salir incontrolablemente. Ella me rodeó el cuello levemente y su rostro estaba a un costado del mío y daba castos besos en mi mejilla. Los sollozos hacían que mis costillas se destrozaran pero no lastimaban más que la miseria que había en mi interior. 

Chloé se limpió el rostro y sonrió a penas mientras movía el cabello de mi frente y con sus pulgares limpiaba bajo mis ojos-. Ha sido mucho el tiempo en que no te veo, socio -susurró frente a mí. 
- ¿Qué demonios haces aquí? -pregunté y ella apretó una sonrisa seria- ¿Por qué tú? 
- He escuchado lo que te ha pasado y vine a verte -respondió con cierta sinceridad, pero sabía que me estaba ocultando la verdad. 
- ¿Puedes decirme qué pasó? 
- Te arrolló un auto... tienes tres costillas rotas, tienes suerte porque el auto no iba rápido, estás todo raspado de los brazos y las piernas pero estarás bien -dijo ella con media sonrisa-. Solo hay que cuidarte el esguince que tienes en el cuello o podría agravarse. 
- No recuerdo el impacto -tosí un poco y ella se acercó de nuevo para poder acomodar mi almohada. 
- Dudo mucho que recuerdes siquiera un poco de lo que ha sucedido en los últimos días. Tuviste una contusión en la cabeza pero estás bien. Me recuerdas a mí -sonrió y yo la observé fijamente. 

A pesar de que los años ya habían pasado, ella seguía pareciendo una porrista, no era muy alta, pero tenía el cuerpo delgado y en la mirada cierto brillo infantil, aunque había en ella algo... algo que yo conocía, era... algo que en mis ojos también había, tristeza. 

- Nunca te olvidaría -admití y ella se acercó para abrazarme otra vez. Hundí como pude mi rostro en su cuello y ella suspiró-. Hice muchas cosas malas Chloé. Hice hasta lo imposible para que la gente se alejara de mí. Les mentí mucho. Les herí. 
- Pero siguieron contigo, ¿cierto? -dijo más como una afirmación. 
- No entiendo por qué. No soporto la culpa. 
- Entonces no debiste siquiera haber iniciado Harry -murmuró tocando mi mejilla. Ella se sentó sobre la camilla en la que yo estaba y soltó un fuerte suspiro. 
- Casi mato al hijo de Russel, fue un...
- Accidente -asintió y me le quedé mirando, ella miró sus manos-. Harry, la razón por la que estoy aquí contigo ahora y no en casa cuidando de mi niña es porque me llamaron. Vine al hospital en cuanto me enteré de lo sucedido. Traté de contactar a tu familia pero al parecer tu padre ya no está aquí y tu madre tampoco. Gemma no está en la ciudad y a la única a la que pensé que le importaría... bueno, me ha mandado a la mierda en cuanto le dije tu nombre. 
- J...
- Sé lo que hiciste, he hablado con ella y me ha contado la historia. 
- ¿Sabes algo de Nicky? -pregunté ahora sintiéndome un poco ansioso. Esperaba que me dijera una buena noticia porque si era una mala, le pediría que tomara la almohada y me asfixiara hasta que mi rostro se pusiera morado. 
- Despertó hace dos días -sonrió y yo sentí que el alivio me invadía de forma inmediata. 

Dios, él estaba bien. Estaba bien, había despertado. Tal vez no volviera a caminar pero estaba vivo. Había mucha vida para él por delante, había mucho qué enseñarle, había mucho que decirle, había tanto que podría conocer, tanto que podría admirar. Todo, tenía todo lo que le restaba de vida por vivir. 

Sonreí y ella también lo hizo apretando mis manos, fue entonces cuando me di cuenta de que mis muñecas de verdad estaban aseguradas y mis tobillos también. 
- La policía te tiene preso aquí -fruncí el ceño, ella sabía mis pensamientos- creo que Brendon ha dado con el culpable de lo que pasó en la clínica en la que trabajaba. Los pacientes fueron trasladados a otra clínica y creeme ha sido todo un problema legal porque hasta en la televisión aparecieron, esto se va a ir a un juzgado y pronto -tragué saliva, sabía lo que eso podría significar. 
- ¿Iré a la cárcel? -ella contuvo el aliento y luego se encogió de hombros. 
- No lo sé, pero lo que sí tienes es posiblemente una órden de alejamiento contra Jamaica y Nicky -una mueca automática apareció en mi rostro. Sabía que me tenía que alejar de ellos pero no sabía que de verdad se haría mediante todo el peso de la ley. 
- Yo...
- Escucha, ella está muy conmocionada por todo lo que está pasando. Tienes que darle tiempo, dejarla pensar en lo que hará. Su niño es lo más importante que tiene. Una madre molesta hace hasta lo imposible por su hijo. 
- Es que... -bajé la mirada- no ha sido... no ha sido intencional. 
- Lo sé Harry -respondió y besó mi mano. 
- No, no lo sabes, tú crees que yo soy una buena persona y no lo soy. Hice tantas cosas Chloé, me convertí en algo... aterrador. 

Ella me observaba mientras yo trataba de convenserla del monstruo que era y ésta simplemente sonreía y seguía pasando sus dedos por mi brazo como si no creyera que estuviera frente a ella, como si de un momento a otro yo fuera a desaparecer. 

- No Harry, disculpa que te contradiga, pero la maldad no es como la gripa, no viene y luego se va. Tú nunca has sido malo -dijo bastante convensida- te he conocido y posiblemente ya no recuerde muchas cosas que dijiste o que yo te dije cuando te conocí, puedes ser un gran imbécil cuando te lo propones, pero si te fijas bien -dijo poniendo su mano en mi adolorido pecho- aquí hay algo que late, algo que me hace pensar en si tu corazón está funcionando de la forma correcta. Hay gente mala en el planeta Harry, pero tú no eres una de ellas. Tú simplemente has perdido el camino. 

Me le quedé mirando, pareciese como si ella estuviera completamente segura de lo que decía, como si pudiera leer todo lo que realmente había en mi interior. Todo mi cuerpo quería que le gritara que ella no sabía lo que yo sentía, pero ¿sabía yo quién realmente era? 

- Estás tan ocupado tratando de convenser a las personas que eres malo para ellos que simplemente no te das cuenta de que somos nosotros los que nosotros vemos en ti. Del salto de fe que hacemos para estar contigo -tragué saliva y medio sonrió-. Deja de decidir por nosotros Harry. Déjanos quererte a nuestra manera. 

Estuvimos hablando un poco sobre lo que hice en Sidney, por la forma en que viví e incluso de algunos alumnos que yo recordaba, al parecer lo único que quería era saber si mi cabeza funcionaba lo suficientemente bien. El doctor ya había venido a visitarme y a revisar que todo estuviera en órden. En mi estado podría irme del lugar en los próximos días. 

Chloé hablaba mucho conmigo, al parecer todo este tiempo había habido muchas dudas que ambos queríamos aclarar. 
- ¿Entonces tienes una hija? -pregunté, miré hacia la ventana y noté que estaba cayendo la noche. 
- Sí, es a penas un bebé -respondió y yo miré su vientre y luego su pecho. 
- ¿Qué? ¿Parezco mamá? -negué y ella sonrió, pude notar cómo sus mejillas se tornaban algo rojas, haciendo que mi estómago de repente se sintiera vivo. 
- ¿Cómo se llama? 
- Jenna James -respondió mordiendo sus labios y luego observé la mano en la que se suponía tendría un anillo, pero en este no había nada. 
- ¿Y su padre? 
- Es un tema difícil -respondió sin mirarme, pero yo tenía los ojos plantados en ella que a penas dejaba que ella se moviera sin que yo lo notara- me abandonó cuando se enteró de que yo estaba embarazada. 
- ¿Qué no estaban casados? 
- Dos semanas después de la noticia firmé los papeles -respondió y yo negué mirando hacia un lado-. Es un cobarde, no quiero hablar de eso. 
- A veces la gente simplemente se va -ella asintió y luego negó. 
- ¡Fue un cobarde! 
- Grita bebé, grita más. 
- ¡Lo detesto! ¡Detesto la forma en que jugó conmigo! ¡Detesto cómo me pintó el cielo, el sol, la luna y todo el maldito universo! ¡Detesto cómo me hizo pensar que esto era realmente una familia! ¡Detesto la forma en que miró a mi hija cuando la vió por primera vez y detesto que...! 
- Señorita -dijeron desde la puerta, una enfermera asomó el rostro y negó-. Los demás pacientes no tienen qué enterarse.
- Oh, déjela, esto es divertido -dije y ella rió pidiendo disculpas con su mano. 
- Lo siento -murmuró bajito y la enfermera se fue. 
- ¿Que harás entonces? -pregunté y ella se encogió de hombros.
- Mi padre ha conseguido que expongan una de mis pinturas en París, iré con él, tal vez todos esos garabatos que a tí te encantaban sirvan de algo. 
- Supongo -dije como si no estuviera seguro de su éxito. Si tan solo ella creyera en el don que tenía en esas manos... estaba seguro de que llegaría realmente lejos. 
- Supongo. 

Nos quedamos un momento en silencio hasta que sentí que los ojos se me comenzaban a cerrar otra vez. 
- Harry... 
- ¿Hmn? 
- ¿Quisieras vivir conmigo en lo que se resuelven tus problemas legales? -abrí ligeramente un ojo y ella medio sonrió-. Mi casa es demasiado grande para mi pequeña y para mí. 
- ¿Me dejarás acercarme a Jenna? 
- ¿Prometes cantarle alguna vez? -medio sonreí realmente agotado. 
- Tal vez... 
- Faites de beaux rêves -y entonces... me desvanecí.

PD: I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora