No soy buena.

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Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia.

Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Capitulo XII. No soy buena.

Y aunque la idea principal era usar el lugar para dormir, ninguna de las cuatro pudo hacerlo.

Después de las primeras tres horas de intentarlo se dieron por vencidas. Pues sus anfitriones eran todo menos silenciosas, podían oír como corrían de un lado para otro, pues después de haber dado el "permiso" de que las siguieran, la matriarca pregunto cuánto tiempo tenían para salir, a lo que Jade respondido que ellas partían al anochecer, y todas empezaron a prepararse para salir en cuanto esto pasará.

Tori y Cat se pusieron a jugar un juego palmas, cantando la canción de martinillo, unas cuantas niñas se acercaron a jugar junto a ellas, teniendo una pequeña competencia. Jade tomo un libro que estaba abandonado en el piso y disfruto leerlo, en realidad era un pasatiempo que disfrutaba desde hace mucho, tuvo la oportunidad de estar en las más importantes y grandes bibliotecas del mundo, el libro en cuestión era un libro sobre alquimia, narrado como una novela revelando la historia de un mago que pudo tener en su poder la escencia de la conversión de la materia, y en el explicaban todo lo que esté tuvo que pasar para poder llegar a ello. Trina se sentó y veía por una pequeña abertura de la puerta a las mujeres ir de un lado a otro, podía sentir como estaban poniendo mucha confianza en ellas, y aunque solo lo reflexionó para ella, no estaba segura de estar a la altura de esa confianza.

Entrada la noche, las cuatro salieron de la casa y se sorprendieron de ver que todas tenían ya sus cosas afuera sobre carretas de madera y hierro, y estaban listas para la travesía.

Jade se acercó a la matriarca. - ¿Esos eran todos los que las buscaban?

- No, seguramente pensaron que cinco eran más que suficiente para acabar con nosotras.

Jade asintió, tendrían, con algo de suerte, un par de días antes de que mandaran al resto a buscarlas, pero debían tener cuidado, eran bastantes mujeres y niñas, y realmente no sabía si entre cuatro podían protegerlas, pues ellas estaban acostumbradas a la batalla, no a la protección de otras personas.

- ¿Por que no utilizan carros motorizados? - Preguntó Cat, al ver que entre cinco magas invocaron a un golem de piedra para jalar una carreta, el ser era de forma de caballo.

- Supongo que llama la atención, y no creo que allá una camioneta que logre llegar a esta parte de la montaña. - Dijo Tori al ver que las otras cinco carretas que había, delante de ellas aparecían los golems listos para jalar la carga.

- Las camionetas necesitan gasolina, y no creo que allá una en medio del bosque para abastecer. - Dijo Jade dándose vuelta hacia sus tres acompañantes. - Tori y tonta, ustedes irán adelante y atrás, necesito que estén lo más alerta posible, Cat, tú y yo iremos a los lados, procuren no dejar que se adelanten o que se retrasen.

Las tres asintieron, y hicieron que les dijo Jade.

Para el amanecer, muy a pesar de las cuatro, no lograron avanzar mucho. Los golems eran sumamente lentos, y las brujas tampoco eran tan rápidas como quisieran. La brujas apenas se detuvieron empezaron a armar un campamento improvisado para ocultarse en el bosque, y le dieron la tienda más grande a sus "salvadoras".

- ¿Cuánto avanzamos? - preguntó Jade, viendo cómo Trina y Tori tomaban su forma humana nuevamente.

- Menos de la mitad que ayer. - Dijo Tori. - Si seguimos así, tardaremos por lo menos dos semanas y media en llegar.

Jade se rasco la nuca, las circunstancias no les daban muchas opciones, pero Jade tenía palabra y mientras ellas la siguieran, haría lo necesario para protegerlas. Antes de seguir su platica, cuatro niñas de unos doce años cada una, entraron en la tienda, en sus manos cada una traía un plato de barro, las niñas tenían que utilizar ambos brazos para que no se les cayeran los platos. A cada una le dieron el suyo y salieron de la tienda rápidamente.

Las cuatro olieron la comida ofrecida, podían oler la carne a medio cocer, aún con sangre, y el olor a hierba.

Estaban a punto de comer, cuando de casualidad, una mujer paso fuera de la tienda, y pudieron oír como su estómago rugía exigiendo alimentos.

Trina asomo su cabeza y vio como las más pequeñas tenían platos casi minúsculos, y comían con desesperación, la sopa que había en ellos, y algunas de las mujeres no tenían platos, mientras que las que si tenían los platos eran aún más pequeños que los de las niñas.

Las cuatro vieron sus platos, y suspirando salieron de la tienda por mucha hambre que tuvieran no podían probar bocado.

Se acercaron a las mujeres y empezaron a servir a cada una lo que podían para que la mayoría comiera, pero aún así vieron que no era lo suficiente para todas.

- Vamos. - le dijo Trina a Tori, transformándose en un lobo apenas más grande que la media.

Las dos salieron corriendo hacia el bosque.

No pasó más de media hora, cuando regresaron. Trina tenía en su hocico a cuatro liebres bastante grandes, y Tori venía arrastrando a un ciervo igual bastante grande, ambas los dejaron a un lado de donde habían preparado la comida. Y aunque no lo hacían con la intención de recibir algún tipo de agradecimiento, la mayoría de las mujeres cayeron de rodillas mientras agradecían, y lloraban.

- ¿Todo es para ellas? - preguntó Cat, que vio como de los animales caía un ligero rastro de sangre y eso fue suficiente para que su propio cuerpo exigiera alimento.

- Déjalas, no sabemos cuánto tiempo llevan sin comer decentemente. - dijo Jade, ella nunca había sentido el hambre, sin embargo, pudo ver como los ojos de las hermanas Vega, se empañaban ante la visión de lo poco que comían, y no tardó mucho en suponer que cuando eran esclavas, seguramente comían lo mismo o mucho menos. - Pero en realidad sí tengo hambre.

- No te preocupes, ya nos encargamos de ello. - dijo Tori, antes de perderse nuevamente en el bosque, pero esta vez, en vez de animales, saco a rastras los cuerpos de un hombre, y tres adolescentes, dos hombres y una mujer. Los cuatro compartían, de lo poco que les quedo de rostro, similitudes, y sus ropas eran de colores verdes y cafés, simulando camuflaje en el bosque, y aún de sus brazos colgaban los rifles de cacería.

- ¿Cazadores? - dijo Cat, tomado a la mujer, y arrancando un poco de su carne del estómago. - Penhe quech nog ega temporada deg cafa (pensé que no era temporada de caza). - dijo mientras masticaba y la sangre corría por su barbilla.

- No hables con la boca llena. - reprendió Jade, pero ella igual tomo al hombre mayor, y comió trozos completos de carne, triturando con sus dientes los huesos que llegaban a interponerse en su camino.

- Se supone que no deben estar aquí, pero ya sabes cómo son los humanos. - dijo Tori antes de ver cómo Trina se volvía a transformar para tragar a uno de los restantes, los gruñidos eran graciosos, pero pudo ver como las brujas veían un poco inpactadas como comían, estaba a punto de levantarse para decirles que no las vieran comer, pero una mano la detuvo.

- Déjalas, es mejor que se acostumbren a nosotras, y a lo que hacemos. - dijo arrancando un ojo del hombre para después reventarlo en su boca. - No pueden pensar que somos algo que no somos, y ciertamente nosotras no somos buenas.

-

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