Ja...

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Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia.

Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Capítulo XV. Ja...

Roma la cuna de una de las civilizaciones más grandes del mundo antiguo, en sus tierras se vivió el comienzo de lo que hoy es una de las religiones más importantes del mundo, al principio fueron cazados por los romanos, con el pasar de los años el catolisismo fue siendo aceptado hasta convertirse en lo que hoy es día.

Se dice que solo el tiempo y la historia es capaz de juzgar nuestras acciones. Hay quienes se cierran de ojos ante lo qué pasó en el mundo a manos de aquellos que se autodenominabán enviados de Dios, hay quienes los apuntan con el dedo y exigen paguen por sus acciones.

En los libros escondidos en lo más profundo de esas paredes de oro se escribió la justificación a cada acto, a cada acción, a todo lo que se llegó a ocultar. Solo algunos son los que fueron capaces de leer lo que en cientos de miles de páginas se a escrito. Sin embargo esas paredes no solo esconden esa información, esconden algo mucho más oscuro.

Los guardias que custodian ese secreto, oran cada día para que no sean ellos los que vean ese despertar. Pero no se tapaban los ojos ante lo que sucedía en el mundo, era un secreto a voces de la cruzada que durante más de quinientos años se había estado llevando, desde que esos seres aparecieron en Europa, la iglesia encomendó a la sección de Iscariote cazarlos, pero durante los últimos años todo se había ido de sus manos no pudiendo estar a la par de las exigencias.

La sección Iscariote es la mártir de la iglesia, el primero de aquella sección había sido el más fiel discípulo de Jesucristo, aquel que lo amo tanto que había sido el único que hizo lo que le fue encomendado, siendo conocido como el traidor más grande de la historia, sin embargo no podía estar más equivocado esa afirmación, pues Jesus fue el que le encomendó aquella traición para poder cumplir con la misión por la que había pisado la tierra en primer lugar, para poder morir por nuestros pecados. Desde ese día solo los más fieles discípulos habían podido ser parte de aquella sección.

Pero lo que se resguarda en aquellas paredes era algo mucho más antiguo, algo que solo podía ser contenido.

Los pocos que habían podido leer la historia de aquello no comprendían en realidad lo que estaba resguardado, en esencia solo era un corazón con una espada clavada en el centro, el cuerpo de aquella a la que le había sido arrancado descansaba a un par de metros de distancia, se escribió de ella tantas versiones que era imposible saber cuál era la verdadera, se escribió que al principio fue una simple mortal, que fue envidiada por los mismísimos Angeles, que un acto de crueldad le fue arrancado el corazón, y su castigo fue el de nunca poder ser vista por la muerte, que vería por toda la eternidad cómo está se llevaba a todos menos a ella, que vería descansar a la todo lo alguna vez vivió pero que ella no podría llegar a ese descanso.

Pero como fuera, los tiempos le darían lo que le fue arrebatado.

Los guardias temblaron de miedo, el corazón comenzó a latir.

Con desesperación corrieron fuera de esa cárcel, tocaron la puerta viendo como un hombre salía de la oficina del arzobispo.

- Su santidad.

El hombre detrás del escritorio alzó la mirada, hacia apenas unos segundos había dado la orden para utilizar un arma para cazar a las mujeres que podrían quitarles por lo que lucharon durante siglos, y por si fuera poco frente a el estaba uno de los guardias más valientes que había conocido, temblando como un niño pequeño.

- ¡Despertó!

El arzobispo se tapo la mirada con las manos, nunca en sus más horribles pesadillas había pensado que el sería testigo de lo que pasaba frente a sus ojos.

- Cambio de escena. -

Habían llegado después de una semana de caminar sin descanso.

Tori iba cargando a Jade sobre su espalda, apenas podía avanzar sin caerse por sentir las traviesas manos de se señora sobre de su cuerpo, y sentir cómo su oreja recibía ligeras mordidas de la boca de la pálida.

- Llegamos.

Jade se bajo de Tori sonriendo por escuchar la ligera protesta que recibió cuando lo hizo.

A simple vista solo era una parte más del bosque. Pero Jade, antes de que cualquiera pudiera decir algo, con su pie quito lo que parecía un pedazo de tierra musgosa, revelando una escotilla.

Algunas estaban más qué impresionadas, nunca hubieran imaginado que debajo de la tierra hubiera un lugar así, era un castillo bajo tierra, sin embargo en las paredes no había ni un rastro de humedad, los muebles estaban cubiertos por mantas que los protegían del polvo, las brujas recorrían él lugar, algunas pudiendo tomar la oportunidad para descansar.

Cat se acercó a Jade, con ayuda de Trina había podido ver lo que estaba pasando con todos los demás como ella. Los videos mostraban como el genocidio era cada ves más brutal, como filtraban videos sobre cómo algunos eran torturados antes de ser asesinados, como no distinguían entre niños o adultos, todos eran cazados.

- ¿Y ahora?

Jade volteo a ver a la pelirroja, buscando que se explicará más.

- .¿Solo vamos a quedarnos aquí escondidas?

- No sé que más quieres.

Cat estaba apunto de decir lo que pensaba, cuando vio como Trina y Tori se transformaban casi involuntariamente, comenzaron a gruñir, su pelaje se erizo y mostraron los colmillos.

- Parece que esa no es una opción.

Cacería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora