Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia.
Perdonen si este capítulo es más corto que lo normal, pero he estado posponiendo mucho mi tarea y está por fin me alcanzó.
Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.
Capítulo IV. Un par de siglos y seguimos igual.
Jade hace un par de décadas había abandonado su propio reino, no le veía sentido seguir ahí, durante años busco a Victoria, pero esta pareciera se había esfumado en el aire. Así que más de una vez vio que en sus narices conspiraban en contra de ella, le causaba risa el hecho que pensaran que ella no sabía, claro que estaba enterada que la querían derrocar, hombres codiciosos.
Más de una vez se quedo pensando si ella también pensaría en ella. No sabía por qué, pero pasó noches enteras viendo la luna en silencio. Pero dentro de si sabia, que ese si era el caso, ambas pensaban una en la otra de la misma manera, pero también sabía, que ese no era el momento de estar juntas, por ello cada que no recibía noticias de ella no se decepcionaba, simplemente sabía que aún no era el momento.
Ahora, ya no le veía el caso seguir a cargo, era aburrido ver y escuchar lo mismo durante siglos.
Fue una noche de luna llena, que la vio en un sueño, era tal como la recordaba, ambas estaban juntas en aquel infierno. Pues ella sabía que el precio a pagar es la inmortalidad, veía todo a su alrededor cambiar y ella seguía igual, no podía hacer nada para cambiar aquella maldición, y solo podía pensar en alguien con quien compartir aquellas noches.
La vio en aquel sueño, no era como si fuera la primera vez que la viera, pero fue diferente, anteriores veces, siempre que la veía, era como ver una ilusión, algo etéreo, inalcanzable, pero como dije fue diferente. En este sueño la veía a un lado suyo.
Y sabía a dónde ir, dejo todo por seguirla, no era como si necesitara algo en primer lugar.
Así que solo se fue, llegó a los Estados Unidos, los tiempos eran tan volubles que ya no le costaba trabajo acostumbrase al cambio, llegó a California, exactamente a la ciudad de Los Ángeles, había tanta gente como a la persona que buscaba, y a la misma vez tan diferentes. Ella sabía que ambas ya no pertenecían a ningún lugar, ni a ningún tiempo, por ello podían estar dónde quisieran.
Jade no tardó mucho en saber a dónde debía ir, a una High School, llamada Hollywood Arts. Durante un año estuvo asistiendo como "cualquier" otra persona, en una escuela llena de gente peculiar, ella llamaba la atención, pero no tanto como si fuera a una escuela normal. Y ahora, ella agradecía a los humanos por ser tan superficiales para buscar cuidar la piel de los rayos del sol, pues gracias a ello, ella podía salir a pleno día sin sufrir ningún tipo de mal, solo un poco de cansancio, y de vez en cuando dolor de cabeza, pero era tan raro que no le tomaba importancia.
Puede que para muchos, un año y meses, fuera bastante tiempo, sin embargo recordemos que para Jade, solo era como si hubiera llegado solo apenas un par de días antes.
Un nuevo comienzo de semana, ella estaba caminando hacia su casillero. Nada importante que resaltar, y pese a que sabía que tarde o temprano la vería, su paciencia no era mucha.
Pero solo fue un segundo en que la vio, no era como en sus sueños. Por supuesto que no lo era, su caminar orgulloso, su porte, todo era tan diferente a los sueños.
No pudo reprimir la urgencia de acercarse a ella, y no le importó que sus movimientos estaban siendo vigilados. Sus pasos eran sigilosos, pero fue un instante en que ambos ojos chocaron.
Jade se acercó a Victoria y la tomo de la mano, pese a los murmullos se alejo de allí con ella.
No sabía a dónde llevarla, pues nunca pensó más allá de verla. Pero su instinto le decía que debía hacerla suya.
Caminaron juntas por unos minutos, ninguna decía nada, ¿Que se tiene que decir después de tanto tiempo?
Jade la llevo a su casa, el lugar solo era un lugar para dormir, nada importante la ataba ahí, como a ningún lugar.
Pero solo fue cerrar la puerta, y dejar que sus acciones hablaran por ellas.
Las palabras no son suficientes para describir el anhelo de ambas almas, que aunque se a dicho, que ya no pertenecen a este mundo, sus caminos han sido tan largos, que no saben ninguna de ellas a dónde dirigirse, ni siquiera saben siquiera si están avanzando o si deben llegar a un lugar en primer lugar, y lamentablemente este escritor es tan mediocre que no puede ni siquiera plasmar en palabras los sentimientos de ambas, sin embargo, se quiere tratar de hacerlo.
Ambas se miraron en los ojos de la contraria, y se sorprendieron de lo que veían. No era solamente las ansias de volver a sentir aquella sensación de la primera noche, no solo era por el placer de la carne que las llamaba, era algo mucho más grande, algo más profundo y temible que aquel deseo, solo supieron que en aquel instante todo había de cambiar, y ninguna se imaginó la magnitud del cambio que les esperaba. Era como un oasis en medio de un infernal desierto, como la esperanza de encontrar en medio del mar una isla, era la esperanza de encontrar en alguien más lo que se ha estado buscando con tanta desespero que no se creía poder encontrarlo.
Jade fue la primera en salir de aquel trance, y tomo los finos labios de la contraria, el deseo era tanto que apenas podía controlarlo, y Victoria no podía hacer nada más que obedecer las exigencias de la duquesa. Dejó que la contraria tomará sus labios y violara su boca con su lengua, pero ella también sabía que esa actitud no sería bien recibida por la duquesa, debía ser alguien merecedora de estar a su lado.
Y ella sería esa persona.
Mordió sus labios, y se separó apenas unos centímetros de ella.
Los ojos de ambas cambiaron de color, por unos de color rojo.
- Mi señora. - La voz de Victoria era ronca, apenas podía considerarse palabras pues faltaba muy poco para ser gruñidos. - Oh mi señora, he estado esperando esto tanto tiempo.
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Cacería.
Hayran KurguJade la primer vampiresa, le dio la espalda a Dios cuando este le dio la espalda a ella, se convirtió en lo que odia, y Tori hizo lo que creyó necesario para salvarse y a los que quería. Jori. AU.