Especial ღ

45 5 0
                                    

Si los girasoles fueran personas, Hoseok las representaría.

Y  es el simple hecho de que a los seis años me vi en un debate mental. Fue algo demasiado curioso que ni siquiera me había percatado de ello, y que hoy en día sigue siendo uno de los secretos más profundos que he guardado en mi.

A tan corta edad me sentía un niño fuera de este mundo pues mi conducta era diferente a la de un niño "normal". Odiaba estar en grupo y siempre intentaba quedarme callado en la escuela, odiaba con toda mi alma que los niños jugaran a las escondidas o a la rueda enfrente de mí así que me comportaba de una manera bastante agresiva, les tiraba piedras y todo lo que tuviera a la vista para que se alejaran, sin importarme si se lastimaban o no.

Me llevaron a la dirección ese día, si lo recuerdo todavía con claridad.

El maestro había tomado mi pequeña mano con fuerza conduciéndome a la puerta de la Directora y es que no era para nada modesto pues abrió la puerta sin pedirle permiso antes, encontrando una escena bastante rara podría decirse así.

Un niño estaba llorando con demasiada fuerza mientras sostenía la foto de una mujer y se rehusaba a escuchar a la directora pero cuando cruzamos miradas, él se quedó callado por un gran rato mientras el profesor me acusaba de lo que había hecho.

La directora me tomó de la mano pero más delicado que el maestro y me condujo a la silla que estaba desocupada, o sea al lado del niño llorón y con su voz tan pacífica se dirigió a mí.

-Yoongi ¿Qué pasa? Deberías convivir con tus compañeritos que no te han hecho nada.

No contesté.

-Pequeño, por esta ocasión no llamaré a tus padres pero debes de ser más amistoso con ellos. A ver si te aventaran piedras y no les hiciste nada, ¿Te gustaría que te lo hicieran?

Nuevamente, no dije ninguna palabra.

La verdad es que en ese momento lo único que llegó a mi mente fue "Quita tu mirada de mí, niño llorón".

Ella dio un suspiro y entonces me regaló una última sonrisa antes de que me dijera que podría regresar al salón pero cuando giré el pomo de la puerta, el niño gritó con desesperación.

-¡YOONGI, YO QUIERO IR CON YOONGI!

-Pero Hoseok, ¿No que querías ir a tu casa porque te habías caído del columpio?

La Directora se mostró confusa en ese momento pero a la vez tenía una sonrisa burlona en su rostro, por mi parte sólo los mire a los dos pero más al niño que deseaba que no me acompañara a ningún lado.

-No. Ya estoy curado desde que lo vi, voy a ir contigo al salón.

Se levantó de la silla y se dirigió a mí aún con las lagrimas en sus mejillas me abrazó como si mejores amigos fuéramos desde el kinder. Sus lagrimas empaparon mi uniforme, ew, fuera niñito y lo aparté de mí.

-Bien si eso deseas, pueden irse.

Y en ese instante, sonrió.

No les mentiría que a tan corta edad para mí era la sonrisa más bonita que había visto, ni la sonrisa de mi hermana o de mi mamá se comparaba a esa. ¿Cómo describir lo que sentí en aquel momento? Alivio y por supuesto, me había hecho cambiar de parecer acerca de él.

De verlo como un niño llorón y gritón por todo pasé a verlo como un bonito sol que acaba de entrar en mi vida y que quiero me acompañe en mis recreos.

Quién diría que me acompañó esa sonrisa en toda mi vida.

¿Entonces cual fue ese secreto que guardo todavía con tanto recelo?

Que a los seis años me gustó Hoseok.

Así es, todo ocurrió con esa sonrisa tan inocente que sacó de mi zona de comfort.

No sabía que era amor en ese momento pero sabía que tener a Hoseok cerca con esa sonrisita a mi corazón saltar en un trampolín hacía. ¡Boing, boing! decía mi corazón y después me sonrojaba, pero él creía que estaba colorado por la calor.

Yo lo molestaba con avioncitos de papel, le pegaba chicle a su cabello y también le pintaba su nariz cuando estaba distraído tratando de leer la lectura que nos dejaban de tarea, sí todo eso hice para que me prestara atención. Y también recuerdo que lo hacía cómplice de mis travesuras porque seamos sinceros, a mí la agresividad de aventar piedras no se me quitó a esa edad así que cuando veíamos a niños jugar a las escondidas les tirábamos papelitos con saliva y también piedrecitas, luego su sonrisa de Hoseok aparecía...

Luego yo me ponía nervioso.

-Deja de sonreír, me molesta.

Quise decir en ese momento "Sonríe más por favor, haces que mi corazón se vuelva loco por ti".

Fue un buen recuerdo, algo bonito que se quedará guardado para siempre en mi corazón amargado. Porque no pienso decirselo a nadie, ni mucho menos a Hoseok.

¿Pero qué paso, entonces?

Cómo dije antes, fue a la edad de seis años que me gustó mi mejor amigo pero sólo fue por esa edad. Todo tiene su fin así que cuando cumplí los siete al ver la sonrisa de Hoseok ya no me ponía nervioso o embelesado, no obstante, no lo negaré que su sonrisa es una de las más bonitas que he visto en mi vida. Así pasó, y ahora lo que siento por Hoseok es amor de hermanos y eso nada más.

Por eso no quiero ilusionar a mi mejor amigo porque yo no me enamoro de una persona dos veces, y sí el fue mi primer amor pero no puedo verlo de nuevo así. Nunca más.

Él es un girasol brillante que no quiero que se marchite por mis acciones ni por las de nadie.

Debo de protegerlo.

Es mi única misión.


*****

¡Espero les haya gustado! ^^

Muchas gracias por seguir apoyando FRIENDS aunque no sea tan activa con el fanfic, quiero agradecerles infinitamente por darle mucho amor uwu

¡Nos leemos pronto!












F R I E N D S » YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora