02.

154 27 1
                                    

Las piernas comenzaban a pesarme demasiado, tanto que mandé por un carajo la hora de la comida puntual cómo siempre hay en mi casa y me senté en un banco no muy lejos de la parada del autobús.

Masajeé un poco la rodilla y después me quedé viendo a la nada, o sea haciéndome el tonto para no llegar a casa pues mis piernas estaban tan cansadas gracias a las benditas escaleras que había en la Universidad, por dios eran infinitas.

Juraba que en cualquier momento me quedaría dormido de no ser porque una mochila cayó en mi regazo, el impacto fue tan fuerte que solté un alarido del dolor.

—¡PERO QUÉ MIERDA TE PASA, PENDEJO!

Grité furioso y tiré la mochila al suelo con brusquedad no obstante aquella persona lo  volvió a levantar con aire pesado y yo juraba reconocerlo.

Pero que tarado soy, es Hoseok.

—Lo siento Yoon, no era mi intención que cayera sobre tus piern...

—Bueno pues sí que fue el golpe de mi vida, joder. ¿Ahora cómo voy a mear?

No entendió mi chiste sin sentido, gruñí e intenté hacerle un pequeño espacio para que se sentara.

—Alegrate que me compadezco de ti, porque si no fueras mi amigo ya te habría sacado los ojos.

Le amenacé mientras sobaba ahora mi pierna, dónde más le tocó el impacto con esa cosa de mochila.

—Pero anda, sólo fue un golpecito leve.

Lo fulminé con la mirada y entonces Hoseok entendió de que debía de tener cerrada la boca.

El silencio se hizo presente entre los dos, escuchaba las llantas del autobús acercarse a la parada y sin embargo ninguno se dignaba a irse.

—Oye—Comenzó esperando a que volteara a verlo, pero cómo soy tan perezoso para ver su cara, él prosiguió— ¿Leíste la carta?

—Um sí.

Contesté dudoso, no sabía si contarle o no pues mis sospechas aumentaban cada vez más quién había enviado aquella carta y el porque Hoseok lo preguntaba a cada jodido momento.

Qué molesto.

—Y... ¿Qué opinas?—Balanceó sus piernas en el aire y su tono de voz parecía muy serio, jamás lo había escuchado así.

—¿Quieres que te dé opinión de una carta? ¿Qué es eso? ¿Por qué tanta curiosidad en lo que se haya escrito?

No respondió.

Mis sospechas fueron acertadas, sin embargo no le dije nada. Tomé el lazo de mi maletero y me levanté del banco, le dediqué una última mirada a Hoseok antes de irme.

—Agradable.

Alzó la mirada, arrugó la frente y poco después soltó una risa nerviosa.

—¿Agradable?

—La carta— Hice una pequeña pausa, volteé a ver a otro lado más específicamente al piso— Fue agradable leerla, no se quién la haya escrito pero se expresa un poco mejor que las anteriores cartas que recibí.

Se quedó callado durante todo ése lapso de tiempo y sin decir nada más continúe mi camino directo a casa, al menos había dicho la verdad o bueno eso intentaba.

—¡Yoongie Boongie!

Le oí gritar a una distancia considerable, no giré a verlo pero me detuve a esperarlo.

Es mi amigo de todos modos.

Llegó hasta mí agarrándose de mi cuello y  trataba de que lo cargara.

—Ni lo intentes, juro que la siguiente patada será en donde menos lo esperes.

—¡Pero yo te quiero mucho!

Ya no sé cómo interpretarlo.

—No te creas que te diré semejante cursilería, vete por ahí.

—¡Yah! ¡Yoongie Boongie Oppa!

Comenzó a chillar cómo una niña pequeña haciendo agyeo. En serio a veces era tan angustiante tenerlo como amigo.

Sin embargo me hizo reír por su vergonzosa acción.

—Anda que te den.

Le dije antes de retomar mi camino, claro teniendo encima al tonto de Hoseok.

Porque sí, lo quiero como un amigo y sólo eso.

Porque sí, lo quiero como un amigo y sólo eso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
F R I E N D S » YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora