No es justo.

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El ambiente parecía estancado. Todas las miradas estaban centradas en Lisa y lo que llevaba entre los dedos. Algo no estaba bien y todas lo sabían, pero era tan fuerte el shock que ninguna se atrevía a hablar.

—¡Ah! ¡Lisa suelta eso pero ya!— gritó Jennie con un semblante de asco imposible de esconder, al mismo tiempo que se llevaba las manos a la cara para tapársela e evitar seguir viendo.

—¡Ah! ¡¿Es un condón?!— también gritó Lisa al razonar bien la situación en la que se había metido. Soltó deprisa el causante de todo, y comenzó a limpiarse las manos de forma desesperada en la playera que llevaba puesta.

Paró en seco y volteó a ver con un semblante furioso al único hombre (aparte de ella) que había en la sala.

—Supongo que ya no hay necesidad de que diga que es mio ¿Verdad?— preguntó Jisoo con una sonrisa apenada. Rosé le metió un codazo en el brazo.

—¡¿Qué carajos, Jisoo?!— gritó molesta la tailandesa. —¡¿Qué diablos hicieron?! —

Jennie se llevó las manos a la boca al mismo tiempo que Lisa, casi parecían que estaban sincronizadas.

—No puede ser...— Jennie señaló hacia Jisoo y Rosé. —Están saliendo.— agregó.

Los ojos de Lisa se abrieron de par en par, ahora su mirada estaba fija en Rosé, como si buscara una explicación. Se sentía un poco decepcionada de que su mejor amiga no le haya contado que mantenía una relación con Jisoo.

—Y supongo que ya llevan bastante tiempo.— Lisa cruzó los brazos, y sus semblante molesto seguía firme. —Digo, para haberse atrevido a tener relaciones a pesar de que Jisoo ahora es HOMBRE.— recalcó la última palabra con un tono más alto.

—Si, de hecho hoy cumplimos cinco meses.—mencionó Jisoo con mucho orgullo. Rosé volvió a golpearla con el brazo, lo que decía solo provocaba el enojo de las dos y las dejaba muy mal paradas a ellas.

—Lo siento tanto...— por fin habló la menor. —No queríamos que lo supieran porque teníamos miedo de que no nos aceptaran y que le dijeran al CEO.— Se inclinó hacia Lisa y Jennie en señal de arrepentimiento, y jaló a Jisoo del brazo para que también lo hiciera.

—¿En serio creyeron que no las aceptaríamos?—preguntó Jennie.

Tanto Jisoo como Rosé asintieron apenadas. Por fin, Lisa dejó de tener esa cara de molestia, se había puesto en el lugar de las dos y la verdad es que tenía sentido que lo estuvieran ocultando, no porque fueran Jennie y ella malas amigas, si no, porque los traumas en Corea por el tema eran muy altos.

La tailandesa se acercó a las dos inclinadas y posó sus manos en cada hombro. 

—Nosotras jamas haríamos algo tan horrible como eso.— dijo Lisa. —Somos amigas. Amigas reales.—

Tanto Jisoo como Rosé levantaron por fin la mirada y observaron a la tailandesa con un brillo peculiar en los ojos, casi como si estuvieran viendo a Dios. 

—Lisa tiene razón, jamás haríamos algo que las perjudicara.— mencionó Jennie con el tono más relajado.

—¿Eso significa que aprueban nuestra relación?— preguntó Jisoo. Jennie y Lisa compartieron una mirada cómplice y no era una muy convencida. —¿Qué pasa?— insistió Jisoo, comenzaba a preocuparle que realmente no aceptaran del todo lo que tenían ella y Rosé.

—Si lo aceptamos.—respondió al fin Jennie. 

—Pero...— interrumpió Lisa. —No vamos a permitir que mantengan otra vez relaciones sexuales en la sala, y en ningún otro lugar, al menos no contigo siendo hombre.— Señalo específicamente a Jisoo, y ésta se llevó una mano al pecho haciendo un gesto de ofensa.—

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