Another body

7 minutos en el paraíso.

El closet era más oscuro de lo que habían pensado. En cuanto Jisoo cerró la puerta, todo se volvió negro. Lisa tuvo que recorrer algunos abrigos viejos que se encontraban colgados de la barra sobre sus cabeza para tener más espacio. 

—Pensé que no usabamos este closet.— dijo Lisa cuando terminó.

—Rosé y yo ya no teníamos espacio en los nuestros.— dijo Jennie a la nada. Aun no se acostumbraba a la oscuridad así que todavia no podía ver exactamente donde estaba la cara de Lisa.

—Al menos es espacioso.— respondió la tailandesa, luego se sentó en una pequeña madera que sobresalía de un extremo del closet, seguramente para poner cajas o algo parecido.

—Si, es espacioso.— dijo Jennie con voz apagada.

—¿Tienes miedo?— la cuestionó.

—Un poco.— admitió Jennie.

—Pero si estoy aquí.— Lisa alzó una ceja. No sabía que Jennie fuera tan miedosa.

—Por eso tengo miedo.—

Lisa se quedó confundida. ¿Había escuchado bien? ¿Jennie le tenía miedo a ella?

—¿Me tienes miedo?— preguntó con un ligero tono de confusión.

—A ti no, a mi.— respondió Jennie. Lisa cada vez estaba mucho más confundida, las respuestas de Jennie eran claras, pero incomprensibles a la vez.

—No entiendo Jennie, ¿A que te refieres con que te tienes miedo a ti? Me estas confundiendo mucho...— habló con firmeza y tacto. No buscaba molestar a Jennie en ningún aspecto.

Jennie no contestaba, y el ambiente comenzaba a tornarse algo diferente. Lisa no sabía como describirlo.

—¿Jennie...?—

En un impulso Jennie se abalanzó sobre Lisa, posó su manos sobre sus hombros y la besó de forma anhelante. Los ojos de la tailandesa se abrieron lo más que pudieron, sin embargo, sintió que su cuerpo reaccionó por si solo y le correspondió el beso de la misma manera.

A los cinco segundos, Jennie se separó un poco jadeante. Miró a los ojos a Lisa y se mordió levemente el labio inferior.

—Tenía miedo de hacer eso.— confesó.

Lisa se relamió los labios, sin flaquear en su intento de mantenerle la mirada a Jennie.

—Hazlo de nuevo.— le pidió la tailandesa.

Jennie no tardó ni dos segundos en volver a tomar los labios de su acompañante. Y con cada segundo que pasaba aquel beso se volvía cada vez más intenso.

Lisa ahora tenía las manos posadas en la mejillas de Jennie, no quería que se terminase su unión. Sin embargo, la falta de aire era más fuerte que su convicción, así que terminaron por separarse.

—Creo que... me gustas.— dijo Lisa apreciando cada detalle del rostro de Jennie. Sus ojos ahora estaban acostumbrados a la oscuridad, así que podía verla a la perfección.

—No te creo. Si me vuelves a besar tal vez lo haga.— el tono con el que había respondido la coreana, le erizó cada una de los bellos del cuerpo.

Lisa no perdió el tiempo y volvió a adueñarse de los labios de su compañera. Las manos que antes mantenía en sus mejillas, fueron bajando por su cuello, provocándole escalofríos en todo el cuerpo a Jennie.

Ésta se acercó mucho más a Lisa y entonces... lo sintió. Se separaron al instante, pues la tailandesa también lo había sentido. Otra vez su miembro estaba erecto, y tan solo con una pequeña sesión de besos.