Madame Yung

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-¿Puedo saber por qué de repente actuaste así?- preguntó Jisoo mientras alzaba la mano para detener un taxi que se acercaba a la zona.

-¿Te molestó?- cuestionó Rosé con el tono decaído. No lograba apreciarse mucho sus expresiones por el tapabocas que llevaba puesto, pero sus cejas caídas indicaban que estaba triste. No le gustaba que Jisoo fuera tan fría con ella.

-No me molestó, solo me sorprendió.- Jisoo bajó la mano al ver que el taxi estaba ya ocupado. Volteó a ver a Rosé y al percatarse de su semblante decaído se acercó a ella, le bajó el tapabocas y la besó.

-Hay una razón para que actuaras así. ¿No? - Replicó luego de terminar con el beso. La menor asintió con la cabeza.

-Quería ayudar a Jennie unnie. Se notaba que quería estar a solas con Lisa.- admitió por fin. Jisoo abrió los ojos sorprendida. ¿Cómo no se había dado cuenta? Era muy despistada.

-En pocas palabras, les diste la oportunidad de...- Jisoo no alcanzó a finalizar su oración porque Rosé le tapó la boca con ambas manos. Estaban en la vía pública y decir ese tipo de cosas no estaba muy bien.

-Unnie deberías dejar de decir ese tipo de cosas.- dijo Rosé avergonzada. Jisoo al ver que no quitaba sus manos de encima, sacó la lengua y le lamió la palma. Al instante la menor alejó sus manos con una expresión de asco en su rostro.

-Tú deberías dejar de decirme unnie en la calle. Ahora tendrás que referirte a mi como oppa. Jisung oppa.- dijo con aires de orgullo la pelinegra. Rosé se limpió la mano en su chaqueta y le dio un leve golpe en el hombro a Jisoo.

-Deberías estar buscando un taxi Jisung oppa.- contestó de manera sarcástica la neozelandesa mientras se cubría de nuevo la boca. Jisoo rio por lo bajo y volvió a prestar atención a la calle para ver si se aproximaba algún taxi. Por suerte, no tardaron mucho en encontrar uno disponible.

Jisoo hizo la señal para que se parara, y cuando lo hizo, le abrió la puerta trasera y dejó que pasara primero la menor, tras ella subió también al vehículo. El conductor los miró por el retrovisor, eran una parejita un tanto llamativa, tanto por el cabello largo de Jisoo versión hombre y la belleza de Chaeyoung.

-¿A dónde se dirigen, jóvenes?- preguntó el hombre.

-Vamos a Seodaemun-gu.- contestó apresuradamente la mayor.

-Buen lugar. ¿Están en una cita?- volvió a cuestionar el entrometido señor.

-Si, le debo a mi novia una cita por nuestro quinto mes, así que quiero compensarla de la mejor manera.- respondió Jisoo. La menor volteó a verla con cara de sorpresa y como preguntando "¿Es en serio?" A lo que la mayor confirmó asintiendo con la cabeza. Sabía que era importante ir a ver a esa tal madame Yung, pero era más importante compensar a su novia, y mucho más por lo que le había dado aquel día.

-Vaya, que joven más atento.- respondió el hombre al volante, luego se puso en marcha con dirección al lugar solicitado.

Rosé se abrazó con cariño al brazo de Jisoo. Su semblante ahora rebozaba de felicidad.

-Soy muy afortunada de tenerte, Oppa.- dijo Chaeyoung con tono burlón, le parecía divertido llamarla así.

Y Jisoo, por dentro estaba muriendo, la menor era tan linda y tierna, que le daban una inmensas ganas de comérsela a besos ahí mismo, pero se contenía porque era un poco peligroso el que Rosé se quitara el cubrebocas. Había una gran posibilidad de que alguien la reconociera.

Sin más, pasaron todo el viaje en completo silencio, aunque de cuando en cuando el hombre les sacó un poco de plática.

Al llegar a la zona del barrio, Jisoo le pagó al conductor y ambas salieron del vehículo. Instantáneamente los ojos de Chaeyoung brillaron ante todos los letreros de neón, los puestos de comida, la gente divirtiéndose. El lugar estaba muy concurrido y animado.

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