XXVI

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Capítulo 26

-También me agradas cuando no estamos peleando. –hizo una pausa- Eres divertida, admiro tu alegría y la forma que tienes de ver la vida. Eres inteligente y una chica fuerte, que se respeta a sí misma. Y me encanta que seas la única chica en la universidad que tiene algo además sexo en la cabeza. También eres tierna, carismática y bondadosa. Un ejemplo. –se encogió de hombros.  

Sonreí. 

-¿Así que ya no soy la pesada molesta? 

-¿Yo ya no soy el amargado insensible?

-Para nada Harry. Has sabido mostrarme que estaba totalmente equivocada. Eres un chico asombroso. 

-Por supuesto que tú ya no eres la pesada molesta. También has sabido enseñarme que no hay que juzgar un libro por su portada. Y eres el ejemplo de mujer guerrera. 

-¿Me darías un abrazo?

-Por supuesto que sí. –sonrió dulcemente mientras ladeaba la cabeza.  

Me puse de pie y rodeé la mesa. Harry también se puso en pie de un salto y llegó hasta mí. Lo rodeé por la cintura y apoyé mi mejilla en su pecho. Él puso sus brazos alrededor de mis hombros, y nos quedamos ahí. Subí mi mirada. Harry tenía que agachar la cabeza ya que yo era más baja que él. Y nos quedamos así. Se agachó un poco más y sus labios acariciaron los míos. 

-Admítelo. Me quieres, Styles. –susurré rozando sus labios. 

-¿Tú me quieres? –seguíamos usando el mismo tono, a la misma distancia. 

-Sí.

-Yo también. –y ambos sonreímos. Puse mis manos sobre su pecho y estiré mi cuello para besarlo. Me encantaba besarlo. 

Alguien aclaró la garganta. De inmediato me separé de Harry. Quería que me tragara la tierra, la vergüenza era increíble. 

-¿Están listos para ordenar? –preguntó aparentemente incómodo el mesero. Era un joven que tendría como mucho veintitrés años. Era no muy alto, cabello espeso y negro, ojos grises con largas pestañas y tez morena. Guapo. Muy guapo. Me miró y me regaló una sonrisa de medio lado. 

-Vamos a ordenar. –gruñó Harry. Se posó tras de mí y me abrazó por la cintura. 

Sonreí graciosa. 

-¿Qué desean ordenar? –dijo el chico. 

-¿Qué quieres ordenar tú, amor? –me preguntó Harry .Fruncí el ceño. Volteé rápidamente mi cabeza para verlo por sobre mi hombro. Él se estiró y besó mis labios y luego le dio una mirada salvaje al mesero.

Entendí todo. 

Quise reír. Bien, con que eso quería. 

-Lo que tú quieras ordenar, cariño. 

-Bien. Por favor dos filetes de salmón con ensalada de la casa, verduras, papás al horno y arroz al dente. 

El chico anotó rápidamente en su libreta de mano. 

-De beber que desean. 

-Otra botella de champán, por favor. 

-De acuerdo. 

Anotó algo más. 

-Gracias. Por favor retírese. –Dijo Harry con tono cortante. 

El chico asintió y salió a paso rápido del salón. Carcajeé. 

-¿Amor? ¿Enserio Harry? –me burlé. Él se encogió de hombros con indiferencia. 

-¿Es que acaso no veías la forma en que ese idiota te estaba mirando? –gruñó. 

<<Oh dios...>>

-¿Soy yo o estás celoso?

-¿Yo? ¿Celoso? –bufó. 

-¡Estás celoso! –exclamé antes de acercarme a él para colgarme de su cuello. 

-No es verdad. –dijo mientras me estrechaba contra su cuerpo- Pero espero que no vuelva a aparecerse por aquí. 

Reí. Me estiré y besé su mejilla para luego volver a mi puesto. Seguimos charlando y unos minutos después llegó la comida, comimos y seguimos con la charla. Harry me hacía reír, era adorable. Antes de llegar el postre el teléfono de Harry sonó. 

-¿Sí? –respondió rápidamente. - ¿Qué?... ¿Cuándo?-sonaba alarmado, preocupado- ¡¿Por qué la dejaste sola?! ¡Te dije que no la podías perder de vista!... ¿Y sus medicamentos?... De acuerdo. – gruñó y colgó. Lo miré con atención. Sacó su billetera y arrojó un buen mazo de billetes sobre la mesa. 

-¿Qué ocurre? –le pregunté. 

-Lo siento mucho. Debo irme. Si quieres puedes pedir un taxi. 

-¿Qué? ¿Adónde debes irte? –pregunté exaltada. 

-Gemma…-murmuró. 

-Te acompaño. –me puse de pie de un salto. 

-No es necesario. –dijo antes de salir del pequeño salón.

-Sí que lo es. ¿Crees que sólo vine por comer? Vine por ti Harry. -<<Oh, oh tal vez no debía decir eso>>- Y por esa misma razón me iré contigo.- Harry suspiró en algo parecido al alivio. Subimos al auto y condujo a su casa a gran velocidad. No cruzamos palabra en todo el trayecto, no creí lo más apropiado romper aquél silencio. 

Harry entró de golpe a su casa y yo tras él. 

-¡Brooklyn! –gritó.- ¡Brooklyn! –repitió al ver que no respondía. Unos segundos después una joven, baja, rellena, morena y con el pelo bastante rizado y negro bajó las escaleras.  El miedo se dibujaba en sus pequeños ojos color chocolate.- ¿Qué demonios ocurrió? –refunfuñó. 

-N-Nada Harry…-balbuceó. Así que yo no era la única que se sentía intimidada con Harry alrededor. 

-¿Cómo que nada? ¿Entonces para que me llamaste? ¡Estaba ocupado! –exclamó con ferocidad. Tenía que calmarlo o terminaría por golpear a la pobre chica. Por instinto me acerqué a él. Me planté frente a su enorme cuerpo y puse mis manos sobre su pecho con la intención de calmarlo. 

Harry bajó la mirada a mí y sus músculos parecieron visiblemente más relajados. Cerró los ojos en un suspiró y se tranquilizó. 

-¿Qué le ocurrió a Gemma? 

-Creo que sólo fue una pequeña decaída. 

-¿Decaída?

-Sí. 

-¿Le diste sus medicamentos?

-Sí.

-¿Está bien?

-Eso creo. 

-¿Eso crees?

La chica asintió frenéticamente con la cabeza.

-Puedes irte Brooklyn. Gracias por todo. Ten. –dijo y le entrego un par de billetes. La chica tomó sus cosas y antes de que pudiera parpadear, la pobre chica ya estaba fuera. 

-Iré a verla. –dijo Harry y fue corriendo hasta la habitación de su hermana. Fui tras él. 

-Hola pequeña. –murmuró Harry. Gemma estaba tendida en la cama. Lucía pálida y agotada. Tenía oscuras bolsas bajo sus ojos y sus labios y mejillas sin ninguna nota de color. 

-Hola Harry. ¿Qué tal su cita? –aún no había notado mi presencia.  

-Muy bien pequeña. ¿Cómo te sientes? –se apresuró. 

-Estoy bien. –dijo. Trató de acomodarse pero una brutal mueca de dolor desfiguró su tierno rostro. 

-¿Qué tienes? –dijo Harry alarmado. 

-Nada grave. Sólo me duele un poco el pecho. –respondió Gemma en tono tranquilizador. 

Harry me miró con ojos como platos. Me arrojó las llaves de su auto. 

-Enciende el auto. Nos vamos al hospital. 

Asentí y corrí al auto. Lo encendí como dijo Harry e instantes después apareció él cargando a su hermana en brazos.     

Let me love you (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora