XXVII

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Capítulo 27

-¿Podrías conducir? Yo me iré atrás con Gemma. 

-Claro. –respondí. Harry se metió en el asiento trasero con Gemma y arranqué el auto. 

Conduje lo más rápido que pude hasta el hospital más cercano. Salimos del auto y me adelanté a Harry para llamar a una enfermera. Una mujer de mediana edad se acercó a mí. Le dije que traíamos una niña enferma y corrió por una camilla. Rápidamente un grupo de enfermeros en uniformes color verde azulado se acercaron. Harry entró con Gemma en brazos. La pequeña parecía peor con cada minuto. La depositó en la camilla y todos los enfermeros corrieron alrededor de la camilla por el pasillo. No dejaron a Harry pasar, se adentraron a otra sala y cerraron las enormes puertas metálicas. Regresé junto a él a la sala de espera y nos tumbamos en las sillas. El gesto de Harry era duro, frío, impenetrable. 

Apreté su mano con la mía. Él volteó a mirarme. 

-¿Estás bien? –pregunté suavemente.

El asintió con la cabeza. 

-¿Seguro?

-Sí. –respondió seco. 

Suspiré. Sabía que me necesitaba. 

Me paré de mi silla. Él me miró con el entrecejo fruncido. Me senté en su regazo.  Enrollé mis brazos alrededor de él y apoyé su cabeza en mi pecho. Sentí las gotas tibias de sus lágrimas resbalar por la piel de mi escote. 

Comencé a acariciar su espalda, sus brazos y su cabello. Tranquilidad, eso era todo lo que necesitaba. Después de algunos minutos se separó de mí. 

-Todo estará bien. –murmuré y acuné su rostro en mis manos. Lo acerqué a mí y lo besé suavemente. El jadeó. Mordió mi labio y me di cuenta que estábamos haciendo una escena en el hospital. Me alejé de él. 

-Gracias…-murmuró.

-¿Por qué?

-Por todo esto…Eres…Eres grandiosa, lo tengo que aceptar. 

Sonreí.

-No hay problema. 

Me recosté contra su pecho. Tenía sueño. Era casi media noche. Me quedé dormida antes de notarlo.  

Me acariciaban el cabello. Lo metieron tras mis orejas. Desperté. Harry me miraba con atención. 

-Lo siento. No quería despertarte. 

Sonreí. 

-¿Qué hacías?

-Mirándote. –dijo simplemente. 

-¿Mirándome? ¿Qué me estabas mirando? –pregunté con dulzura. 

-Te ves linda mientras duermes. –sonrió. Me abrazó por la cintura y me acercó a su cuerpo. Me besó. Me besó con delicadeza, con ternura. 

Me sentía por las nubes. Sentí los pasos aproximarse. Me alejé de Harry. Una enfermera nos miró y sonrió con malicia. 

-¿Es usted el joven Styles? ¿Hermano de Gemma? 

-Sí, soy yo. ¿Puedo verla?

Nos pusimos en pie. 

-Claro. Los familiares pueden pasar a verla. –miró a Harry y luego me dio una mirada a mí- ¿Y la señorita es…? 

-_____.

-Mi novia. –se apresuró a contestar.  

-Si el joven Styles autoriza su visita, con gusto puede hacerlo. 

-Yo la autorizo. –respondió Harry. “Mi novio” 

-De acuerdo. –dijo la enfermera.

-¿Cómo se encuentra? –pregunté.

-Bien. Es una niña muy fuerte. Tuvo una recaída, una fuerte. Tal vez los medicamentos ya no hacen tanto efecto en su sistema. Además sus pulmones se están hinchando, llenando de líquido y eso está haciendo presión en su caja torácica. Haciendo que su corazón ya no tenga tanto espacio para

dilatarse. Puede que le cueste mucho a las arterias llevar la sangre al corazón, a eso debemos el dolor de hoy. –explicó la enfermera. 

-¿Y qué pasa si esto vuelve a ocurrir?

-¿Ya había ocurrido antes? –preguntó la mujer. Harry negó con la cabeza.- Bien. Pues si vuelve a ocurrir, tendrán que correr al hospital. La próxima vez puede que la recaída no tenga piedad. 

Harry tragó saliva. 

-De acuerdo. 

-Así es. Gemma tendrá que pasar la noche aquí, solo para realizarle algunos exámenes. Pero es muy posible que para mañana en la tarde de den de alta. 

-Muy bien. –volvió a responder Harry. 

-Por ahora Gemma está durmiendo, así que…Si quieren pueden verla ahora o venir mañana en la mañana. 

Harry me miró. 

-Vendremos mañana.

-De acuerdo. Que tengan buena noche. –dijo con una mirada llena de picardía. <<Oh, dios>> 

-Hasta luego. –respondimos ambos. 

La mujer ladeó la cabeza y se dio vuelta para desaparecer por los pasillos del hospital. 

Suspiré. 

-¿Nos vamos? –preguntó Harry. 

-Claro.

Tomó mi mano y salimos del hospital atrayendo varias miradas. Subimos al auto de Harry. Tan pronto como lo puso en movimiento me quedé dormida. 

Desperté frente a la casa de Harry. 

-Harry…Mi casa. –murmuré. 

-Quédate conmigo. Por favor. Necesito a alguien conmigo esta noche…Te necesito. Por favor…- tomó mis manos. 

Suspiré. <<Si mis padres se enteraran de esto…>> 

-Por supuesto. 

Bajamos del auto y entramos a la casa. Harry no encendió la luz hasta llegar a su habitación. Encendió la luz y se retiró la chaqueta. La dejó sobre su escritorio. Soltó dos botones de su camisa y luego se sentó en la cama para quitarse los zapatos. Sacudió su cabello y luego me dirigió una mirada. Yo seguía de pie en el umbral. Harry se acercó a mí, me tomó la mano y me llevó hasta la mitad de la habitación. Allí deslizó suavemente mi chaqueta sobre mis brazos y hombros. La puso junto a la suya. Se hincó frente a mí y retiró con cuidado mis zapatos. Volvió a ponerse en pie. Mandó todo mi cabello tras mis hombros y desabrochó mi collar. Lo dejó sobre la mesilla de noche. Volvió frente a mí. Me retiró los aretes y los dejó junto al collar. Ambos en silencio. Sólo mirándonos directamente a los ojos. Había electricidad y sensualidad en el aire. 

Tomó mi mano y gentilmente me hizo girar sobre mis talones. Quedó tras de mí. Y bajó con lentitud la cremallera de mi vestido. Cayó al piso, alrededor de mis pies. <<Dios…>> Me entró pisando fuerte la vergüenza. Quería taparme. Quería correr al baño a encerrarme. Quería ocultarme. No quería que Harry me viese. ¿Y si no era suficiente para él? Harry ya me había visto así, pero no fue algo que pudiera considerar “consentido” o “intencional”…Esto sí lo era.  

Let me love you (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora