Let me love you (Harry Styles)

XLV

Capítulo 45

Pasamos el resto del día junto a Gemma y en la noche nos fuimos a casa. Al llegar ____ bostezó. 

-Harry. ¿Te has dado cuenta que paso más tiempo aquí que en mi casa? –preguntó risueña. 

Me encogí de hombros. 

-Ahora ni siquiera voy a dormir a casa. 

-Me gusta que duermas conmigo. –envolví mis brazos en su cintura. 

-Pero nunca nos quedamos en mi casa. –hizo un puchero. 

-Me daría vergüenza con tus padres. –admití. 

-Pero ellos nunca están en casa. –protestó. 

-¿Quieres quedarte en tu casa? 

-Pero contigo. –frunció el ceño. 

Pensé por unos segundos. Tenía razón, siempre se quedaba en mi casa, pero yo nunca en la de ella. ¿Y qué si llegaban sus padres? Pero ella decía que nunca estaban…y nunca había dormido en su cama. 

-¿Hoy estarán en tu casa? 

-No lo creo. 

-¿Crees?

-No estarán. –sonrió. 

-¿Quieres ir?

-¿Tú quieres?

Me encogí de hombros.

-Nunca he dormido en tu cama. 

Ella rió. 

-Vamos. 

-Vamos. 

Guardé algo de ropa en una mochila y fuimos directo a la casa de _____. Tal como ella lo dijo, sus padres no estaban.  Al entrar a su habitación ella se lanzó a su cama. 

-¿Qué ocurre si llegan tus padres?

-No van a llegar. –insistió. 

Suspiré. 

-De acuerdo. 

Ella me miró por unos segundos. 

-Tengo sueño. Ven aquí. –extendió los brazos. Sonreí y me acerqué a ella. 

Luego de cambiarnos para dormir, nos fuimos directo a la cama y en unos minutos ambos estábamos dormidos.  

La mañana siguiente pasó rápido. Como de costumbre, fuimos con Gemma, que cada vez se ponía mejor y mejor. En la tarde fui a almorzar con _____ a un restaurante cerca al hospital, volvimos con Gemma y en la noche fuimos a mi casa a dormir. El siguiente día pasó igual, desayuno, Gemma, almuerzo, Gemma, dormir. No más. Y así el siguiente par de días. 

Esa mañana, luego de despertar, recibí una llamada. Era del hospital diciendo que Gemma sería dada de alta ese día. _____ seguía dormida junto a mí. 

-______...-murmuré mientras le acariciaba la piel descubierta del brazo- Princesa…despierta. – besé su hombro- Linda, por favor despierta. –ahora acomodé el cabello que le caía sobre el costado de la cara- ____...-le planté un beso en los labios, ella sonrió con los ojos aun cerrados y se estiró en la cama. 

-¿Qué ocurre? –susurró en cuanto abrió los ojos. 

-Van a sacar a Gemma del hospital. 

-¿Hoy?

-Sí. De hecho debo ir ya para firmar los documentos de salida. 

-Genial. –sonrió- Ve y date una ducha, luego entro yo. 

-¿No vienes conmigo?

-Estoy cansada déjame dormir un poco más. –sonrió. También lo hice, volví a besarla y fui directo a la ducha. Diez minutos después salí con una toalla envuelta a mi cadera. ____ estaba extendida en toda la cama, con la cabeza hundida entre las almohadas y las sábanas arremolinadas encima de ella. 

Me metí entre mi pantalón de mezclilla, una camisa de franela y mi chaqueta de piel. 

-Despierta. –le besé la parte posterior de la cabeza. 

A regañadientes _____ se fue a la ducha, mientras yo me dirigí a la cocina a hacer algo para desayunar. 

Una nueva carta se asomaba bajo la puerta. 

La leí rápidamente. <<Maldición>> El embargo era un hecho, ya había una orden y en cualquier momento llegarían a sacarme de casa. <<Maldición, maldición, maldición>> Lancé la carta sobre el sillón y me concentré en preparar té, tostadas y huevos. 

-Hola lindo. –escuché la voz juguetona de _____ detrás de mí. 

-Hola. 

-Huele bien. 

Asentí con la cabeza. 

-¿Qué tal dormiste? 

Volví a asentir. 

-¿Qué tal está Gemma? –preguntó luego de unos segundos. 

-Bien, supongo. 

Ella me observó atentamente. 

Puse los platos sobre la barra y me senté a comer en silencio. La maldita carta no salía de mi cabeza. ¿Qué haría? Tenía el estómago cerrado. 

-Harry. –ella tomó mi mano por encima de la mesa. 

Levante de mi vista de los huevos a medio comer y la tostada apenas mordida y a su rostro preocupado. 

-¿Qué ocurre?

-Eso te pregunto. ¿Qué te ocurre Harry? ¿Estás bien? 

-Tranquila. No ocurre nada. –besé el dorso de su mano y tomé un sorbo de mi café. 

Ella entrecerró los ojos en mi dirección y siguió comiendo en silencio. Luego del desayuno, nos fuimos en silencio al auto.

-¿Quieres que yo vaya por Gemma mientras tu firmas los documentos?  -ofreció. 

Me limité a encogerme de hombros. 

-¡Maldición, Harry! ¡¿Qué demonios te ocurre?! ¿Por qué no quieres decirme? –exclamó. 

Frené el auto. <<Maldición>> Me froté el rostro con las manos. 

-Dímelo Harry…por favor. –murmuró ahora más tranquila mientras pasaba su mano a lo largo de mi brazo. 

-Son más problemas, más estúpidos problemas. 

-¿Qué ocurrió? ¿Tiene que ver con tu hermana?

-No, ella está bien. Es sólo que…-corté. 

-¿Qué? ¿Qué ocurre? Vamos, sabes que puedes decirme lo que quieras. 

-No es nada. 

-Dime. –insistió. 

-Enserio, no es nada. 

-¿Por qué no me lo quieres decir?

-Porque no quiero preocuparte. Son mis problemas, no tengo porqué meterte a ti. 

Ella suspiró. 

-Harry, si son tus problemas, también son los míos. Si te afecta a ti, también a mí. 

Volteé a mirarla. La honestidad en su rostro, demonios, lo decía enserio. 

Tomé su mano. 

-Es mi casa. 

-¿Qué ocurrió? –frunció el ceño. 

-_____...mi casa…van a embargar mi casa.