Ver el problema, aceptarlo, pedir ayuda, y salir adelante. Muchas veces esas palabras suelen ser una travesía y aún más cuando la depresión se vuelve tu mejor amigo.
Ya estaba realmente cansada de fingir estar bien ante los demás, estaba cansada de la tristeza, del vacío dentro de mi, de las pesadillas por la noche, simplemente estaba cansada de la forma en cómo estaba viviendo, era obvio que necesitaba salir del abismo en donde me encontraba y la solución estaba en pedir ayuda y así lo hice, una noche hable con papá y le conté todo y el sin dudarlo me apoyó de inmediato.
Acudí con varios psicólogos, y a muchos de ellos les impactó mucho mi historia, se impresionaban de todo lo que había pasado. Algunos de ellos me felicitaron porque que a pesar de la tristeza que gobernaba en mi nunca trate de atentar contra mi vida.
Hablar con ellos me hacía sentir mejor porque podía llorar sin miedo a que me escucharán, podía decir todo lo que sentía. s
Sin duda recibir su ayuda me hizo ser más fuerte, me permitió encontrar a la niña que creí se había ido lejos.
Sin duda el camino fue largo y fue muy duro los primeros días pero con ayuda de psicólogos, doctores, grupos de apoyo y sobre todo con el apoyo de mi familia pude sonreír de nuevo y ahora sí era una sonrisa real ya que la sentía en el corazón.
Pedir ayuda nunca es malo, al contrario es la decisión más valiente que podemos tomar en la vida, porque es ahí donde radica la verdadera felicidad y es justo en ese momento donde la mentalidad en donde deseas que todo acabe pronto se esfuma y en cambio nos convierte en personas infinitas que no piensan en nada sólo en vivir su vida a su manera, siendo felices y disfrutando de lo bueno y aprendiendo de lo malo.
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Cuando las estrellas hablan (mamá).
Short StoryNo se muere de haber nacido, ni de haber vivido, ni de vejez. Simplemente se muere de algo. Saber que mi madre a su corta edad ya estaba condenada a un fin próximo, no atenuó su horrible sorpresa. Dentro de ella, un cáncer, se había apoderado de la...