✎ Capítulo 2

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Primer Vistazo

Tenía mi rutina de todos los días la cual consistía en levantarme y vestirme con mis típicas ropas como mi suéter de cuello largo, unos jeans para nada llamativos y mis adorados zapatos. Nunca variaba en colores y tampoco es que me gustara vestir de color amarillo,  rojo, celeste y de ese tipo si no que prefería usar colores más oscuros y apagados como el negro, gris, o azul.
Segundo, me preparaba el desayuno; Unos ricos hotcakes con miel y en el primero unos trozos de fresa para acompañar. Vaya que delicia.
Por último seguía dirigirme al sitio que más me gustaba para relajarme y observar todo con detenimiento; El restaurante Loves and Laughs.

Por mucho tiempo analizaba el nombre de aquel sitio, en plan, ¿Por qué Amores y Risas? Y con el tiempo me di cuenta de que en verdad si entrabas a ese lugar podías conseguir el amor y unas cuántas risas. Muchas personas que iban allí a cenar, y con personas me refiero a esas parejas que recién están comenzando algo pero que aún no son nada oficial, luego mágicamente después de comer en aquel lugar salían siendo novios. Era como si tuviera una magia que al entrar y comer algo de allí obtenias amor y luego unas risitas.

¿Muy extraño no? Pero yo no iba por esa razón completamente, si bien me reía y sonreía bastante por el agradable ambiente que se vivía allí, también iba y voy aún por la simple razón de que me siento muy cómodo. Y es que cuando llego pido lo de siempre, saco mi laptop y me pongo a escribir cosas, a dibujar o hasta a editar fotografías. Es como mi habitación pero mucho más pública.

Así que me encontraba en pleno metro con la funda de la laptop en mano dirigiéndome al restaurante. Se acercaba la hora de almorzar y  no me perdería por nada comer algo allí. Mientras iba agarrado de una baranda con la funda a mi costado me di cuenta de que algunas miradas estaban sobre mí, y vaya que incómodo es darse cuenta. Una chica de cabello negro y piel pálida me iba pegando pequeñas "miradas" durante todas las estaciones y lo peor es que me había dado cuenta y la miré en el momento preciso, directamente a los ojos.

Ella rápidamente miró hacia el lado simulando que no estaba haciendo nada pero ya era muy tarde, sabía que me estaba mirando. Desde donde estaba podía captar sus mejillas enrojecidas y signos de que estaba avergonzada. Aún así no sé que estaba esperando, ¿Que le guiñara el ojo? ¿Que le hiciera una seña o qué? Yo no lograba comprender pero el tren ya había llegado a la estación y yo debía bajarme. Cuando lo hice por mi mente se me pasó la idea de decirle adiós a la chica con mi mano pero obviamente no lo haría, ni sé porqué se me había ocurrido eso.

Salí rápidamente del metro y caminé unas cuantas cuadras hasta llegar al restaurante. Estaba en frente de él y lo miré imponente, llamativo y hermoso. Dios, como me gustaba este lugar. Por suerte el recorrido no era muy largo y solo debía tomar el metro luego caminar unos minutos y llegaba sin más.
Entré y divisé a lo lejos la mesa en la que siempre me sentaba. Al fondo casi al lado de la vitrina. Me gustaba esa mesa porque aparte de que estaba casi al frente de la vitrina la cual me daba buena iluminación también me daba unas buenas vistas de la calle. Que no era para nada fea, la calle limpia de basura, automovilistas calmados y ese singular semáforo que se situaba en la esquina. Era el paisaje que veía todos los días si así se podía decir.

Aún no llegaba la hora de almorzar así que saqué mi laptop de la funda y la coloqué sobre la mesa sin hacer mucho ruido. La clientela en el lugar era moderada al igual que el volumen, no eran de esos restoranes donde la gente prácticamente no habla y se gritan teniéndose al frente. Menos mal.
Cuando se encendió abrí Word y me dispuse a terminar de escribir algunas cosas. No era una historia ni nada solo algunos apuntes que había comenzado la noche anterior.

Unos segundos bastaron para que llegara el mesero a atenderme con su sonrisa de oreja a oreja.

—¡Oh señor Kyungsoo! ¿Va a querer lo mismo de siempre?— Ofreció a lo que yo asentí apaciblemente. Al principio no me gustaba que me dijera señor puesto que sonaba como si ya tuviera mi buena edad y tan solo tengo veinticinco pero luego pensé que podía ser el vocabulario que debían mantener con los clientes.

Relato De Un Escritor ❥ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora