Secreto

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Marinette estaba arrodillada en el suelo de su habitación, mientras veía como Adrien, quien había ido a jugar videojuegos con ella, estaba profundamente dormido, acostado en el suelo, ya que ella fue llamada por su madre y al volver, lo encontró durmiendo.

Ya hacía un par de horas en que empezaron a salir y aún no lo creía, seguía pareciendo un sueño.

Con atrevimiento, se puso encima de Adrien y acercó su rostro para darle un beso.

Ellos eran novios así que no estaba mal ¿verdad?

Sólo un beso y él no se daría cuenta.
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Adrien abrió sus ojos y vio a su novia, arrodillada a su lado, con los ojos llorosos.

-Yo... soy una chica muy mala, será mejor que termines conmigo por que soy una mala influencia.

Dijo ella y él sonrió mientras se sentaba.

¿Marinette Dupain-Cheng, una chica mala?

Hasta Rose podía ser una supervillan pero Marinette, no.

-No te preocupes, no voy a terminar contigo, pero dime ¿cómo estuvo el beso que me diste?

Preguntó el chico y Marinette se espanto.

¡¿Él se dio cuenta de que lo beso en la mejilla mientras parecía estar durmiendo?!

¡Ella no era una chica mala, él era un chico malo!

Éso no se podía quedar así.

-T-tus mejillas están algo rellenitas, gordo.

Y las palabras de Marinette hicieron eco en la cabeza de Adrien.

¿Gordo? ¿Mejillas rellenitas?

El chico sonrió levemente y saltó sobre su novia.

-¿Con qué estoy gordo? Ahora verás.

-¡No! ¡Cosquillas no!

Y Adrien se puso a hacerle cosquillas a su novia hasta que ella lo empujó y se fue corriendo al baño, a punto de hacerse pipi.
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Un par de minutos después.

Sabine al no sentir ningún ruido provenir de la habitación de su hija, fue a ver sí estaba y se llevó una sorpresa al ver a Marinette, abrazando a Adrien, mientras los dos dormían en el suelo, con varios de los juguetes que Marinette usaba cuando hacía de niñera, teniendo ella sobre el pecho del chico el muñeco de Chat noir, al cual abrazaba, y Adrien, usando la muñeca de Ladybug como almohada.

La mujer sonrió y regreso abajo, dejando que los dos tortolitos, duerman tranquilamente, la siesta.

Una vez quedaron sólos, Adrien abrió un ojo para asegurarse de que estén sólos y sonrió antes de abrir el otro.

A diferencia de Marinette, él sí podía ser un chico malo sí quería.

Con atrevimiento, acostó a su novia por completo en el suelo, para levantarse levemente y acercar su rostro al de ella, dándole un pequeño beso en los labios.

Ése beso, sería su secreto por mucho tiempo.

Maratón, AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora