¿Huir?

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En la habitación de Marinette.

La chica estaba sentada en su cama, abrazando una almohada, recordando como ése día, la persona que amaba, pareció no tener intenciones de luchar por ella.

Adrien, no la amab...

Antes de seguir con sus pensamientos, Chat noir, quien tenía una mochila, pasó por la entrada al balcón, que por suerte estaba abierta, y quedó sentado como felino, mirando a la chica.

-¡Chat! ¿Qué haces aquí?- preguntó, sorprendida por ésa visita tan repentina.

-Marinette, en verdad te pido perdón por no darme cuenta antes de la asombrosa chica que eres. En verdad, te amo y te pido, huye conmigo, sé donde podemos ir, tengo dinero suficiente para vivir hasta que seamos mayores de edad.

La azabache se sorprendió por éso que dijo su amigo y abrazo más fuerte su almohada, mirando hacía otro lado, intentando controlar su corazón agitado.

-Yo... hoy al parecer terminé con la persona que realmente amo, y... no creó poder olvidarlo pronto.
Lo siento, gatito, no puedo corresponder a tus sentimientos en éste momento.

Chat noir, al oír éso, se sentó, con sus piernas cruzadas, meditando un poco en lo que diría.

Él sí quería luchar por Marinette y éso fue lo mejor que se le ocurrió para que nada ni nadie los separé.

-Marinette, yo soy Adrien.

Al oír ésa revelación, la chica se estremeció, viendo con asombro a Chat noir, quien era... Adrien.

No sólo a Ladybug, Chat noir odiaba las mentiras, así que le decía la verdad.

Era Adrien y sí lucharía por lo suyo.

El chico sonrió y le extendió la mano a su sorprendida novia.

-¿Huirias conmigo?

Volvió a preguntar, mientras la azabache veía ésa mano, aún en shock, pero pronto sonrió.

Dejando su almohada a un lado, se arrodilló en su cama, quedando cerca de su novio y apoyo ambas manos en las mejillas de él, para darle un beso en los labios, que Chat noir correspondió.

No tenía duda alguna, era Adrien y lo amaba más que antes.

Separando sus labios de los de su novio, Marinette sonrió antes de abrazarlo.

-Claro que sí, contigo, iré hasta el fín del mundo.

Con oír éso, el chico la abrazo, felíz.

Nadie lo separará de su Marinette, jamás.

Maratón, AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora