Adrien se acercó a Marinette, la cual ahora estaba sentada en una banca, y le dio una botella de agua que ella le pidió.
La azabache le dio una sonrisa, agradecida, y se puso a beber el agua.
Su garganta estaba muy seca.
Adrien sonrió y se puso de cuclillas, delante de la azabache con la que se encontró en miradas, haciendo que ella miré a otro lado.
-¿No estás enojada conmigo por que me niego a rechazarte?- preguntó el chico y ella se movió en su lugar.
Era una chica educada, no debía ponerse a gritar y a saltar de alegría... bueno, intentaba dejar de hacerlo.
Adrien apoyo sus manos sobre las de ella, las cuales sostenían la botella, ganando la mirada de su amiga.
-Marinette Dupain-Cheng, ¿me concederias el gran honor de ser tu novio?
La pregunta que Marinette tanto había soñado, al fín salió de sus fantasías y se hizo realidad.
Le gustaba a Adrien y serían novios una vez que ella responda.
La chica sonrió muy nerviosa y asintió.
-No quiero.
Respondió y Adrien casi se cae al oír éso, pero Marinette se dio cuenta de su error.
-¡No! ¡Quise decir que sí, sí te doy el honor de salir conmi... ¡digo! ¡Yo tengo el honor de salir conmigo! ¡No! ¡Quiero decir...
Interrumpiendo los nervios de la chica, Adrien se elevó un poco, besando la frente de ella, para que se calme.
El chico sonrió y se contuvo su risa al ver la mirada como de asustada de su ahora novia.
-Dejemos esto como que sí aceptas, novia.
Y Marinette cerró sus ojos, con sus mejillas sonrojadas y muy alegré mientras Adrien le sostenía de las manos con algo de fuerzas ya que ella se quería liberar para cubrir su rostro.
Ésos sonrojos y miles de expresiones de Marinette, ahora le pertenecían a él.
Ahora, eran novios.