Bravucón

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Anime/Manga: SERVAMP -サーヴァンプ-

(Sāvanpu).

Creador: Strike Tanaka.

Pareja: Tsubaki [Melancolía] x Sakuya Watanuki . [Tsubakuya].

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Jugaba con la comida con el tenedor aburrido, ya había llegado a casa luego de un largo día de estudio y a fin de cuentas no había dialogado con sus amigos del tema que tanto le preocupaba. Él también tenía a su padre, madre y hermana, solo que los adultos no eran del tipo de personas con la que preferiría hablar.

— ¿Cómo va el colegio? —. Preguntó su padre manteniendo su tono de voz firme y correcto como siempre. Él era un hombre que no le importaba realmente el bienestar de sus hijos, su verdadero interés era que tanto le podría llegar a afectar alguna decisión "errada" por parte de alguno de ellos dos.

— Bien —. Dijo desanimado. Su hermana, que estaba sentada a su lado, lo miró de reojo con algo de pena, ella sabía de la burla que estaba recibiendo últimamente, pero no estaba al tanto de los pequeños sentimientos que comenzaban a formarse en su interior.

— ¿Sigues hablando con el maricón de tu amigo?—.

— Papá... —. Sakuya frunció el ceño, sabía a quien se refería pero realmente odiaba la manera que tenía de expresarse y no pensaba seguirle el juego.

— Es verdad, hijo, yo no tengo nada contra los maricones pero la verdad es que es algo incómodo —. El adulto se encogió de hombros restándole importancia y el peliverde se removió en su asiento recordando los roces que había tenido con su compañero. Podía decir que le causaba gracia la forma en la que decía que no tenía nada contra la homosexualidad pero igual los llamaba "maricones".

— A mi no me agrada mucho que se junte con ese tipo de gente —. Mencionó su madre sirviendo un poco más de ensalada a su plato . Su hermana la miró de mala forma mientras que él seguía jugando con los cubiertos, prefería no tener reacción ante ese tipo de charlas, sabía que no importaba lo que él diga, ellos no cambiarían de opinión.

— Sinceramente a mi tampoco. Por eso te compré una bicicleta hoy, hijo —. Sakuya lo observó de reojo sin levantar su cabeza, no podía creerlo.

— ¿Para qué? —.

— Para que no tengas que ir caminando con... ¿Cómo se llamaba? —. El adulto quedó pensativo durante unos segundos — ah si, Mahiru —. La mirada del peliverde se tornó completamente seria, no podía creer lo intolerantes que eran sus padres.

— ¿Cuál es el problema con Mahiru? —.

— Ay hijo —. La mujer hizo un gesto, como si aquello fuera algo obvio — tú ya lo sabes, es gay y encima tiene novio —. Agregó expresando desagrado.

— ¿Y eso qué tiene? —. Preguntó irritado. Sus padres lo miraron en silencio y su hermana le dió un pequeño golpe en brazo insinuándole que se callara antes de que empezara una discusión.

— No irás a la escuela con él —.

— Pero... —.

— ¡Dije que no y punto! —. Sakuya se levantó de la mesa tirando la silla hacia atrás y se apresuró a subir las escaleras para encerrarse en su cuarto . Una vez allí, se dejó caer en su cama boca abajo frustrado . Odiaba la manera tan cerrada en la que sus padres pensaban y lo peor es que lo que ellos repudiaban era posible que él lo sea.
Sus ojos se encontraban cristalizados por alguna razón que desconocía o, tal vez, prefería ignorar. Aquel sentimiento amargo comenzaba a consumirlo lentamente, necesitaba distraerse o terminaría haciendo un maratón de llanto mientras miraba telenovelas de los años noventa. Para su buena suerte, su celular vibró, lo buscó entre las sabanas y se fijó de que se trataba ; un mensaje.

Hola lechuguita~

Solo había un imbécil capaz de llamarlo así.

Cómo es que tienes mi número?

Oh lenguita, soy Tsubaki Servamp, que esperabas?

Una sonrisa de formó en rostro de Watanuki, se mordió el labio inferior comenzando a teclear rápidamente en su celular.
Ambos estaban pendientes de la conversación y no parecían querer terminarla, apesar de lo cortante que podía llegar a ser el peliverde en algunas situaciónes, Tsubaki se las ingeniaba para seguir la plática y eso le gustaba, hacía que su ánimo subiera inconcientemente. Pero también lo confundía, estaba mensajeando con el chico que lo molestaba en la escuela, con el idiota que se aseguraba de gastarle alguna broma estúpida y, sin embargo, era capaz de provocar que sus mejillas se vuelvan de un color carmín con un simple coqueteo o insinuación absurda.
Definitivamente debía estar loco.

Estaba tan centrado en su celular que no notó cuando su hermana mayor ingresó a su cuarto. Ella se quedó unos segundos en el marco de la puerta admirando la sonrisa y emoción que tenía plasmado en el rostro el peliverde. Con los comentarios ofensivos, despreocupación y críticas constantes por parte de los adultos era difícil ver aquél tipo de emociones ser expresadas por el menor.

— Sakuya... —. Apagó la pantalla del celular colocándolo con rapidez en la cama en lo que se giraba sorprendido. Ella lo miraba con una sonrisa algo sorprendida y estaba conteniendo algún comentario sobre el sonrojo de su hermano. — Papá dice que ya es hora de dormir —. Mencionó más tranquila, lo saludó y se retiró de la habitación con una pequeña sonrisa.

Watanuki soltó un suspiro cansado, a decir verdad, tenía sueño, y un bostezo lo afirmó. Tomó las sabanas acurrucandose entre ellas y dando vuelta su almohada para sentir el lado frío de la misma, definitivamente adoraba esa sensación. Abrió los ojos al recordar que su charla había quedado por la mitad y que si se movía podría tirar el celular que se encontraba a los pies de su cama.

Adiós.

Sonrió con orgulloso al notar que su mensaje había quedado tan cortante como quería, el punto definitivamente le daba su toque.

Descansa cariño

Demonios, otra vez sus mejillas estaban ardiendo por un simple mensaje. ¿Cómo es que él sabía que iba dormir?, era algo aterrador aunque, si lo pensaba con más lógica, era algo normal debido a la hora que era. Que más da, no importaba, debía dormirse y dejar de pensar o sinó mañana le costaría despertarse y no quería escuchar a su hermana gritar que llegarían tarde.
Se arropó un poco más y su último pensamiento esa noche fué el mensaje que le había mandado tan peculiar pelinegro.